Trump pierde, la gran estafa destapada

Las pruebas demuestran que las políticas de recortes sociales para sufragar el coste de la bajada de impuestos a los ricos no generan ningún tipo de crecimiento económico

11 de Abril de 2025
Actualizado el 12 de abril
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Donald Trump y su Consejo de Asesores Económicos han asegurado en repetidas ocasiones, y sin pruebas, que la reforma fiscal de 2017 impulsó el crecimiento económico, aumentó la inversión y elevó los salarios de los trabajadores. Sin embargo, un análisis profundo de los datos oficiales, tanto internos como de organismos económicos transnacionales, y una revisión rigurosa de algunas de las disposiciones clave de la ley evidencian que, a pesar de las promesas, no existe prueba contundente de que este paquete, que se caracteriza por fuertes recortes de impuestos a favor de los ricos y las grandes empresas, haya tenido un impacto positivo significativo en la economía estadounidense. Esta es la gran estafa de Donald Trump: promesas que no son reales, sino sólo dentro de la cabeza del presidente y de sus discursos hollywoodienses.

La Reforma Fiscal de 2017: promesas vs resultados

Los defensores de la reforma sostenían que la reducción de la tasa de impuestos corporativa y la introducción de la deducción especial del 20% para ingresos empresariales de transferencia impulsarían notablemente la inversión empresarial. Además, se promocionó que el recorte de la tasa corporativa generaría, de forma conservadora, un incremento de hasta 4.000 dólares en los ingresos familiares. Estas medidas fueron presentadas como un mecanismo para inyectar dinamismo al crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) y fomentar la creación de empleo.

Los datos reales, sin embargo, cuentan una historia muy diferente. Los análisis señalan que la legislación original apenas impulsó el crecimiento económico durante el período prepandémico. En los dos años posteriores a la promulgación de la norma, el crecimiento del PIB y la inversión empresarial apenas variaron en comparación con los dos años anteriores. De hecho, la tasa de inversión se desaceleró y el consumo tampoco registró incrementos significativos, a excepción de un leve repunte del PIB real que se atribuyó, más que a la reforma fiscal, al mayor gasto público generado tras la aprobación de la Ley de Presupuesto Bipartidista de 2018.

Una investigación realizada por economistas y representantes del Comité Conjunto sobre Tributación y de la Junta de la Reserva Federal, concluyó que los trabajadores con ingresos bajos no experimentaron cambios en sus salarios a raíz del recorte de la tasa corporativa. Por otro lado, estudios agregados como los de William Gale, Jeffrey Hoopes y Kyle Pomerleau indican que, a corto plazo, no se detectó un impacto significativo en variables macroeconómicas como la inversión, el empleo o la remuneración laboral.

El cruel precio de rebajar los impuestos a los ricos

Debido a que gran parte de los recortes de impuestos benefician a los sectores altos, que es lo que pretenden Donald Trump y la secta MAGA, el debate acerca de prorrogar la ley de 2017 ha generado controversia. Los hechos han demostrado que dicha legislación no solo perpetuará beneficios fiscales injustamente concentrados en los ricos, sino que además incrementará de forma considerable el déficit fiscal.

Una extensión de la ley tributaria de 2017 significará que se harán permanentes reducciones en el impuesto sobre la renta y en deducciones indirectas, lo que implicará una reducción aún mayor de los ingresos estatales. Por ejemplo, los datos oficiales demuestran que mientras que los hogares con ingresos bajos recibieron apenas 100 dólares, los hogares del 1% superior son los grandes beneficiados. Este sesgo en la distribución de los beneficios se traduce en una transferencia indirecta de recursos de las familias de ingresos bajos y moderados hacia los más acomodados, lo que profundiza la desigualdad y genera tensiones sociales.

Un aspecto relevante es el efecto combinado de la extensión de la ley con otros recortes. Se advierte que, si se suman los recortes a programas vitales como Medicaid y SNAP (el programa de ayuda alimentaria para familias vulnerables), que son fundamentales para que millones de estadounidenses puedan acceder a atención médica y alimentos, junto con la imposición de aranceles extremos, el resultado será un aumento en los costos para consumidores y empresas. Las familias de ingresos bajos y moderados enfrentarán mayores dificultades para adquirir bienes de consumo diario, lo que en un contexto de incertidumbre económica y riesgo de recesión, solo empeoraría su situación.

Desigualdad acelerada y costes ocultos

El análisis de los efectos distributivos de la reforma fiscal de Trump revela una clara disparidad: mientras que la extensión de los recortes de impuestos y otras medidas asociadas benefician a los hogares con ingresos altos, los hogares de ingresos más bajos prácticamente no ven ningún respiro en su situación financiera. Esto tiene implicaciones profundas en la estructura de la desigualdad en Estados Unidos, ya que los ingresos y la riqueza se concentran en manos de una minoría privilegiada.

Asimismo, la extensión de la ley tributaria implicaría una mayor erosión de la base impositiva del país. Con recortes de impuestos que suman grandes desembolsos para las grandes corporaciones y las familias de altos ingresos, el déficit de Estados Unidos se disparará, obligando a políticas de austeridad o a medidas que puedan reprimir el gasto y la inversión en áreas críticas.

La falta de inyección de nuevos recursos para incentivar verdaderamente el crecimiento, unida a la reducción de ingresos fiscales, crea un escenario en el que el crecimiento económico se ve limitado, afectando no solo a la inversión, sino también el consumo y la capacidad de respuesta ante posibles crisis.

La Gran Estafa

Diversos expertos y estudios han desacreditado la narrativa de Trump sobre la reforma fiscal. Aunque en numerosas ocasiones aseguró que la deducción del 20% para ingresos empresariales de transferencia impulsaría la creación de empleo e inversión, la realidad ha demostrado que estos efectos han sido mínimos o nulos. De la misma forma, los aumentos proyectados en los ingresos familiares no se han reflejado en los datos reales, lo que pone en tela de juicio la eficacia de una política diseñada para, en teoría, estimular la economía.

La falta de repercusión en variables macroeconómicas clave, como el crecimiento del PIB o la inversión empresarial, demuestra que Trump solamente ha logrado agravar las desigualdades y reducir los ingresos federales.

A la luz de las pruebas y los datos reales (no la entelequia que crea Donald Trump sin ninguna base empírica), la extensión de la ley de 2017 no solo es ineficaz, sino que resultará perjudicial a nivel social y económico. Las repercusiones en la distribución de la riqueza, el debilitamiento de la financiación de programas sociales y el aumento del déficit son elementos que demuestran que todo forma parte de una gran estafa al pueblo estadounidense.

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