martes, 7mayo, 2024
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Con razón de Allende, hablo del Ateneo de Madrid y su insuperable base social

Miguel Pastrana
Miguel Pastrana
Secretario de la Junta de Gobierno del Ateneo (2008-2017) Candidato a Presidente en 2021
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análisis

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El pasado 11 de septiembre de 2023, la Agrupación Ateneísta -y por supuesto, republicana-, «Juan Negrín» del Ateneo de Madrid, organizó un acto público homenaje a Salvador Allende. Fue, para nosotros y para nosotras, algo muy especial. Porque durante varios años -los años cuando «Convergencia para la Estabilidad Democrática del Ateneo», que formamos con Carlos París en 2010, resultó el grupo socioelectoral ateneísta rector-, habíamos propiciado actos de homenaje a Allende en torno a la efeméride de su muerte heroica frente al fascismo (11/IX/1973).  

Reflexionando sobre esto; también escribiendo internamente a personas socias del Ateneo de Madrid, y también a otras quienes, sin serlo, está probado que se implican con nuestra actividad, con nuestros ideales; así he ido llegando, de lo uno a lo otro -mas porque hay relación…-, al asunto ateneísta sobre el cual tenía el compromiso de escribir más por extenso, más difundido también, desde que redacté una primera información(1) el día 31 de mayo de 2023; el día siguiente de los acontecimientos (una doble votación en urnas en el Ateneo que, tanto por cuanto se votaba, como por cuantas personas -socios y socias ateneístas-, lo realizaron, hicieron de la jornada -30 de mayo de 2023-, una de las más significativas en más de doscientos años de democracia electoral -si bien con interrupciones por dictaduras en España; pero en dos siglos -decía-, de Ateneo en Madrid como asociación independiente, plural, participativa y democrática). Sin duda, una jornada memorable y para la Historia del Ateneo.

Ya el 31 de mayo escribí que nuestra «Convergencia» (abreviaré a veces el nombre, porque es largo, pero tiene también su historia, que reivindicamos. Abrevio sabiendo que, en el Ateneo de Madrid, cuando se habla de «Convergencia», se sabe a ciencia cierta de qué se habla); que nuestra «Convergencia» había alcanzado en las urnas del día anterior, todos los propósitos -dicho sin rodeos, todos-, planteados. Y que no eran fáciles en modo alguno. Pero se consiguieron, los logramos. Tal es así, que al término de los escrutinios, aparecíamos las personas de «Convergencia para la Estabilidad Democrática del Ateneo» como las más satisfechas. Testigos hay de cuanto digo…

Razones las teníamos; tenemos: fuimos el segundo grupo socioelectoral más votado y sobre todo, lo primero, logramos impedir por vía democrática, que se implementase una nueva «Constitución» (Estatutos-Reglamento) para el Ateneo, que yo no dudé en calificar, dicho proyecto, de reconversión neoliberal. Sigo haciéndolo. Guardo no obstante la confianza de que los resultados, tozudos, propicien la reflexión de quienes apostaron por ese modo; el corporativo. Si se decidiesen por el social, comprobarían que entonces sí sería posible hacer grandes cosas; grandes de verdad. Y «Convergencia» ayudaríamos en esa línea social, por ser también la nuestra desde siempre.

Prosigo: explicaba, que tenía yo pendiente un texto de mayor análisis, perspectiva, sobre la doble votación del 30 de mayo en el Ateneo. Se me solicitó en confianza y en ella me comprometí. Sucede, que no resulta sencillo escribir sobre algo con tantos significados. Lo habitual, cuando se escribe en Medios sobre el Ateneo de Madrid contemporáneo, es una visión epidérmica por parte del redactor, la redactora, profesional. No lo critico: lo constato. Sé muy bien que es el medio, en esos casos, el que determina. Y sé igualmente que hay excepciones.

Por otra parte, cuando somos los y las ateneístas quienes escribimos sobre nuestra querida asociación (el Ateneo de Madrid) de nuestro tiempo, solemos pecar de lo contrario: focalizar todoen un sólo hecho, una sola persona, un sólo proceder. Se pierde así el conjunto. Y se cae en el mero tecnicismo o en la diatriba pura. Naturalmente, también en esto hay excepciones. Y no ignoro que un hecho, una persona, un proceder… en sí mismos, tienen importancia. Pero sé igualmente que nada está aislado y nadie lo estamos.    

