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Banco Santander, presión salvaje para los trabajadores, beneficios millonarios para los grandes accionistas

Los empleados de la entidad presidida por Ana Patricia Botín denuncian que actualmente el Santander ha olvidado «las buenas formas, los objetivos mesurados y adecuados, las buenas prácticas, las pagas en acciones por méritos reconocidos»

José Antonio Gómez
José Antonio Gómez
Director de Diario16. Escritor y analista político. Autor de los ensayos políticos "Gobernar es repartir dolor", "Regeneración", "El líder que marchitó a la Rosa", "IRPH: Operación de Estado" y de las novelas "Josaphat" y "El futuro nos espera".
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análisis

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Banco Santander presentará mañana sus resultados anuales. Todo indica que serán espectaculares, dada la evolución a lo largo de 2023. Hasta el mes septiembre, la entidad presidida por Ana Patricia Botín obtuvo un beneficio de 8.143 millones de euros, lo que podría señalar que estarían en posición de superar los 10.000 millones de ganancias anuales.

Lo que será una celebración por todo lo alto, con Ana Patricia Botín irguiendo orgullosa el mentón por encima de su ya clásico pañuelo de cuello, para los trabajadores no lo será tanto. La plantilla del Santander está harta de que su trabajo no se vea recompensado en su justa medida. Los directivos continuarán olvidando una máxima de las relaciones laborales: las ganancias de las empresas las generan los trabajadores, no las cúpulas.

El descontento entre la plantilla del Santander se ha incrementado aún más tras el anuncio de Abanca de que incrementará el salario de sus empleados un 8% a cuenta del convenio, sin absorción ni compensación, un incremento del 10% de la remuneración variable (extendiéndose dicha retribución a todos los miembros de los equipos con un mínimo de 1.000 euros), y un abono en marzo de un 25% adicional del bonus de 2023, para reconocer el esfuerzo del equipo y el desempeño diferencial de la plantilla.

La entidad gallega ha querido «agradecer así a todo el equipo la implicación y el desempeño demostrados y trasladar el orgullo y la satisfacción por contar con un equipo cuyo trabajo ha hecho posible que…sea cada día una entidad mejor».

Tras este anuncio, una circular interna de UGT Banco Santander es contundente al señalar que lo afirmado por la Abanca es «todo aquello que desde Banco Santander nos hubiera gustado escuchar a los miembros de su plantilla. Banco Santander batió su récord de beneficios en el año 2022, al ganar 9.605 millones de euros, un 18,5% más que el ejercicio anterior. Esta semana, el miércoles 31 de enero, tiene previsto presentar los resultados del año 2023 y ya se prevén mayores que los del año anterior. ¿Nos recompensará igual que lo ha hecho esta otra entidad?. ¿Estará igual de orgulloso, agradecido, satisfecho… y ofrecerá el mismo reconocimiento a su plantilla? Mucho nos tememos que no. Y para muestras un botón: ha compensado y absorbido hasta la ínfima subida que ha supuesto el trienio de técnicos que una pequeña parte de la plantilla ha tenido este mes de enero. Aún así no queremos dejar de invitarlos a hacerlo».

Los representantes de los trabajadores conminan al Santander a demostrar con hechos, y no solo con discursos preformados y llenos de retórica vacía, «a negociar un magnífico convenio, a pactar una estupenda subida, a eliminar la absorción y compensación cuando los beneficios lo permitan (que seguro será el caso), a incrementar la referencia de los variables eliminando las múltiples llaves de cobro que hacen imposible su obtención, y potenciar los beneficios sociales».

Tal y como hemos publicado en Diario16 en repetidas ocasiones, los trabajadores del Santander están hartos porque en su entidad sólo existe la presión constante y desmedida sobre una plantilla insuficiente para ofrecer a sus clientes el servicio que los mismos trabajadores les querrían dar. Sin embargo, los beneficios sólo son para los grandes accionistas y los altos directivos.

La denuncia de UGT va más allá, al afirmar que «atrás quedaron las buenas formas, los objetivos mesurados y adecuados, las buenas prácticas, las pagas en acciones por méritos reconocidos».

Mientras tanto, sin pensar en sus trabajadores, en la Ciudad Financiera o en el Paseo de la Castellana de Madrid ultiman los power point, se graba el vídeo corporativo de Ana Patricia Botín y se prepara hasta el último detalle de la presentación a los grandes inversores. La grandeza de una gran empresa no se mira por sus resultados, sino por la forma en que trata (o maltrata) a sus trabajadores.  

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