El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (RAE) define el término «verborreico» como un adjetivo coloquial utilizado de manera despectiva en referencia a las personas que tienen verborrea. En otros contextos, verborreico se utiliza como sinónimo de «bocazas». En medio de la tensión política actual, varios ministros del gobierno Sánchez están cayendo en gravísimos errores de discurso que no hacen otra cosa que dar munición a Vox y al PP.
El ministro de Justicia, Félix Bolaños, en una entrevista concedida a Rac1, afirmó que «no tengo ninguna duda de que habrá un acuerdo y de que habrá ley de amnistía. Y no tengo ninguna duda porque compartimos el objetivo. El objetivo es que seamos capaces de aprobar una ley que cubra a todas las personas que estuvieron involucradas en el proceso independentista».
Estas declaraciones de Bolaños son absolutamente irresponsables, sobre todo después de que el Parlamento Europeo votara a favor de una investigación sobre la injerencia rusa en el procés, en la que podrían estar involucrados personas del peso político de Carles Puigdemont, tal y como se indica en la investigación judicial que se está desarrollando actualmente.
Además, por más que se pueda discrepar de los argumentos dados por el juez Manuel García Castellón en la investigación de Tsunami Democratic, la realidad es que hay sobre la mesa imputaciones de delitos relacionados con el terrorismo.
Además, todo parece indicar que será el PSOE el que vuelva a ceder con las reivindicaciones de Junts. Incluso podría llegar a convertir a la Fiscalía en el órgano que blinde a Carles Puigdemont de las acusaciones de terrorismo y de alta traición por la injerencia rusa. Porque, la verdad, es que la ley de amnistía de Pedro Sánchez no es más que una ley hecha para que el expresidente de la Generalitat vuelva a España. Las otras 300 familias que se beneficiarían de la misma son efectos colaterales. Eso lo sabe el PSOE y los ministros de Sánchez.
Sin embargo, todos los argumentos que dan los ministros para defender la aprobación de una ley que presenta rasgos de inconstitucionalidad, tal y como advirtieron los letrados del Congreso o los informes del Ministerio de Justicia presentados ante el Consejo de Ministros, lo que hace es dar munición al Partido Popular.
Tras esas declaraciones de Félix Bolaños, Cuca Gamarra afirmó que el ministro ya había confirmado que se había llegado a un acuerdo entre el PSOE y Junts para una amnistía total. «La única duda era saber si el Gobierno tragaba o Junts cedía. El Gobierno, como siempre, traga. Y traga con el precio de la impunidad, que significa amnistiar a todos, y por todo. Amnistiar por terrorismo, amnistiar por corrupción, y amnistiar también por traición al Estado. Ellos son Gobierno porque no tienen principios, y nosotros no lo somos porque sí que los tenemos», afirmó la secretaria general del PP.
En un momento crítico para el Ejecutivo de Sánchez, en el que realmente está en juego su existencia porque necesita hasta el último de los votos del partido de Puigdemont, hacer declaraciones como las que hizo Bolaños ponen a Pedro Sánchez en una situación muy difícil.
Todo ello sin contar con el efecto que tendrá a nivel electoral respecto a los comicios en Galicia y, sobre todo, a las elecciones europeas de mayo, fecha en la que la Ley de Amnistía de Sánchez debería estar en el Senado o definitivamente muerta.
Fuentes políticas consultadas por Diario16 han señalado que las elecciones gallegas van a determinar mucho el futuro político de España. No se va a producir un adelanto electoral como sucedió en mayo tras el desastre del PSOE en las municipales y autonómicas. Eso es evidente.
Sin embargo, las mismas fuentes indican que habrá consecuencias independientemente del resultado que se dé. Por un lado, si el PP pierde la mayoría absoluta, Alberto Núñez Feijóo estará aún más sentenciado de lo que ya está. En otro orden, si el Partido Socialista recibe el castigo de la ciudadanía por las decisiones de Pedro Sánchez, al presidente del Gobierno, según indican las fuentes consultadas, no le temblaría el pulso a la hora de ejecutar una crisis de Gobierno.
Desde un punto de vista de estrategia política, y viendo la incontinencia verbal de alguno de sus ministros, Sánchez no puede esperar ni un minuto más a realizar una profunda remodelación de su Ejecutivo. Necesita un golpe de efecto y, sobre todo, personas cuya incontinencia verbal no se lo ponga tan fácil a la oposición. En muchos casos, las declaraciones de determinados ministros y ministras dejan el argumentario del PP prácticamente hecho.
Si el gobierno ya tiene serias dificultades en el Parlamento para sacar adelante las iniciativas y leyes que precisa de manera urgente la ciudadanía, los ministros no pueden ser los que incordien o sean los bomberos-pirómanos. El pueblo necesita respuestas y soluciones inmediatas y, tal y como están las cosas, el actual gobierno será incapaz de hacer lo que tiene que hacer: gobernar.