No soy escritor profesional. Nunca lo he pretendido, nunca lo he necesitado. Soy Oficial de máquinas. Trabajo para el Estado desde los veintiún años, de los cuarenta y ocho que cuento. Pero también soy escritor con premios y el reconocimiento de escritores a quienes admiro. Personas Premios Nacionales, por ejemplo. Esto, que puede parecer sólo jactancia, yo lo hago por situar. Porque guarda relación dialéctica con cuanto suelo explicar cuando hablo del Ateneo (2);porque me reconozco y me ejemplifico en lo que el Ateneo puede hacer en su modo social. Que es, justamente,su modo histórico.

Trascender los condicionantes. Hacernos mejores en términos de sociedad. El Ateneo madrileño no nació para ser un simple contenedor. Nació para ser generador. El Ateneo -ya lo he escrito alguna vez…-, no está simplemente para acoger talento: está para fabricarlo. Por ello -atención-, el sentido histórico del ateneísmo, es ser alternativa a lo existente. ¿Alternativa para qué? Para mejorar en términos sociales la realidad. ¿Alternativa para quién? Para quienes no tuvieron igualdad (real) de oportunidades. Las personas, en términos materiales, poderosas, ya tienen medios sobradamente: escenarios, platós, televisiones, periódicos globales….

Todo eso -conste por mi parte-, tiene cabida en el Ateneo. Pero no es su razón de ser, su lógica esencial. Esta está, así lo creo y así lo digo, en el común aprendizaje. Donde todos aprenden; aprendemos. Mutuamente.  

Desde su primera constitución en 1820 -y figura en su Reglamento-, la idea ateneísta -hablo de Madrid-, tiene sentido igualitario. Por ejemplo, ya desde el comienzo se especificaba que no se usaría en el tratamiento entre las personas socias, “ninguna distinción” (3). Compárese con otros Ateneos del siglo XIX e inclusive el XX. Y consecuentemente, -insisto-, el ser ateneísta, es ser alternativa a lo que hay. Pero no en cualesquiera términos: en forma solidaria, fraternal, humanista y social. Nunca clasista. Mucho de esto enseñó Carlos París (4). Tuve el honor de trabajar con él como Secretario de la Junta de Gobierno encargado -entre otras tareas-, de la Coordinación de Actos del Ateneo (5).

Estaba yo refiriendo ahora, las dificultades de escribir sobre el Ateneo de Madrid de nuestro tiempo, sin incurrir -por una parte-, en lo superficial, o por otra, en lo especializado en demasía. Yo no soy un articulista habitual, aunque con los años ya tenga un cierto número de textos. Pero mi tipo de escritura es, o al menos la considero, de otro tipo. Asumo pues los riesgos de exponer el asunto con varios niveles de lectura. Algunos más generales y que todo el mundo, o casi todo, entenderá fácil. Otros contenidos del texto, en cambio, son necesariamente más específicos. Esta multiplicidad no es artificiosa: se corresponde con la realidad del asunto tratado. Que tiene, por profundo, muchas capas.

Vuelvo a Allende: fue el acto que organizamos en su memoria en el Ateneo de Madrid este 11 de septiembre (6), el hecho que me ha facilitado algunas claves para este artículo. La asistencia a la conmemoración superó nuestras mejores previsiones (7). Es un deber de gratitud el que nos mueve, desde la Agrupación, hacia muchas personas.

El 1 de septiembre comenté, en un correo electrónico a amistades, que nuestras expectativas del acto eran modestas en tamaño matérico, pero muy grandes en espíritu. Relaté cómo durante cinco años ininterrumpidos, la Agrupación Negrín propició homenajes a Allende. Aporté enlaces a prensa digital de aquellos años, en especial al 11 de septiembre de 2013, acto el cual, por tratarse del cuarenta aniversario de la muerte del Presidente de Chile combatiendo al fascismo, fue, el acto de ese día, muy especialmente concurrido, llenando literalmente “repleto” (8) el gran Salón de Actos -llamado ahora, Cátedra Mayor-, del Ateneo de Madrid. Referí cómo asociaciones memorialistas, de izquierdas, republicanas… chilenas y españolas, trabajaron. Y expliqué finalmente cómo en 2015 fue el último año en el cual nos resultó posible hacer con garantías ese acto; el último año –hasta el actual-, en que lo hicimos (9). Expliqué cómo nada casualmente, ese fue el año (10) cuando «Convergencia para la Estabilidad Democrática del Ateneo» -que formamos en 2010, como ya he señalado, con el filósofo marxista Carlos París-, dejó de ser el grupo socioelectoral directivo del Ateneo de Madrid.

