Castro del Río se reivindica a lo grande como ciudad cervantina

La Fundación Cajasol impulsa en la histórica localidad cordobesa unas Jornadas Cervantinas con Pérez-Reverte y Eslava Galán como maestros de ceremonia, en una cita que tendrá continuidad en los próximos años.

11 de Noviembre de 2024
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Antonio Pulido, junto al alcalde de Castro del Río, el rector de la Universidad de Córdoba y el periodista Jesús Vigorra.
Antonio Pulido, junto al alcalde de Castro del Río, el rector de la Universidad de Córdoba y el periodista Jesús Vigorra.

Cervantes tiene mil y una aristas diferentes y no digamos su gran creación universal, un Quijote que adquiere nuevas dimensiones según quien lo aborde, cómo y cuándo, según el punto de vista que adopte y atendiendo el grado de entrega que evidencie hacia el personaje y su autor. El inabarcable universo cervantino se ha dado cita este pasado fin de semana en una localidad emblemática en la trayectoria vital de aquel manco histórico que escribió la gran obra universal en español de todos los tiempos así pasen los siglos y los siglos. Castro del Río, en la campiña cordobesa, es un lugar señalado en rojo también en un momento histórico determinado del autor del Quijote, posiblemente una espita decisiva para encender su genio creador y dar de este modo vida al hidalgo más inolvidable de todos los tiempos. La Fundación Cajasol ha celebrado este viernes 8 y sábado 9 de noviembre en Castro del Río, con un éxito arrollador de público en todas y cada una de sus dos intensas sesiones en el Teatro Cervantes de la localidad cordobesa, la primera edición de las Jornadas Cervantinas, un proyecto cultural auspiciado por la propia entidad presidida por Antonio Pulido en colaboración con el Ayuntamiento de esta localidad y la Universidad de Córdoba, con el objetivo prioritario de ensalzar el legado literario de Miguel de Cervantes y sus estrechos vínculos con este municipio, que cuenta en la actualidad con unos 7.600 habitantes, que hace ya más de cuatro siglos fue fundamental en la vida del autor de obras universales como el Quijote o las Novelas Ejemplares, entre otras.

1.	El presidente de la Fundación Cajasol, junto a todos los participantes en estas primeras Jornadas Cervantinas de Castro del Río.
El presidente de la Fundación Cajasol, junto a todos los participantes en estas primeras Jornadas Cervantinas de Castro del Río.

El acto inaugural en el Teatro Cervantes el viernes 8 de noviembre cosechó un éxito indiscutible de público asistente, con lleno absoluto, que incluso llevó a los organizadores a habilitar salas adicionales para que el público pudiera seguir las conferencias a través de streaming. Precisamente en la presentación de este primer encuentro cervantino, el presidente de la Fundación Cajasol anunció que este encuentro no ha sido algo puntual sino que tendrá continuidad y periodicidad en el tiempo, haciendo de Castro del Río un lugar más entre los grandes enclaves cervantinos por excelencia. “Estas jornadas nacen con un objetivo de permanencia, por ello hemos creado la Academia Cervantina de Castro del Río con el objetivo de difundir la obra de Cervantes, un proyecto que también tiene idea de continuidad con la colaboración del Ayuntamiento de Castro del Río”, explicó Pulido en el acto inaugural.

El presidente de la Fundación Cajasol se mostró “enormemente orgulloso” de este importante acto en torno a la figura de Cervantes, con la participación de destacados escritores como Arturo Pérez-Reverte, Juan Eslava Galán, Espido Freire o Andrés Trapiello, actores como Juan Echanove y Lucía Quintana, y ex políticos como Alfonso Guerra. El orgullo personal de Pulido por este encuentro tiene dos motivos concretos: “el primero, por la labor de divulgador cultural, y el segundo, como castreño, por hacerlo aquí en el Teatro Cervantes de Castro del Río, donde tengo estrechos vínculos”. En el acto inaugural, Pulido estuvo acompañado también por Manuel Torralbo, rector de la Universidad de Córdoba, y Julio Criado, alcalde de Castro del Río.

