Israel está pretendiendo imponer su relato a todo el mundo, es decir, condenar a todos los palestinos y que se asimile la causa de Palestina con el terrorismo. Sin embargo, hay personas dignas que no se pueden callar y, condenando los ataques terroristas de Hamás, denuncian las atrocidades de Israel.
La última víctima ha sido el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, quien, con total valentía y dignidad, afirmó que los ataques de Hamás no surgen de la nada sino que nacen "de un conflicto de larga duración, con 56 años de ocupación y sin un final político a la vista."
Esa es la realidad del conflicto israelí-palestino. Israel está ocupando una tierra que no es suya, aplicando una política de apartheid, una represión salvaje, contra la población musulmana. Todo ello sin contar con los crímenes contra la humanidad que desde hace décadas lleva perpetrando con Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este.
Las palabras de António Guterres no son, de ninguna manera, una justificación del terrorismo de Hamás. Más bien al contrario, son la confirmación de un hecho que todo el mundo conoce pero que las élites de la geopolítica no quieren que se sepa.
Ante la reacción exagerada de Israel, que ha iniciado una crisis diplomática en una institución que es vilipendiada e insultada día sí y día también por el Estado hebreo, Guterres ha denunciado la campaña de imposición del relato que los israelíes, sus aliados o varios países, como Alemania, acomplejados por su terrible pasado, además de acusar a Israel de tergiversar sus palabras.
El secretario general de la ONU no se puede quedar sólo ante una campaña contra él perfectamente orquestada por quienes tienen el poder de, incluso, decidir quién gobernará en los Estados Unidos antes de que los ciudadanos acudan a las urnas. Pedro Sánchez ha reaccionado desde la justicia y contra esa imposición del relato.
El presidente del gobierno en funciones ha afirmado que lo que ha hecho António Guterres "es alzar la voz de una mayoría amplia de las sociedades en el mundo que lo que quieren es una pausa humanitaria" para que la ayuda pueda llegar a la Franja de Gaza para, de este modo, "cesar este desastre humanitario, la muerte indiscriminada de personas que están sufriendo y que, de alguna manera, entre todos encontremos una vía diplomática que nos pueda llevar a una resolución de esta crisis."
Sánchez, además, ha exigido que haya un "alto el fuego humanitario que permita la entrada urgente de ayuda en Gaza de forma sistemática, permanente y proporcionada a las extraordinarias necesidades que hay."
Ahora, los aliados y clientes políticos de Israel calificarán a Sánchez de "antisemita" porque esa es la estrategia cuando, en realidad, lo que ha hecho el presidente español es hablar desde la justicia y, sobre todo, en contra de la imposición de un relato que lo único que pretende es justificar los crímenes contra la humanidad de Israel.