Hoy, una excepción, estoy poniendo, y proseguiré, abundantes notas a pie de página, las cuales quien lee puede, si gusta, consultar al final de este escrito. No suelo hacer esto. Creo que quienes me conocen, ya sean personas amigas o adversarias, saben, admiten, que yo no afirmo algo sin haberlo comprobado antes. Tiene que ver con mi formación técnica. Las reseñas de hoy quiero ponerlas, -excepcionalmente, ya digo-, para demostrarlo. Y lo más importante, para que pueda seguir ahondando quien esté interesado, interesada.

El próximo 26 de septiembre, hay otro acto en el Ateneo madrileño que versará sobre el Chile de Salvador Allende (11). En esta ocasión, lo organizará la Sección Iberoamericana. Conozco, para bien, a algunas de las personas quienes intervendrán en el acto, uno de cuyos ejes será el impulso a la cultura popular que dio aquel Gobierno (Nota mía: cuando hago el redactado final de este artículo, compruebo que ese acto del próximo martes, se ha cancelado por fallecimiento de quien lo iba a moderar. Lo lamento. No he querido sin embargo dejar de reseñar ese acto, porque iba a hacerse y para bien).

Debo decir, que eso -la cultura popular-, es algo lo cual siempre me ha interesado. El primer acto público que pude organizar en el Ateneo, siendo yo entonces (19 de diciembre de 2007), Presidente de la Sección de Literatura, fue sobre el inmenso Josep Renau y su idea del Arte contra las élites (12). Una concepción -muy distinta a la postmodernidad-, consistente, no en rebajar contenido, mas en elevar conciencia. Atención a esto y en especial quienes crean que no estoy hablando de cuanto hay que hablar: lo estoy haciendo. Desde el principio.

Explicaba, sobre el Ateneo, que en mayo de 2015, “Convergencia” dejó de ser el grupo socioelectoral director, tras haberlo sido desde su formación en 2010. Carlos París falleció, siendo Presidente, en enero de 2014. A veces se olvida, pero la Junta de Gobierno del Ateneo de Madrid ha tenido, hasta la fecha, dos Presidencias de Convergencia para la Estabilidad Democrática, no una (13). Pero no ha vuelto a ser, desde mediados de 2015, el grupo rector, aunque ha mantenido siempre fuerza socioelectoral relevante.

En las más recientes votaciones, mayo de 2023, «Convergencia”, ya lo he señalado, fue el segundo grupo con más apoyo, solamente por detrás del grupo directivo del Ateneo actualmente y desde el año 2021, el denominado «Grupo 1820» (14). «Convergencia», además, tuvo mayor voto que en 2015. Por ende, en un escenario en el cual competían tres candidaturas de grupo más una individual (hace ocho años solo compitieron dos candidaturas).

Se especuló mucho con que «Convergencia para la Estabilidad Democrática del Ateneo”, al ser identificada con el marxismo (15), quedaría en último lugar, confrontada, por una parte, con un grupo (el ya citado «1820») en el que cohabitan personas a quienes se ubica en el progresismo y otras con certeza neoliberales (luego volveré sobre esto). Y por la otra parte, con una candidatura de mayoría claramente derecha, incluidas las siglas -«Red Ateneísta»-, del grupo socioelectoral que siendo entonces (2019-2021) el rector del Ateneo, autorizó el acto de exaltación fascista; de brazos extendidos y camisas azules ((16), el cual tuvo lamentablemente lugar en el salón principal del Ateneo el 27 de octubre de 2019. 

A pesar de estas otras dos fuerzas en liza, «Convergencia para la Estabilidad Democrática del Ateneo», quedó segunda en las elecciones. Y dato también significativo, apenas con diez votos menos que cuando en 2021 concurrió «Convergencia» en alianza con «independientes». Ahora fuimos con nuestros solos medios. Y hemos superado, como ya dije, nuestros resultados de 2015, cuando «Convergencia» dejó de ser el grupo rector del Ateneo de Madrid.

Con todo, lo más importante, -atención-, la «gran noticia», no solamente para el Ateneo, mas para toda la sociedad en general, fue que una propuesta de nueva «Constitución» (Estatutos-Reglamento) para la entidad; una propuesta proveniente del ya mencionado «Grupo 1820», legítima, por supuesto, pero a nuestro entender, sustitutiva de la constitución social propia del Ateneo, por otra de carácter corporativo y neoliberal; ese proyecto, fue derrotado en las urnas del 30 de mayo de 2023. Derrotado en una votación de enorme concurrencia, setecientos/as cuarenta y seis ateneístas (Medios que dieron la noticia no contaron a las trece personas cuyo voto fue en blanco, por eso escribieron setecientos treinta y tres. Pero, naturalmente, esas personas, ateneístas, cuentan). Y la labor de «Convergencia para la Estabilidad Democrática del Ateneo», su fuerza en las urnas, ha sido por completo decisiva -una vez más-, para esta exitosa defensa del modelo social, histórico, abierto y participativo, del Ateneo madrileño.