3.	El novelista, ensayista y traductor Andrés Trapiello, durante su intervención en las jornadas sobre Cervantes de la localidad cordobesa.
El novelista, ensayista y traductor Andrés Trapiello, durante su intervención en las jornadas sobre Cervantes de la localidad cordobesa.

Estrecha vinculación

La estrecha vinculación de Cervantes con este municipio de la campiña cordobesa, ubicado a poco más de 40 kilómetros de la capital, se remontan a su trabajo como Comisario Real de Abastos. La primera vez que pisó este pueblo el autor del Quijote fue en noviembre de 1587, cuando fue comisionado por Diego de Valdivia para recoger trigo, aceite y todos aquellos artículos que considerase necesarios para el abastecimiento de la Armada Invencible. Como ya le sucedió anteriormente en Écija apenas unos días antes, Cervantes fue excomulgado por querer seguir adelante con la recogida del grano del sacristán, que se había negado a entregarlo. Como recordó el periodista de Canal Sur Jesús Vigorra en la presentación del acto inaugural, es precisamente la de Castro del Río la primera cárcel de las no pocas que pisó el inquieto soldado y escritor a lo largo de su azarosa existencia.

Un lustro después, exactamente en septiembre de 1592, Cervantes regresa a Castro del Río, en esta ocasión enviado por Pedro de Isunza para recaudar trigo, garbanzos y habas en varias poblaciones andaluzas, siendo Castro del Río una de ellas. El trabajo de comisario de abastos que venía desempeñando Cervantes no estaba exento de complicaciones, a la que se vino a sumar otra más el 21 de septiembre de aquel mismo año, ya que el juez de comisarios, Francisco de Moscoso, que era también corregidor de la cercana Écija, le comunica una sentencia de arresto por delitos en su actividad como Comisario Real de Abastos unos años antes. El arresto fue inmediato, atendiendo las normas de la época, aunque tampoco pasó mucho tiempo entre rejas en aquella ocasión.

La prisión estaba ubicada en lo que hoy son los bajos del consistorio castreño. Pedro de Isunza pagó con prontitud la fianza reclamada para que continuara con su trabajo de comisario. Días después, el 30 de septiembre, Cervantes ya recaudaba trigo en Écija, a tan solo 16 leguas de Castro del Río.

4.	Alfonso Guerra, con el obsequio de una pluma cervantina junto a Pulido y el alcalde de la localidad cordobesa.
Alfonso Guerra, con el obsequio de una pluma cervantina junto a Pulido y el alcalde de la localidad cordobesa.

El honor, según Pérez-Reverte

En la primera conferencia de los ilustres participantes en estas Jornadas Cervantinas organizadas por la Fundación Cajasol, el escritor Arturo Pérez-Reverte se explayó a discreción sobre su Quijote y su Cervantes particular. Como todo buen lector de esta obra universal, todos tenemos un ideario personal de autor y personaje, y Pérez-Reverte no podía ser menos, siempre unida a esos valores que tanto se encarga de ensalzar a su manera en redes sociales y entrevistas televisivas: el honor, la gloria, la soldadesca, el patriotismo, la lucha, el valor… Por ello, el autor de casi medio centenar de obras, 24 de ellas novelas de gran éxito de público como El maestro de esgrima, tira por elevación y desmiente que Cervantes intentara burlarse de los libros de caballerías y de los caballeros andantes, como a priori así se aprecia constantemente en el Quijote. “Miente como un bellaco quien diga que Cervantes se burla de los caballeros andantes y de los libros de caballerías. No se sostiene que una lectura lúcida en cuando se ve lo que Cervantes opina sobre el valor, la guerra y la historia”. Y añade que esta obra universal “no liquida nada, el género de los libros de caballerías ya está de capa caída”.

