Los social-comunistas «salvan» a Pablo Casado

18 de Febrero de 2022
Actualizado el 02 de julio de 2024
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Casado Fiscalia

Desde que Pablo Casado alcanzó el liderazgo del PP ha utilizado siempre un lenguaje en el que se refería tanto al PSOE como al resto de partidos nacionales de izquierda como «social-comunistas» o, directamente, «comunistas», como si eso fuera un insulto o una descalificación.

Ahora, en medio de la guerra abierta ya entre la Dirección Nacional del PP e Isabel Díaz Ayuso, Pablo Casado está encontrando en los partidos de izquierda a «sus mejores aliados» para derrotar a la presidenta de la Comunidad de Madrid.

Que el presidente del Partido Popular no aguanta ya más a Ayuso, la que fue su gran apuesta, ya no es ningún secreto. Hasta ahora habían mantenido las formas y, sin embargo, todo se ha venido abajo tras unos resultados en Castilla y León muy por debajo de las expectativas pero, sobre todo, tras volver a escuchar Casado los gritos de «¡presidenta, presidenta!» recibidos por Ayuso en el cierre de campaña en Valladolid.

Durante los últimos meses, el líder del PP ha aguantado estoicamente cómo sus propios militantes miraban a Isabel Díaz Ayuso como la única esperanza del partido. Lo ocurrido en la capital pucelana fue la gota que colmó el vaso y las informaciones surgidas sobre el supuesto espionaje han terminado por romper una paz impostada que todo el mundo veía que, tarde o temprano, iba a derivar en una guerra cruel y dolorosa.

Desde que ha estallado el escándalo del supuesto espionaje y las presuntas irregularidades en el contrato adjudicado por la Comunidad de Madrid para la compra de mascarillas, por el que el hermano de Ayuso cobró una cantidad que oscila entre los 300.000 euros que afirmó Casado en la Cope y los 55.000 que señaló la presidenta madrileña en un comunicado, una pregunta ha surgido: ¿por qué ni Casado ni Teodoro García Egea no presentaron la documentación que tenían ante la Fiscalía? ¿Acaso seguimos con el mantra de que siempre es mejor lavar los trapos sucios en casa? Si tan seguros están de que el Gobierno de Ayuso ha podido cometer un presunto delito de corrupción, ¿por qué no lo denunciaron?

Ese mal trago se lo han ahorrado a Casado los tres principales partidos de la oposición a Ayuso: Más Madrid, Unidas Podemos y el PSOE que ayer presentaron sendas denuncias ante la Fiscalía Anticorrupción.

Por otro lado, sorprende cómo los mismos argumentos defendidos por Pablo Casado para defender la actuación de la dirección nacional del PP son muy similares a los que están usando los «social-comunistas». «Para poder mirar a los ojos a mis hijos, en base a mis principios, tengo que garantizar que ningún dirigente del PP ha cometido una práctica corrupta o una práctica no ejemplar […] El problema es si después de ese contrato ha habido una transferencia de comisiones a un familiar. ¿Es entendible que el 1 de abril, cuando morían en España muchas personas, se puede contratar con tu hermano?», afirmó Casado.

Por su parte, el secretario general del PSOE de Madrid, Juan Lobato, señaló que interpusieron una denuncia «contra odas aquellas autoridades, funcionarios y articulares que puedan aparecer como responsables» de la presunta comisión de «delitos de prevaricación, tráfico de influencias, negociaciones prohibidas a funcionarios y caudales públicos». Además, el líder socialista afirmó que a cada información o explicación dada «más dudas tenemos» y ha añadido que «Ayuso tiene que explicar de explicaciones sobre estas comisiones».

La más beligerante ha sido Mónica García, lideresa de Más Madrid, cuando ha afirmado que se está a las puertas de «un caso mayor de corrupción» y, por eso, han presentado este viernes la denuncia ante la Fiscalía con «la confianza de que esto contribuya a saber si es prevaricación, cohecho o tráfico de influencias».

Por su parte, Unidas Podemos considera que el hermano de Díaz Ayuso medió con el gobierno regional y consiguió una comisión por ello.

La Fiscalía, por su parte, ya ha iniciado el estudio y análisis de la documentación y de las denuncias presentadas por PSOE, Podemos y Más Madrid para valorar la trascendencia penal de lo denunciado y, de este modo, decidir si incoar diligencias.

Sin embargo, la realidad es que han sido los «enemigos social-comunistas» de Pablo Casado los que le están salvando la plana porque han hecho lo que él debió hacer cuando recibió la información sobre ese contrato.

El hecho de no hacerlo, de intentar lavar los trapos sucios sin que nadie se enterara e, incluso, de llegarse a utilizar, si es que se utilizaron, unas tácticas poco éticas contra Díaz Ayuso, lo que ha provocado es una crisis sin precedentes en el Partido Popular, donde se han descubierto las costuras de una división y, sobre todo, de una oposición por parte de los principales líderes regionales hacia la gestión de Teodoro García Egea.

El tiempo dará la razón a Isabel Díaz Ayuso o a Pablo Casado pero, si finalmente es el presidente del PP quien gana la batalla del relato, deberá dar las gracias a los social-comunistas por sus denuncias ante la Fiscalía Anticorrupción.

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