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Cuento del Árbol de Navidad

Manel Mas
Manel Mas
Estudié contabilidad y economía, fui perito y profesor mercantil, ejercí de profesor en Alesco (Altos Estudios Comerciales) en Barcelona dando clases de contabilidad, cálculo y derecho mercantil.
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análisis

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Hace muchísimos años, en un lugar de la antigua Galilea situada en el Oriente Medio, lo que hoy dia denominaríamos Palestina, iba un matrimonio de viaje, en dirección a la ciudad de Belén para empadronarse de acuerdo con un edicto del gobernador romano, que, entonces, era quien mandaba en aquellas tierras, como un tipo de protectorado, a pesar de tener rey y gobierno propio, el país en cuestión se encontraba bajo el dominio del poderoso imperio romano. Así que llegaron a Belén buscaron alojamiento para pasar la noche, pero no tuvieron suerte pues era ya tarde y todo estaba lleno, por mucho que lo intentaron no tuvieron éxito por lo cual tuvieron que refugiarse en un pesebre.

El marido se llamaba José y su mujer se llamaba María, ella estaba embarazada y a punto de dar a luz y, al filo de la medianoche nació un bebé a quien le pusieron de nombre Jesús y que, en muchos aspectos, hizo cambiar la historia del mundo. La tradición nos dice que apareció una gran estrella que iluminó el lugar y que era visible a muchos km. de distancia, también nos dice que unos ángeles anunciaron a los pastores que había nacido el hijo de Dios.

Enterados del acontecimiento, toda una gran multitud de gente se puso en marcha a fin de ir a verlo, querían llevarle presentes, pero prácticamente no tenían nada y lo que pasó entonces fue como un pequeño milagro, los árboles gritaban los pastores diciéndolos: coger mis naranjas, mis peras, mis piñas, mis manzanas y así, todos se desprendían
de sus frutos para que fueron llevados al pesebre.

Pero un ángel que tenía la oreja muy fina se hizo eco de un ruido que no mostraba alegría y fue a investigar de que se trataba, encontrándose unos árboles muy tristes y en medio de todos ellos uno de mediana estatura que lloraba amargamente, el ángel le preguntó: ¿Cómo es que lloras si hoy es un día de alegría pues ha nacido el mesías?, el árbol era un abeto – le dijo: nosotros los abetos no podemos darles frutos a los pastores para que los lleven al portal de Belén y por eso estamos tristes, yo no he podido dejar de llorar.

 Dicho esto, todos los abetos empezaron a llorar, entonces el ángel, batiendo sus potentes alas, voló hasta el cielo para comunicarle a Dios lo que estaba pasando y este, emocionado, le dio instrucciones al ángel y lo envió a continuación a la tierra a fin de premiar a los abetos y compensarlos por su buen corazón. 

Una vez llegado a la tierra el ángel les dijo: Dios Nuestro Señor no puede cambiar la naturaleza de la tierra y su equilibrio, pero vuestro gesto ha estado agradable a los ojos de Dios, por lo tanto, os comunico que podéis seguir llorando, pero de alegría, porque cada lágrima vuestra se convertirá en una luz y todas vuestras luces juntas iluminarán el camino hasta el pesebre. Además, todos aquellos que no puedan desplazarse hasta allí dejarán sus presentes a vuestro lado y nosotros los ángeles los haremos llegar a su destino.

Además, al cumplirse cada año el aniversario de este acontecimiento, tendréis que iluminar a todas aquellas personas que, recordando este nacimiento, lo quieran celebrar.

Este cuento está inspirado en una antigua leyenda escandinava que mi madre me explicó cuánto yo solo tenía ocho años, y es el motivo por el cual, se hizo tradicional, en aquellos lugares, tener en los hogares un abeto iluminado todo lleno de regalos al llegar las fiestas de Navidad.

Hoy en día, como es sabido, esta tradición se ha extendido a todo el planeta.

Feliz Navidad y Venturoso Año Nuevo a todo todos.

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