18 de Marzo de 2023
Actualizado el 02 de julio de 2024
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cabizbajo

Si.

Cobardes los que se esconden tras las togas, uniformes y pantallas de ordenadores que juegan y controlan con los datos de nuestras vidas.

Cobardes los que se cobijan entre grandes puestos administrativos intocables convirtiendo todo en “telemáticamente posible”.

Cobardes los que no dan la cara para responsabilizarse de sus actos, sabiendo que fueron y son inmorales, nada éticos, ilegales, inconstitucionales y perjudiciales para la salud, economía y la vida en general de hombres, mujeres, ancianos y niños.

Cobardes los medios de comunicación que, con tal de inflar sus cifras de audiencia, insultaron, degradaron, y quisieron denunciar a los que resistíamos a esta barbarie, y arrojaron odio y miedo a una población indefensa e insegura de si misma día y noche.

Cobardes los que tiraron la piedra y ahora esconden la mano para que sean otros los que se coman el marrón. 

¡¡Cobardes, cobardes!!

Cobardes los que no se atrevieron a salvar sus almas, a cuidar de los suyos por el “que dirán“ o por “y si me pasa algo”.

Cobardes los que atacan, desprestigian y arremeten contra los seres vivos de luz que si velan por nuestros hermanos. Cobardes por intentar que sus valores, principios y acciones sean censurados y bloqueados. 

Cobardes, más que cobardes.

Cobardes todos aquellos que ahora esconden el rabo entre las piernas, porque su arrepentimiento ya tardío no les deja dormir, por haber sido cómplices de delitos de lesa humanidad, intrusismo laboral y otros muchos incontables más.

Cobardes todos los que se escudaron en las grandes instituciones por un gran extra salarial y ahora pretenden pasar desapercibidos para no pagar por sus crímenes.

En estos tres años atrás, hemos podido ver la diferencia entre las personas libres de corazón y valientes que, con la cabeza hacia delante mirando al frente siempre, nunca se postraron ante las injusticias de esta locura pandémica sin sentido, y seguimos viviendo con dignidad y libertad; y la cobardía de todos aquellos que decidieron rebajarse ante las mismas vendiendo su alma, soberanía y derechos al diablo, volviéndose sicarios, policías de balcón y perros rabiosos adiestrados al servicio de los seres de oscuridad, a los gobiernos, a los “representantes” de la autoridad, a los lacayos del sistema. Pena y vergüenza ajena de una sociedad cobarde que no le preocupa llegar al escalafón mas bajo de la especie humana, arrastrando a los que desean seguir tranquilos con sus vidas.

Cobardes todos. 

Este mundo necesita una sobredosis de valor, conciencia y humildad para sobrevivir.

A los valientes que nunca han dejado de luchar pese a los obstáculos del camino

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