Esto todos lo saben, sean amigos o rivales. El folleto electoral de «Convergencia» estaba enteramente dedicado a la defensa de la forma democrática histórica del Ateneo de Madrid; por completo dedicado, desde el respeto, a explicar las razones, expuestas y repetidas, de por qué debía votarse «no» a ese proyecto de Reglamento neoliberal para el Ateneo.

En cambio, perdóneseme, la candidatura de derecha y con «independientes» y «Red Ateneísta», no dedicó una sola línea -ni una sola, dato objetivo-, en su folleto enviado a las casas; ni una sola línea, a decir -no hablemos ya de explicar razones…-, por qué votar «no» al nuevo Reglamento para el Ateneo. De hecho, la única sola vez que mencionó el Reglamento, fue para escribir -literalmente-, que el Grupo 1820 «va a cambiar el Reglamento». A saber: para dar ya la batalla por perdida antes siquiera de votar. Mucha atención a ello, por favor, pues ha sido ese absoluto pesimismo y sembrar desmoralización (el tiempo dirá las causas, sin excluir que varios casos hayan podido ser adrede); ha sido eso -digo-, cuanto finalmente nos llevó a las personas de «Convergencia para la Estabilidad Democrática del Ateneo» a concurrir sin alianzas; por nuestros solos medios, el 30 de mayo. Era eso, o dejar que «la línea» de pesimismo y desmoralización lograra al cabo que triunfase un Reglamento neoliberal para el Ateneo de Madrid.

No solamente no ha triunfado, sino que su derrota se ha ampliado respecto al 27 de octubre de 2022, pasando del 3,5% de entonces, al 9,3% de ahora (margen de votos por el que ha sido derrotado el proyecto). Y el factor principal -no el único, conste, pero sí el de mayor incidencia-, fue la labor de concienciación social, de exposición, explicación y argumentación, desde «Convergencia para la Estabilidad Democrática del Ateneo».

Algunas de nuestras publicaciones (17), siempre de tono bien distinto a las de la lista que representó a la derecha y quedó, en el Ateneo el 30 de mayo de 2023, en último lugar-; algunas de nuestras publicaciones -digo-, legaron a tener, a través de colectivos y personas amigas, más de diez mil entradas en twitter.

Es en este punto donde corresponde, con todo merecimiento, y toda alegría también, dar las gracias a las muchas personas quienes han ayudado a «Convergencia para la Estabilidad Democrática del Ateneo». Gracias. No ha sido en vano, como se ve. Desde otras partes -ya digo-, se daba la lid por perdida. «No hay nada que hacer», nos decían. «Enfrentáis poderes demasiado grandes». Pero lo hemos hecho y hemos resistido. El Ateneo de Madrid, en su forma histórica, es decir, asociativa y muy democrática, se mantiene. Muchas gracias, amigos y amigas, gracias desde «Convergencia para la Estabilidad Democrática del Ateneo». 

Además, personas nuevas se hicieron socias del Ateneo de Madrid con el ideal de defender su democracia característica, profunda, republicana. La que defendieron Presidentes del Ateneo como Manuel Azaña, Fernando de los Ríos, José Prat y Carlos París. Están en el Reglamento vigente del Ateneo. Su impronta no debe quitarse y no se quitará. Puede, si se hace bien, perfeccionarse. Pero no quitar.

El «Grupo 1820» tuvo una gran victoria en las urnas a Junta de Gobierno del Ateneo de Madrid. No tengo problema en reconocerlo (la candidatura que representó a la derecha impugnó las votaciones. Y tómese nota que de haber prosperado esa iniciativa -otra muestra más de su incurable pesimismo existencial-, habría invalidado también el resultado del Reglamento. ¡Vaya «Defensa del Reglamento» del Ateneo esa, vaya! Un poco más adelante explicaré el porqué de esas contradicciones de esa derecha, explicaré…). Iba diciendo ahora, que felicité con sinceridad a quien encabezó la lista del «Grupo 1820» (yo encabecé la de «Convergencia para la Estabilidad Democrática del Ateneo»), persona por lo demás con quien mantengo buen trato, más allá de las diferencias de criterio ateneísta que podamos tener. Eso también es sabido. Y por supuesto, también es criticado desde la lista que representó a la derecha en el Ateneo el 30 de mayo y quedó, como ya he observado, la última; por detrás de la lista del «Grupo 1820» y de la lista de «Convergencia».

