Millones de personas en el mundo siguen preguntándose cómo es posible que las democracias del mundo estén en peligro por el crecimiento de los populismos, de las autarquías y de la nueva extrema derecha en las principales democracias del mundo. La respuesta se encuentra en lo que la clase política ha consentido y que ha llevado a los mayores niveles de desigualdad desde la época previa a la revolución industrial.
El sistema, se le denomine como se le quiera denominar, se ha convertido en un elemento hostil para la ciudadanía, para las clases medias y trabajadoras. Ningún político, sea de la ideología que sea, es capaz de revertir un escenario en el que la democracia ya ha pasado a ser una plutocracia.
El año 2024, mientras los pueblos se van empobreciendo, los ricos han tenido su mejor año de los últimos siglos. Nunca se había visto un incremento de riqueza como el de este año que ahora termina.
Elon Musk, por supuesto, encarna a la perfección este aumento sin precedentes de la riqueza personal. El socio de Donald Trump ha logrado en las últimas semanas de 2024 que su patrimonio neto supere ya los 450.000 millones de dólares. Es más, según los análisis publicados por Bloomberg, en los últimos 12 meses, la riqueza de Musk se ha duplicado.
Sin embargo, el dueño de SpaceX, Tesla y X, no es el único. Jeff Bezos, de Amazon, tiene una fortuna personal de un cuarto de billón de dólares, y el patrimonio neto de Mark Zuckerberg, de Meta, también ha superado cómodamente los 200.000 millones de dólares.
De las 15 mayores fortunas personales del mundo, 14 pertenecen actualmente a estadounidenses. Todas ellas llegarán a 2025 con, al menos, 100.000 millones de dólares en activos personales.
Mientras esto sucede, las clases medias y trabajadoras tendrían que trabajar durante 13.000 años para reunir suficientes salarios para alcanzar siquiera los mil millones.
Los analistas del grupo londinense de investigación Informa, predijeron antes de la victoria de Trump que Elon Musk, basándose en su trayectoria de riqueza actual, alcanzaría el estatus de billonario en algún momento de 2027. Otros tres estadounidenses, añadieron los investigadores, probablemente se unirían al club del billón de dólares antes de 2030. Todas estas cifras parecen ser una subestimación grave, sobre todo desde la victoria de Donald Trump.
Las cifras sólo pueden pintar una parte del panorama de la pobreza en las principales. El destino de las riquezas de los más ricos cuenta una historia aún más inquietante.
Según The Guardian, en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2024, solo los superricos de Silicon Valley gastaron casi 400 millones de dólares para elegir a su candidato favorito. De ese total, unos 243 millones de dólares procedieron de la iniciativa de Elon Musk para elegir a Donald Trump. Ese enorme desembolso —la mayor inversión personal jamás realizada en una sola campaña política estadounidense— representó una mínima parte de la fortuna total de Musk.
La ciudadanía de clase media y trabajadora está sufriendo una crisis global de acceso a la vivienda. Pero el mercado de viviendas de lujo se ha mantenido notablemente sólido. Las ventas de lujo aumentaron un 5,2 por ciento durante el primer semestre de 2024, incluso con un incremento del 14,2 por ciento en los precios medios de las viviendas de lujo.
No es de extrañar que Elon Musk esté a la vanguardia del lujo. Según el portal Mansion Global, el dueño de Tesla, Space X y X podría comprar pronto una propiedad de 100 millones de dólares en West Palm Beach, Florida, justo al otro lado del puente de la propiedad de Donald Trump en Mar-a-Lago. Una adquisición de Musk a ese nivel duplicaría con creces el récord actual de precio de compra de 42,6 millones.
Últimamente, muchos multimillonarios se han apresurado a mudarse a los alrededores del Gran Miami de Donald Trump, y esta prisa ha creado al menos un problema importante que estos ricos nunca imaginaron: los maestros de las escuelas privadas de élite locales que atienden a sus hijos no pueden encontrar lugares asequibles para vivir en el denominado South Wall Street.
Los precios de las viviendas han aumentado alrededor de un 75 por ciento en los últimos cinco años, señala Bloomberg. Miami, una ciudad donde viven cientos de miles de inmigrantes de habla hispana, ahora se clasifica como el área metropolitana menos asequible de Estados Unidos para la vivienda.