Pedro Sánchez ha hecho realidad las teorías de la conspiración de Ayuso y el PP

20 de Noviembre de 2023
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No hay nada más patético que convertir en realidad lo que era una teoría de la conspiración. Eso es lo que ha hecho Pedro Sánchez con los pactos con el soberanismo catalán y, sobre todo, con la ley de amnistía y la vuelta a España de Carles Puigdemont.

El pasado mes de julio, apenas unos días antes de iniciarse la campaña electoral para las generales, el Tribunal General de la Unión Europea (TGUE) desestimó los recursos de, entre otros, el ex presidente de la Generalitat de Catalunya, Carles Puigdemont, lo que implicaba la pérdida de la inmunidad parlamentaria de la que goza.

En plena campaña electoral, esta noticia supuso un espaldarazo para el Partido Popular, que sacó a relucir ese argumentario patriótico que le acerca, en ocasiones, tanto a la extrema derecha.

El Partido Popular, con el tema de Puigdemont, presentó a la ciudadanía una situación legal que no existía: Pedro Sánchez tenía en su mano la detención del ex presidente de la Generalitat fugado. Esto es falso porque la sentencia no era firme, no finaliza el proceso judicial, como pretendió hacer ver el PP.

Carles Puigdemont ya anunció que iban a recurrir la sentencia ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE). La decisión de este órgano sí que finalizará el proceso, entonces será cuando, si se mantiene la decisión del TGUE, se podría reclamar la detención y el retorno de Puigdemont a España. Hasta ese momento, no.

Sin embargo, el Partido Popular de Feijóo lanzó a sus voceros, tanto políticos como mediáticos, a hacer calar el mensaje, a repetir constantemente que Pedro Sánchez no quería detener a Carles Puigdemont, que había un pacto oculto entre el presidente del Gobierno y Junts. Es decir, una gran teoría de la conspiración.

Fue Cuca Gamarra la que no dudó en inventarse la existencia de ese pacto entre Sánchez y Puigdemont por el que se habría firmado una amnistía en el momento en que saliera la sentencia del Tribunal General. El gobierno salió en tromba a desmentir el bulo, pero el mensaje caló y circuló como la pólvora por las redes sociales.

«No nos cabe ninguna duda que la decisión de la justicia europea es una buena noticia para la mayoría de los españoles, pero no es una buena noticia para Pedro Sánchez porque se ha comprometido en darles impunidad a los independentistas y sabe que si es condenado por los pocos delitos quedan en el Código Penal, lo tendrá que indultar y lo indultará», afimó la secretaria general del Partido Popular.

En esta estrategia conspirativa no pudo faltar el espectáculo de Isabel Díaz Ayuso quien, a pesar de que durante la precampaña mantuvo un perfil bajo, no desaprovechó la ocasión para atacar al presidente del Gobierno.

Tras conocerse la sentencia, durante la presentación de un libro, Ayuso no dudó en afirmar que Sánchez tenía una oportunidad de oro para «cumplir su palabra».

«Hoy el independentismo ha sufrido un varapalo importante. Ahora que sabemos que la justicia europea retira la inmunidad a Puigdemont y a sus exconsejeros, qué oportunidad tiene Pedro Sánchez de cumplir, por una vez con su palabra. En el debate electoral del 2019 dijo sobre Puigdemont: Me comprometo hoy y aquí a traerlo de vuelta a España y que rinda cuentas ante la justicia española. ¿De quién depende esa decisión? Pues eso, estamos esperándole, señor Sánchez».

Los resultados del 23 de julio hicieron que Pedro Sánchez precisara de todos y cada uno de los votos del partido de Carles Puigdemont. En principio, nadie en su sano juicio esperaba que el líder del PSOE traspasara todas las líneas rojas y concediera al soberanismo catalán todo lo que le reclamaran para hacerle presidente del Gobierno. Sin embargo, todo aquel que conozca a Sánchez podía intuir que no iba a tener escrúpulos por mantenerse en el poder, como así ocurrió.

Lo sucedido en España es único en la historia: un líder político convierte las teorías de la conspiración o los ataques de bulos de sus oponentes en realidad. Esto podría demostrar desde una falta de escrúpulos o hasta una carencia absoluta de análisis respecto a las repercusiones que pueden tener las acciones sobre el futuro. Para el PSOE, desde luego, el corto y el medio plazo será terrible, cuando no definitivo.

Además, el hecho de que Pedro Sánchez haya convertido en realidad lo que fue calificado por el propio gobierno como de «bulo» es la perpetuación de que el presidente español no conoce límites. Su manual de supervivencia se ha convertido en un libro maquiavélico en el que el fin justifica los medios o, como advirtió el filósofo florentino, «cuando veáis al servidor pensar más en sus propios intereses que en los vuestros, y que interiormente busca sus propios beneficios en todas las cosas, ese hombre nunca será un buen sirviente, ni jamás podréis confiar en él».

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