La conferencia del escritor, que llevaba por título ‘Soldado de Lepanto. Valor, milicia e historia del Quijote’, trenza un recorrido por la vida como soldado del ilustre novelista, del que destaca en todo momento el valor y la valentía como ejes principales de sus actuaciones vitales. En contraposición, opina que Don Quijote nunca presume de valiente sino que “solo cree serlo”. A este respecto, el académico de la lengua quiso situarse a la altura de Miguel de Unamuno y desmentirlo cuando este afirmó que Don Quijote encarna el alma del pueblo español. “Don Quijote se mira en el espejo del valor sin recompensa, y lamenta la invención de la artillería se usa desde lejos”. Es entonces donde Pérez-Reverte recalca y reivindica la cordura del hidalgo y no esa locura que lo ha hecho mundialmente famoso.

El Teatro Cervantes de Castro del Río, abarrotado para escuchar la intervención de Alfonso Guerra.
El Teatro Cervantes de Castro del Río, abarrotado para escuchar la intervención de Alfonso Guerra.

Pérez-Reverte rememoró paso a paso los episodios biográficos más reseñables de la vida militar de Cervantes, como su famosa participación en la batalla de Lepanto, donde perdió la movilidad de su mano izquierda, hasta sus años como cautivo en Argel, episodios que, según el escritor, alimentaron la narrativa del autor en El Quijote y otras obras. “El soldado Miguel de Cervantes dijo que más quería morir peleando por Dios y por su Rey, que no meterse bajo cubierta y que su salud le importaba nada”, citó Pérez-Reverte en un nuevo intento de vincular honor y heroicidad en paralelo con la historial vital del autor del Quijote y su gran personaje. Redundando una vez más en este mensaje a lo largo de toda su intervención, Pérez-Reverte añadió que “Cervantes sabe, mejor que nadie, que las empresas acometidas por acicate de la honra y con limpio corazón terminan en España, casi siempre, en desastres grotescos y en amargura”. Honor, patria, gloria, valor… El elixir que siempre agita el afamado escritor ya sea al hablar de Don Quijote o su mentor, o con cualquiera de sus ficciones literarias y novelescas.

La segunda intervención del viernes corrió a cargo de Juan Eslava Galán, premiado escritor y autor de numerosas obras de gran éxito editorial, que puso el foco en “Las Cervantas, las mujeres de aquel tiempo”. Profuso y de discurso elegante y didáctico, Eslava Galán reconstruyó aquel país que le tocó vivir al autor del Quijote, y sobre todo puso el foco en su familia y más en concreto en las mujeres que marcaron su vida. El escritor jienense puso en valor la determinante importancia que las mujeres que rodearon a Cervantes tuvieron en su trayectoria tanto personal como literaria, algo que se nota en cada página del Quijote. Las adversidades fueron el lugar común de la mayoría de estas mujeres que acompañaron a Cervantes y le sirvieron de pilar fundamental en su crecimiento.

La lingüista Lola Pons, durante su conferencia el pasado sábado.
La lingüista Lola Pons, durante su conferencia el pasado sábado.

Las ‘Cervantas’

Ese término de “Cervantas” que Eslava Galán utiliza en el título de su intervención ante el público castreño conllevaba un matiz claramente peyorativo y despectivo, que paradójicamente cobró popularidad en el año 1605, en la primera aparición del Quijote, después de que el propio Cervantes estuviera en el centro de un escándalo en la ciudad de Valladolid. El noble Gaspar de Ezpeleta fue hallado herido de muerte a las puertas de la casa donde residían el escritor y su familia.

“La justicia interrogó a los habitantes, incluida una beata del altillo, Isabel de Ayala, que insinuó maliciosamente que las mujeres de la casa recibían a ‘muchos hombres’”, detalló el autor de En busca del unicornio y otras aclamadas obras. Este hecho histórico volvió a llevar a la cárcel al propio Cervantes por unos días y también a su familia. El escritor se negó a confesar quién lo había herido mortalmente. Una vez más, Cervantes volvió a demostrar con esta anécdota que su vida y algunas anécdotas recogidas en sus obras guardan una estrecha relación inspiradora.

