Casado sabía desde el principio que no firmaría un pacto por la Sanidad en la mesa de reconstrucción del país

05 de Julio de 2020
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Casado

Pese a que la Comisión de Reconstrucción del país ha terminado como el rosario dela aurora, Ana Pastor cree que notodo está perdido y que aún es posible alcanzar un acuerdo in extremis entre el Gobiernoy el PP. “Esto es una votaciónen una Comisión, pero el momento definitivo es el Pleno del Congreso”, recordó a los periodistas a las puertas del Congreso de los Diputados tras finalizarla última sesión de la mesa de trabajo, donde las distintas fuerzas políticas redactaronel documento de conclusiones. Pastor, una veterana de la política que sabemanejar los tiempos de la negociación, sigue siendo optimista y considera quehay “muchos días por delante” para lograr un documento pactado que “sea bueno”para los españoles. “Quedan casi 20 días, podremos avanzar y acercar posturas”,insistió en su canutazo televisivo ante la prensa, que la abordó a los pies de Daoiz y Velarde.

Sin embargo, pese al voluntarismo ylas indudables buenas intenciones de la que fue ministra de Sanidad con Mariano Rajoy, da la sensación de quetodo el pescado está ya vendido, salvo sorpresa de última hora antes de lasemana del 20 de julio, cuando las conclusiones de la Comisión deReconstrucción pasarán al Pleno delCongreso de los Diputados para su debate y votación. Cada día que pasaparece más evidente que Pastor fue elegida como portavoz popular en la Comisiónporque quedaba bien su perfil dialogante y constructivo, porque suavizabatensiones en medio del fragor de la crispación entre Gobierno y oposición yporque su talante negociador ayudaba al juego del despiste, mientras eran losduros de Génova 13 quienes enrealidad marcaban la estrategia obstruccionista y filibustera entre bambalinas.

Hoy ya sabemos que Ana Pastor queríahacer mucho y no la han dejado hacer nada. Si de ella hubiese dependido, habríaconsensuado con el Gobierno, sin dudarlo, un documento bueno para todos losespañoles. Como médico, Pastor sabe bien lo que es la Sanidad española. Conoce lascarencias y el sufrimiento de sus profesionales, el problema endémico de lafalta de inversión y recursos y las eternas promesas incumplidas. Por eso esplenamente consciente de que la SeguridadSocial se nos está cayendo a trozos. La Sanidad pública española no era lamejor del mundo, como nos habían contado los políticos, y tras el tsunami demuerte y devastación del virus ha quedado para el arrastre. Tal es así que losexpertos advierten de que un nuevo brote similar al del pasado mes de marzocolapsaría totalmente los hospitales, urgencias y centros de salud de todo elpaís.

Pastor está al corriente de todoeso porque se lo cuentan sus compañeros de carrera que están al pie del cañón yporque fue ministra del departamento. Por eso, a lo largo de las últimassemanas de debate en la Comisión de Reconstrucción siempre ha intentadodialogar, pactar, consensuar un plan de choque con el Gobierno. Ella esperfectamente consciente del enorme peligro que corren los españoles si laSanidad no se refuerza con más medios humanos y materiales antes de que llegueel temido rebrote o estalle una nueva pandemia. Cuando Pablo Casado la colocó como portavoz popular en la comisiónparlamentaria parecía que la intención última del PP era lograr cuanto menos unacuerdo de mínimos en algo con lo que no se debería hacer demagogia barata opolítica basura, ya que está en juego la vida de millones de personas. Fue elmomento en que el presidente del Partido Popular optó por ella en detrimento deCayetana Álvarez de Toledo,dispuesta a dinamitar la mesa de trabajo desde el minuto uno.

Algunos quisieron ver en aquellaapuesta por la veterana exministra del defenestrado Rajoy un indicio delposible giro al centro de Casado tras meses de crispación y maniobras de acoso yderribo contra el Gobierno. Nada más lejos. Fue otro espejismo. Ayer, el PPvolvió a las andadas y votó en contra de todo, de las medidas económicasurgentes para la reactivación de las empresas y de las ayudas sociales paraproteger a las familias más castigadas por la crisis. Los populares ni siquierafueron capaces de apoyar el ansiado y necesario plan de choque para la Sanidadpública y se abstuvieron contra todo pronóstico, como también votaronabstención cuando llegó el momento de debatir el documento que pedía unidad yun frente común de las fuerzas políticas españolas a la hora de pelear por lasayudas europeas en Bruselas.Entonces se vio que todo había sido un paripé, un brindis al sol, una trampamás de Casado. Había quedado claro que el líder del PP nunca había tenido ni lamás remota intención de firmar un solo acuerdo. Fue así como Pastor, la moderada,dialogante y negociadora Pastor, quedó desautorizada por el jefe por la vía delos hechos. Justo en ese momento, cuando salió a dar explicaciones a losperiodistas sobre el resultado de la frustrada Comisión de Reconstrucción, quedóal descubierto el montaje, la tramoya, el papel de figurante que le habían asignadoen esa obra de teatro, mientras la estrategia del “no a todo” la seguíamarcando, en la sombra, la verdadera elegida por Casado: la dura durísimaCayetana Álvarez de Toledo.

Finalmente, a Pastor la enviaron adar la cara ante los periodistas y tuvo que hacer verdaderos ejercicios deequilibrismo retórico para defender lo indefendible, es decir, para argumentarpor qué el PP no se había sumado al trascendental pacto por la Sanidad votandoa favor. Sus excusas sonaron vacías, incomprensibles para la mayoría de losespañoles, y llegó a poner como endeble excusa que PSOE y Unidas Podemos habíansuprimido del documento final de conclusiones la palabra “víctima” parareferirse a los afectados por la pandemia. Pastor tuvo que improvisar lasjustificaciones injustificables y las débiles coartadas, entre ellas que elGobierno había rechazado casi todas las propuestas del PP relacionadas con elsector sanitario, entre ellas el reconocimiento de una paga extraordinaria alpersonal afectado por el covid-19 y lacreación de una oficina de atención a las víctimas de la pandemia. Con esasvanas argumentaciones, Pastor explicó una de las abstenciones del PP másinfames de los últimos tiempos, lo cual ya es decir. El partido que pretendegobernar España algún día se puso de perfil cuando tocó votar “sí” a mejorar lasalud de los españoles. Tras garantizar que su grupo seguirá trabajando con elGobierno para conseguir un acuerdo antes del Pleno del 20 de julio, Pastor sedespidió de los periodistas, bajó la cabeza y enfiló lentamente por la Carrera de San Jerónimo. Una vez más,la disciplina de partido la obligaba a callar cuando tenía mucho que decir.

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