Ahora bien: la votación al ser doble, dio igualmente el resultado de que la propuesta de «Nueva Constitución» -nuevo Reglamento-, para la asociación Ateneo de Madrid, por más que la impulsó el grupo socioelectoral actualmente rector, el «Grupo 1820», fue rechazada por margen acrecentado, y fue rechazada (mucha atención a esto, por favor), justamente, precisamente, por neoliberal; por romper con la tradición republicana fundacional del Ateneo. La tradición -ya lo he mencionado-, de Presidentes como Azaña, De los Ríos, Prat, y París. Que es un republicanismo -no se olvide además-, igualitarista, fraterno, solidario. No el que dicen cuando les conviene quienes se intitulan hoy «liberales», pero -antípodas de Rafael del Riego, año 1820-, son en verdad neoliberales a lo Milton Friedman y 1973.

Una prueba de cuanto explico; de que el rechazo ha venido por eso, está en el hecho mismo -reflexionen seriamente quienes deban…-, de que «Convergencia para la Estabilidad Democrática» ha sido -continúa siendo-, el segundo mayor grupo socioelectoral ateneísta (tras haber sido el primero entre 2010 y 2015, como ya referí), con una fuerza consolidada, creciente, y sobre todo -atención.-, que no oculta su señas de identidad; no las ocultamos.

En nuestro folleto han estado bien visibles -en idea, palabra y también imagen-, Carlos París, Juan Negrín (18) y Luis Jiménez de Asúa (19), uno de los principales artífices de la Constitución Española de 1931; la Constitución de la II República, y también de los principales artífices del Reglamento del Ateneo de Madrid de 1932 -continuador mejorado, sin traicionarlo, del primer Reglamento de 1820-, que es el Reglamento -recuperado en 1984 y con una mejora social impulsada por Carlos París en 1998-; es el Reglamento del Ateneo actualmente en vigor.

La Historia demuestra entonces que puede mejorarse, siempre cuando sea sin quitar sus elementos característicos, sus columnas constituyentes. Mejorar en términos de profundizar sus ya amplios derechos sociales y democráticos. Siempre que se ha intentado en sentido opuesto, siempre, se ha fracasado. El Presidente Fernando Chueca Goitia lo aprendió en 1982 (20). El socio ateneísta Antonio Garrigues Walker (21) no lo aprendió entonces y por ello ha vuelto a fracasar en 2023. Con todo respeto lo señalo.

Pero iba yo explicando, que el especial mérito de «Convergencia para la Estabilidad Democrática del Ateneo», es ser el segundo mayor grupo en las urnas sin tener para ello que borrar sus referentes, sus ideales, su propia historia. Y esto -yo lo comprendo…-, es cuanto descoloca a quienes hablan del Ateneo de Madrid desde un marco el cual, por ser propio otros ámbitos, no se ajusta a la realidad de este Ateneo. Y así, muchos se sorprenden de que la segunda fuerza electoral ateneísta, después de una -el ya citado «Grupo 1820»-, a la que en los Medios se suele catalogar, aproximadamente, como progresista (luego volveré sobre esto…); la segunda fuerza, digo, sea una a la que se ubica más a la izquierda; en el republicanismo popular y en el marxismo.

(Esto es algo sobre lo cual deberían reflexionar quienes procuran mayorías sociales estables, duraderas, capaces de abordar de verdad grandes cuestiones y a largo plazo).    

¿Significa que a «Convergencia para la Estabilidad Democrática del Ateneo» no la votan personas conservadoras? Por supuesto la votan, lo sabemos. Y muy bien hacen. Son conscientes, pues nos conocen, de que – siendo nosotros/as las personas, en efecto, «de Negrín», de Carlos París… marxistas, republicanas…, somos también -o mejor dicho, por ello mismo-, las personas más comprometidas; quienes mejor hemos defendido y defendemos, el modo organizativo histórico de la asociación Ateneo de Madrid.

Y esta es la gran verdad, especial detenimiento aquí, atento lector, atenta lectora: que la tradición en el Ateneo de Madrid, resulta progresista, republicana y aun revolucionaria. Que es su propia Historia y nadie quien la conozca en serio puede negarlo.

Y ahí está el problema, la «contradictio in terminis», de un enfoque el cual se dice de derecha, e incluso liberal (sic), hacia el Ateneo. Y el porqué quienes pretenden seguirlo dentro de la propia asociación ateneísta, caen sin remedio en la incoherencia, el absurdo, el pesimismo (ya lo dije), y no son capaces de trascender la gesticulación, y quedan en tercer lugar, y cuarto, y quinto… en las votaciones (por supuesto, respetable).

