Caballero Jedi entrenando a sus padawan

24 de Marzo de 2016
Actualizado el 01 de julio de 2024
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JediAndPadawans_01
(para Luis Alberto de Cuenca, lo más parecido a un caballero Jedi que puede encontrarse en el mundo de la cultura española)Sucede al final de una tarde cualquiera. Ahora que apenas puedo utilizar la mano derecha suelo salir a caminar sin rumbo por la ciudad. La temperatura, como tantos días este invierno, es suave. "Tender is Madrid", que escribiría Fitzgerald. Acabo de tomarme un bollo de chocolate y un café en el Vait de Alcalá, donde me ha sucedido algo extraño; agradable pero peculiar. Un hombre en la cincuentena o quizá sesentena se ha parado en la puerta cuando ya estaba saliendo y se ha quedado mirándome. Luego me ha hablado.-Da gusto ver a alguien disfrutando tanto, supongo que estará muy buena su merienda.-Sí, está riquísima.-Es que tiene usted tal cara de satisfacción que resulta contagiosa y transmite ganas de vivir.Creo que es el piropo más bonito que me han dicho nunca, si es que las palabras de un hombre a otro hombre pueden considerarse un piropo.La merienda me ha devuelto las fuerzas. Decido seguir caminando a pesar de que ya llevo más de diez kilómetros recorridos ese día. Atravesaré el Retiro. La luz está fantástica, en puro Efecto Magritte (el baile de la última luminosidad del día con el despertar de la electricidad).He entrado por Alcalá, y muy pronto los veo. O más exactamente veo colores brillantes y de formas extraños entre los árboles, a mi derecha. Acelero el paso. Son espadas láser.Muchas. Me acerco más y más, desenfundo el móvil: la maravilla de siempre ir fotográficamente armado en la era actual. Comienzo a disparar al modo de Doc Holliday en OK Corral; sin dejar de avanzar.Ya puedo ver las figuras con más claridad. Hay una chica vestida de guerrillera, con adornos dorados y los brazos y el cuello desnudos a pesar de la temperatura. Y a su lado.... Dejo de fijarme en los actores porque acaba de sonar una voz. Una voz que da órdenes. Que explica el modo de coger la espada, rotarla, advertir que una mala utilización les dejará con la espalda molida durante una semana entera. Y me maravillo.Es un caballero Jedi. Un caballero Jedi entrenando a sus padawan. Sonrío feliz, aplaudiendo secretamente el juego, que exista gente así, personas así, capaces de quedar en el Retiro un día de invierno en el Parque del Retiro para jugar, soñar despiertos.Permanezco un rato largo mirándolos, escuchando la voz del caballero. Hasta que noto frío y comprendo que debo seguir mi camino. Pero antes -me encanta participar de todo lo que sucede a mi alrededor- quiero despedirme del Jedi y sus padawan.-Os he hecho unas fotos, han quedado chulísimas. La semana que viene os dedicaré un artículo en Diario16. Buscadlo en internet. Y bravo, mi aplauso. Un espectáculo precioso.-Espera un momento.Es el caballero. Es el Jedi. Espero. Está sacando una tarjeta, que me tiende.-Gracias.No la miro hasta que ya me he alejado varios metros.Un escalofrío me recorre el brazo que sostiene la tarjeta de visita y estalla en mi mirada, incapaz de creer lo que está leyendo.Lucifer Sabers.¡Lucifer!No era un caballero Jedi. ¡Era un Sikh adiestrando a sus aprendices!Deseé ser Ovi-Wan Kenovi y lanzarme espada en mano a luchar contra todos ellos. Contra el lado oscuro de la Fuerza. Ese mismo lado que ahora parece dominar el mundo entero en la interminable tormenta llamada crisis económica, pero que algún día tendrá que acabar. Porque el bien siempre gana y el mal se debilita o desaparece; al menos en la ficción, al menos en los corazones de aquellos que hemos recorrido miles de veces la galaxia en las naves de StarWars.(Artículo dictado por Javier Puebla, y mecanografiado por el escritor Ángel Arteaga Balaguer)
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