Banco Popular: la operación más rentable a costa de la ruina de 1,2 millones de personas

26 de Diciembre de 2020
Actualizado el 02 de julio de 2024
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Popular fuga depositos

El día 7 de junio de 2017, Banco Santander anunció inmediatamente después de la compra de Popular por un euro que esperaba un beneficio acumulado en tres años (2018/2020) de 2.345 millones de euros o un retorno equivalente al 33% acumulado en los tres primeros años de vida, si consideramos que, para integrar Popular, Santander anunció una ampliación de capital de 7.070 millones de euros en julio de 2017. Decía también en un hecho relevante ante la CNMV que, en 2020, el beneficio del año (950 millones) supondría un retorno sobre la inversión del 13/14%.

¿Qué activo podríamos encontrar en el mundo que se pueda comprar por un euro y, después de inyectarle capital, tenga un retorno del 13/14%? No hay, no puede haberlo, no existe.

Sin embargo, si hacemos caso de las opiniones de bancos de inversión como JP Morgan —¡qué casualidad!, el banco de Emilio Saracho—, Morgan Stanley o Credit Suisse, esa rentabilidad podría llegar a alcanzar el 20% anual. Fidentis añadió, además, que con la operación Santander se habría anotado 10.000 millones de beneficios en forma de fondo de comercio (badwill).

Todo esto permitió afirmar a algunas firmas de análisis de inversiones, que el Santander había dado un gran pelotazo.

Si el banco presidido por Ana Patricia Botín está logrando la rentabilidad anual prevista por los analistas, un 20% de retorno anual supondría un beneficio neto por año de alrededor de 1.400 millones de euros. Una valoración modesta de un banco que genere ese beneficio debería estar alrededor de 10.500 millones de euros, es decir, 7,5 veces los beneficios anuales (PER).

Si el Santander se supone que amplió capital para comprar Popular por 7.070 millones, como mínimo, la diferencia entre lo desembolsado en la ampliación y la valoración de mercado conservadora, o lo que es lo mismo 3.500 millones de euros, corresponde a los accionistas del Banco Popular.

Pero eso sería una interpretación conservadora alejada de la realidad. Respecto a la rentabilidad para el Santander de la compra de Popular, no podemos olvidar lo que se supo del análisis de las cuentas anuales auditadas de Banco Santander a 31/12/17. Éste absorbió en su patrimonio un impacto negativo de más de 8.000 millones de euros -como se detalla en la página 25 del Informe Anual-, por la evolución de las divisas en los países en los que opera, por lo que podría decirse que, tal y como se recoge en el informe pericial analizado por Diario16 y que fue entregado a los tribunales, la citada ampliación se destinó, de facto, a compensar ese impacto negativo de la evolución de las divisas: dólar USA, peso mexicano, real brasileño y libra esterlinas, países en los que el Santander tiene importantes bancos.

Desde un punto de vista consolidado, los recursos de la ampliación de capital —aparentemente destinada a comprar el Popular— se destinaron a absorber el impacto de un enorme ajuste patrimonial a consecuencia de la caída de las divisas citadas. Si descontamos ese efecto de la ampliación de capital del Banco Santander que hizo en 2017 para, supuestamente, integrar Popular, su rendimiento se acercaría a infinito. Por tanto, nos estaríamos hallando ante un presunto caso de enriquecimiento injusto a costa de la ruina de más de 1,2 millones de personas.

Por ejemplo, Quasar, la sociedad conjunta de Santander con Blackstone para gestionar los activos inmobiliarios del Popular, obtuvo en 2018 1.100 millones de euros de beneficios en un solo año de actividad y producto de una revalorización conservadora de los mismos. Ese dinero salió del bolsillo de los accionistas del Popular.

La anulación de la operación de venta o la imposición de un embargo elevado en los procesos judiciales abiertos tendría un impacto en la valoración del Banco Santander sin duda alguna. Si consideramos el mismo múltiplo de antes en sentido negativo –dado que Santander dejaría de tener esos ingresos—, teóricamente el impacto en su cotización estaría en esos 10.500 millones, sin contar con otros posibles impactos derivados de una anulación o atribución de responsabilidad al Santander.

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