Hace poco se publicó artículo (22) en un conocido diario digital de la derecha autotitulada «liberal». Ejemplifica muy bien el problema difícilmente resoluble que tiene esa «derecha liberal» mediática en relación al Ateneo de Madrid. Y por tanto, cómo quienes -dentro del Ateneo-, sigan por la senda marcada por esos Medios, se verán en una paradoja sin solución, y consecuentemente (insisto), reducidos a la impotencia y al desánimo. A la postre, la irrelevancia.

Es lo que ha empezado a suceder tanto en las votaciones ateneístas de mayo de 2021 como -aún más nítido…-, mayo de 2023. En teoría, la candidatura de «Independientes», «Red Ateneísta», etc, aun no alcanzando ni de cerca en número a la del «Grupo 1820» (dicho grupo socioelectoral tiene unos apoyos externos; mediático-político-económicos (23), de una envergadura actualmente inalcanzable para ningún otro grupo ateneísta); sí debería haber superado en fuerza electoral a «Convergencia para la Estabilidad Democrática del Ateneo», máxime considerando que nosotros/as concurríamos a las elecciones sin ninguna alianza. Sin embargo -hecho objetivo-, la alianza de «Red Ateneísta», «independientes», etc, no solamente no superó a «Convergencia», sino que resultó apreciablemente (un 8% de voto), por detrás.

Esto resulta incomprensible. En «Convergencia» estábamos preparados/as, asumíamos, que quedaríamos por detrás de la candidatura del «Grupo 1820» y también por detrás de la candidatura más a la derecha. Que no haya sido así resulta inexplicable, salvo entendiendo que la actitud de Medios de la derecha autotitulada «liberal» -yo me permito decir, «neoliberal»-, hacia el Ateneo de Madrid, es ambigua; paradójica.

Lo explico: pareceno gustarles que Luis Arroyo mantenga buena relación con Pedro Sánchez o con Miguel Barroso. O no gustarles que haya -como profesional quien es; asesor de comunicación y de imagen-, L. Arroyo, trabajadopara éste o aquél personaje hoy denostado públicamente.

(Con todo respeto a otras opiniones al respecto, yo creo que -salvando las diferencias-, es como si a mí se me criticase por mancharme las manos de grasa en mi profesión de maquinista. Tiene poco sentido esa crítica, creo).

Todo eso, envuelto esencialmente en el discurso del anti-sanchismo, es lo que está en Medios (neo) «liberales» cuando escriben del Ateneo de Madrid en general, y de su actual Presidente, L. Arroyo, en particular. Naturalmente, están en su derecho, esos Medios. Pero muy curioso -y he aquí la paradoja, por no decir hipocresía-, se muestran -esos Medios-, complacidos, encantados, con que grandes corporaciones empresariales inviertan en el Ateneo, aunque sea a costa de modificar para mal su democracia interna (la del Ateneo).

Y dicen y repiten -esos Medios neoliberales-, que el Ateneo de Madrid «llevaba decenios de molicie” y “una larga etapa de decadencia” (24)

Yo respeto -sí; respeto-, que para determinados Medios, la «relevancia» del Ateneo se cifre en si habla en él éste o aquél Rey, éste o aquél Presidente, o ex-Presidente, o ex-Vicepresidente de Gobierno. «Muy bien». Pero me permito añadir, nadie se moleste, que eso -en el Ateneo madrileño-, siempre ha sido. No de hoy.

Y por la parte que me atañe, sin negar yo -mas lo contrario-, que el Ateneo estaba en un mal momento los últimos cinco años (pero ahí, «que cada palo aguante su vela»; Convergencia para la Estabilidad Democrática del Ateneo dejamos de ser el grupo rector en 2015…); quiero recordar que cuando fuimos grupo directivo (2010-2015), en el Ateneo de Madrid tuvieron lugar unos cuantos actos lo cuales, honestamente, pienso que han tenido algo de relieve. No solamente para el Ateneo, mas para todo el país. Valore luego cada cual como valore.

Por ejemplo, la rueda de prensa (25) donde se convocó a las manifestaciones del 15 de mayo de 2011, que dieron origen al denominado «15-M».

