Alberto Núñez Feijoo no sabe cómo contener la excesiva verbosidad de Isabel Díaz Ayuso. La presidenta de la Comunidad de Madrid se ha convertido en el «dóberman» del Partido Popular, el «poli malo», mientras que el recién llegado presidente del PP intenta ofrecer una imagen de centralidad en su labor de oposición que es absolutamente antitética de la planteada por Ayuso.
El expresidente de la Xunta de Galicia todavía no ha censurado a Ayuso por su frentismo y su negativa a aplicar el Real Decreto aprobado por el gobierno de Pedro Sánchez que contiene medidas para el ahorro energético.
Desde que gobierna Isabel Díaz Ayuso, la Comunidad de Madrid se ha colocado constantemente en una posición de insumisión absoluta, de populismo extremo y de rebelión constante contra el Gobierno de Pedro Sánchez. Ayuso, en realidad, es la dóberman que precisa el Partido Popular para hacer la oposición que sus líderes no son capaces de hacer, este tipo de oposición barriobajera que capta votos desideologizados y que darán la vuelta a su sentido una vez que los que han apoyado alcanzan el poder, es decir, el voto del «cuñao» que tanto hizo crecer a Ciudadanos.
El último Real Decreto del Gobierno de Pedro Sánchez sobre ahorro energético, basado en lo aprobado por la Comisión Europea la pasada semana, ha vuelto a provocar un movimiento de insumisión y rebeldía por parte de la Comunidad de Madrid y, por supuesto, de su presidenta que ya ha anunciado que no va a aplicar lo aprobado por el Ejecutivo. De llevarse a efecto la amenaza, evidentemente, Pedro Sánchez estaría legitimado para activar el artículo 155 de la Constitución.
Ayuso afirmó a través de sus redes sociales que «por parte de la Comunidad de Madrid no se aplicará. Madrid no se apaga. Esto genera inseguridad y espanta el turismo y el consumo. Provoca oscuridad, pobreza, tristeza, mientras el Gobierno tapa la pregunta: ¿qué ahorro se va a aplicar a sí mismo?».
Si alguien pensaba que Ayuso se iba a quedar ahí, es que no conoce a la presidenta de la Comunidad de Madrid y al día lanzó una nueva andanada como si ella fuera el capitán Jack Sparrow y Sánchez el capitán Barbosa a bordo de La Perla Negra: «Sánchez dice: España se apaga hasta que comience mi campaña electoral para ser solidarios “con la UE”. La respuesta es NO: reduzca 20.000 millones de gastos inútiles de sus 22 ministerios».
Posteriormente, y tras la rebaja del desafío por parte del vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Enrique Ossorio, Ayuso volvió a la carga exigiendo una reunión del Ministerio de Transición Ecológica con los consejeros de las comunidades autónomas, reunión que, según afirmó la ministra Reyes Maroto, ya se había celebrado.
«La presidenta [por Ayuso] debería saber que la semana pasada ya hubo esa reunión a nivel político. Se trasladó el acuerdo al que se había llegado el martes en el Consejo de Ministros de energía», afirmó Maroto quien añadió que la estrategia aprobada seguía los parámetros estratégicos de la Unión Europea y que a los consejeros «se les explicó los motivos la urgencia para adoptar medidas y que se iba a proceder a un decreto ley».
Isabel Díaz Ayuso está manteniendo el mismo nivel de tensión que en la época de liderazgo del PP de Pablo Casado. La presidenta madrileña no cede ni baja el pie del acelerador a la hora de convertirse en el ariete de la derecha y de los ultras contra el gobierno de Pedro Sánchez.
La situación generada por Ayuso está colocando a Alberto Núñez Feijoo en la tesitura de posicionarse a favor de la presidenta de la Comunidad de Madrid e instigar la rebelión de las comunidades del Partido Popular contra el decreto de ahorro energético o, por el contrario, responder al espíritu europeísta del Partido Popular y ordenar a todos sus presidentes que respeten y apliquen lo indicado desde la Comisión y el Consejo.
Feijoo está recuperando apoyo electoral gracias al planteamiento de una serie de estrategias de oposición que son absolutamente contrarias al manejo que está haciendo Isabel Díaz Ayuso. Según las encuestas, el nuevo presidente del PP está recuperando a los votantes que se marcharon a Ciudadanos y a buena parte de la que votó a Vox.
Ayuso está colocando al líder gallego en una disyuntiva muy peligrosa, sobre todo después de las advertencias de su propio grupo europeo tras los pactos con la extrema derecha. Una rebelión en toda regla, como la que está planteando la presidenta de la Comunidad de Madrid, contra una estrategia de la Unión Europea es contraria al espíritu tradicional del Partido Popular y Feijoo está obligado a posicionarse a través de la censura absoluta a los posicionamientos de Isabel Díaz Ayuso. Sin embargo, no lo está haciendo.
Además del riesgo que supone que la negativa a aplicar el Real Decreto genere en la activación del artículo 155 de la Constitución, la presidenta madrileña, en su discurso populista, se está colocando en la misma órbita antieuropeísta de Le Pen, Abascal, Salvini o Giorgia Meloni, por más que Ossorio afirme que respetan a la UE. Feijoo no puede permitir eso en la situación de fuerza que tiene ahora.