Por ejemplo, la convocatoria en defensa de la Escuela Pública (26)  

Por ejemplo, la convocatoria en defensa de la Sanidad Pública (27)

Por ejemplo, la convocatoria de las «Marchas de la Dignidad» (28)

Por ejemplo, la convocatoria de cargos públicos por la III República española (29)

Todo esto, yo lo comprendo, es poco relevante para Medios neoliberales. Lo relevante -para esos Medios-, es solamente cuando habla un Rey, un Presidente de Gobierno -o mejor-, un ex-Presidente que critique a un Presidente. O que hablen las grandes empresas, los grandes consorcios, y sea cuanto digan. Sin embargo, perdónesenos, para quienes creemos que la Historia la hacen los pueblos y no solamente los grandes personajes, actos como los que he referido -sólo una muestra-, también son relevantes, también.  

Comencé este artículo refiriendo un acto sobre Salvador Allende que hicimos con la Agrupación Ateneísta «Juan Negrín»; un acto para el cual -gratamente-, hemos contado con apoyo de personas con quienes hemos contendido en las urnas del Ateneo hace poco.

Por mi ya larga trayectoria en la asociación creo tener la experiencia suficiente para la prudencia y el no lanzar campanas al vuelo ante hechos puntuales. Que pueden tener -o no-, continuidad. Eso es el tiempo siempre quien lo muestra…

Sí quiero sin embargo decir, que cuanto más cerca estemos de ese «Espíritu de Allende» -y más alejados, por consiguiente, del neoliberalismo, que se adueño de Chile, no casual, con Pinochet-; cuando más cerca estemos con ateneístas de ese espíritu, más fácil será entendernos, como se vio el pasado 11 de septiembre de 2023, y más fácil llevar a cabo, para bien, retos que hoy nos parecen imposibles. Vuelvo pues a Salvador Allende, para cerrar este mi escrito sobre el Ateneo de Madrid:

El Presidente de la República de Chile era socialista de los marxistas (no se reconocía en la socialdemocracia) y se identificaba como revolucionario, rechazando el término «reformista» (30). Sé que actualmente esto puede producir ciertas «urticarias» según quiénes (no, lógicamente, en quienes seguimos siendo marxistas). Pero es la verdad, es la historia. Y también lo es, que ese Presidente republicano, socialista, marxista…, murió sin rendirse defendiendo la Constitución de la República de su país, defendiendo la ley.

Y defendiéndola, justamente, de quienes -fascistas-, acabaron, violencia mediante, con esa Constitución republicana, implantando el neoliberalismo. 

(Eso nos muestra esa historia de Chile).

Más de una vez he comentado las innegables similitudes con la trayectoria de la II República española, en general, y con la de su Presidente del Gobierno Juan Negrín, en particular (31)

También Negrín era médico. También defendió una Constitución republicana. También era republicano y marxista en un tiempo en el cual el socialismo español era marxista y era republicano (una parte no ha dejado de serlo; conozco gratamente a algunas de sus personas).

También Negrín, como Allende, mantuvo un Frente Popular (en Chile se llamó Unidad Popular), trabajando lealmente, sin despreciarlos y sin traicionarlos, con los comunistas (yo lo soy, creo que ya lo he dicho alguna vez… También Carlos París lo era).

Tampoco Negrín, como Allende, transigió en modo alguno con el fascismo. Tampoco Negrín se rindió, resignó el mando constitucional ante los golpistas (recordemos que Negrín hubo de lidiar con dos Golpes al cabo: el franquista, y el «casadista» que rindió al Ejército Popular).

Siguió siendo Presidente del Gobierno republicano en el exilio hasta 1945.

Y como en el caso de Allende, también la figura de Negrín puede resultar «incómoda» para quienes hacen de la renuncia, no una necesidad puntual, mas una virtud continuada. Recordemos que Negrín afirmó varias veces, inclusive ya en el exilio, que no admitiría «nunca jamás» un restauración monárquica «ni siquiera como transición», comillas de palabras literales de nuestro gran Presidente (32)

La verdad, incómoda para quien se moleste, es que Negrín -como Allende, como Azaña; no digamos ya José Díaz… se ha quedado notablemente «a la izquierda» de muchas concepciones de hoy. Pero no es «culpa» suya; es culpa nuestra; somos nosotros/as quienes hemos ido, y vamos, acumulando renuncias.

(Compréndame el atento lector, la atenta lectora, el sentido genérico de esa primera persona del plural, en este caso).

Pero las personas «de Negrín» en el Ateneo madrileño, hay cosas a las que no renunciaremos. Por ejemplo, la III República para España. Por ejemplo, la soberanía antiimperialista de España fuera de la OTAN. Por ejemplo, la Economía Planificada (que comunistas y socialistas marxistas siempre defendieron), como alternativa al capitalismo.

Y para el Ateneo de Madrid del cual somos parte y a mucha honra, defendemos -mucha atención…-, algo tan radical, algo tan revolucionario, como mantener su forma histórica, su organización, su democracia, su constitución.

Mejorarlas es posible (ya lo he dicho). Subvertirlas, no lo permitiremos.

Hablo muy claro

No olvidemos que Azaña, que Negrín (33), que Clara Campoamor, que Carlos París, fueron personas directivas también en la Junta de Gobierno del Ateneo de Madrid. Y lo fueron, no para subvertir la constitución histórica de la entidad; liberal de verdad en la tradiciónhispana; la tradiciónde Rafael del Riego, de Mariana Pineda, de Simón Bolívar…

Pudieron mejorar el Reglamento en sus aspectos sociales, participativos, democráticos. No subvertirlo (reitero). Mantuvieron la arquitectura original del año 1820 (34). No la demolieron. La afianzaron.

Cuando en 1982 personas como el entonces Presidente, Fernando Chueca Goitia y como el ateneísta (me alegra que lo siga siendo, conste), Antonio Garrigues Walker, intentaron implantar un Reglamento del Ateneo contrario a su Historia, mucho menos democrático; cuando esto fue así -digo-, quiero yo hoy reseñar aquí algunas personas (35) quienes entonces defendieron restituir el Reglamento histórico de 1932 (36), suprimido por el franquismo en 1939:

Alguien quien desde 1956 había ido evolucionando hacia el cristianismo de izquierdas, Joaquín Ruiz-Giménez.

Alguien socialista, José Luis Gómez Llorente.

Alguien comunista, Eloy Terrón Abad.

Finalmente, ese Reglamento de 1932, con unas pocas actualizaciones, se recuperó en 1984 (37), por eso lleva esa fecha en su portada actual. Y, como ya he contado, Carlos París le añadió en 1998 unos cuantos párrafos, fiel reflejo de su avanzada, y abierta, y progresista concepción de la sociedad (lo opuesto al corporativismo):

“La actividad cultural del Ateneo no está restringida exclusivamente a beneficiar a sus socios, sino abierta a cualquier otro posible beneficiario que reúna las condiciones y caracteres exigidos por la índole de sus propios fines” (38)

Con quienes entiendan y respeten cuanto he explicado -que es bien sencillo-, podremos hacer cosas; inclusive -reitero-, cosas las cuales hoy parecen inalcanzables.

Pero con quienes ni respetan ni comprenden (algo ya vimos cuando el debate electoral del Ateneo de mayo de 2023 por una parte de la tercera candidatura), poco o nada tenemos que hacer ya. Nadie dirá que no lo intentamos…

Quiero por último recordar, que no es casual que «Convergencia para la Estabilidad Democrática del Ateneo» sea el grupo socioelectoral ateneísta más longevo, más resistente. Dos son la razones:

Una, que nuestra convergencia surge del propio Ateneo de Madrid y el Ateneo es su propia finalidad. Tenemos amistades, no pocas, y buenas, en otros ámbitos. Tenemos labor, tenemos oficios. Tenemos, por supuesto, ideología. Pero como dirigentes (no confundir siempre con directivos) ateneístas; en esa tarea -vocacional, nunca remunerada-,  nuestro compromiso primero está con el Ateneo. Nadie más nos dice qué hacer.

(Dentro, lógicamente, de escuchar con atención todo cuanto se nos diga de buen ánimo).     

La segunda razón de nuestra continuidad, radica en que nuestra fuerza es ética, es moral, es filosófica. No lo que suele entenderse por «material». Por tanto, nada se nos puede quitar, nada ofrecer, mas que ideas.

El Ateneo no es más, no es menos, que un ideal. Grande y hermoso. Al servicio del progreso humano también material.  Pero un ideal, al fin, el Ateneo.

Incompatible con el neoliberalismo, destructor de personas, de sociedades, mundos.

En «Convergencia para la Estabilidad Democrática del Ateneo» -lo digo claro-, no hay neoliberalismo. En los otros actuales grupos socioelectorales ateneístas, en todos ellos, lo hay. En mayor o menor grado. De origen o adherido. Lo hay. (39) (40) (41)

Lo respetamos. Creemos en las urnas del Ateneo, en las elecciones. Las defendemos.

Pero no nos entenderemos en candidaturas con neoliberales, quede claro.

Y quien, partiendo de esa constatación, deba elegir (con quien entenderse) en el próximo tiempo, elija bien.

Nosotros, nosotras, ya lo hicimos hace mucho. Por eso somos quienes somos y no dejaremos de serlo.  

(Muchas gracias por la atención)

—————————————– 

Notas:

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