Eslava Galán ensalzó el valor y fuerza que demostraron las mujeres de Cervantes para sacar adelante a toda la familia cuando atravesaban momentos de grandes estrecheces. Citó a Andrea, Magdalena, Constanza o Isabel, entre otras, que fueron según el conferenciante “las que dieron el pecho y sacaron adelante a la familia”. Así, las Cervantes sacaron adelante a toda la familia con mucho esfuerzo pero también a través de la educación y el trabajo. “Sabían leer y escribir, algo poco común entre las mujeres de la época, y montaron un taller de costura especializado en bordados que les permitió salir adelante”, explica Eslava Galán, quien destaca que, algo propio de la época, “la imagen inicial que se dio de ellas, solo para favorecer al varón Cervantes, ha sido notablemente falsa. Más bien fueron mujeres abnegadas y adelantadas a su tiempo”.

La escritora Espido Freire habló sobre las musas de Cervantes.
La escritora Espido Freire habló sobre las musas de Cervantes.

Y además, el escritor jienense pone el énfasis en que fueron precisamente los hombres de la familia los que en ningún momento sacaron del atolladero a los suyos por un motivo u otro. Así, “los hombres de la familia, francamente, desde el punto de vista familiar, fallaron”, afirma Eslava Galán, que recalca tanto la ineptitud del padre del escritor, Rodrigo de Cervantes, como los problemas de Miguel para salir adelante en el mundo de la literatura, siempre complicado y aún más en aquella época. “Cervantes hacía negocios de poca monta y fue un escritor fracasado”, sentencia Eslava Galán. “Metió la pata en las cuentas, y existe una sospecha razonable de que fue un pelín ludópata, algo por cierto muy común en la época, como buen soldado que era”, explica.

Un Quijote nuevo

En el turno de preguntas al público, Eslava Galán reconoció emocionado que “cada vez que lees el Quijote ves un Quijote nuevo. Está tan vivo que cada vez te dice cosas nuevas”. Finalmente, la intensa apertura de estas Jornadas Cervantinas se cerró con la inauguración de la exposición titulada “Cervantes. Un viaje de Castro al Parnaso”, en la Biblioteca Pública Municipal.

Ya en el sábado, el escritor, editor y ensayista Andrés Trapiello, conocido experto en la obra de Cervantes y traductor del Quijote, se centró en el tema ‘La traducción del Quijote, un asunto en astillero’. Trapiello siempre ha reconocido que el impacto global del Quijote como obra universal está plagado de contradicciones y no pocas sorpresas. De este modo, encargó al Centro de Investigaciones Sociológicas que realizara una encuesta sobre el grado real de conocimiento y lectura de esta obra de cabecera a nivel mundial. “Para nuestra sorpresa, nos atendieron estupendamente”, dijo en referencia a los responsables del centro sociológico. Cosa bien distinta fueron los resultados que arrojaron el estudio de campo, ya que que solo dos de cada diez españoles reconocen haber leído el Quijote, y dentro de este exiguo porcentaje, un ridículo 16% llegaba a recordar en profundidad sus pasajes fundamentales. Por ello, Trapiello puso el foco en la necesidad de transmitir y conocer en profundidad esta obra fundamental de la literatura universal. Pero llegados a este punto recuerda que el Quijote “debe leerse como una novela, no solo estudiarse como texto”.

Los actores Lucía Quintana y Juan Echanove, en la lectura dramatizada de pasajes del Quijote.
Los actores Lucía Quintana y Juan Echanove, en la lectura dramatizada de pasajes del Quijote.

La siguiente conferenciante fue la también novelista y escritora Espido Freire, quien disertó sobre “Las mujeres en Cervantes: mucho más que musas”. Si Eslava Galán el día anterior había puesto el énfasis en las mujeres reales del autor del Quijote para salir adelante en su vida real, Freire elevó la importancia de estas a todos los niveles, situándolas como verdaderas “musas” del escritor, sobre todo en una época de grandes dificultades sociales y económicas. “Ninguna de ellas es lo que parece. Pensamos que nos vamos a encontrar con un personaje de unas características y luego descubrimos otra cosa: están enormemente vivas, con sus defectos y virtudes”, explicó la escritora ante un auditorio nuevamente repleto de público en Castro del Río.

Figuras femeninas decisivas para Cervantes fueron, por ejemplo, Marcela, que, con una valentía fuera de toda duda en aquella época solo de hombres y bajo el mandato del patriarcado más absoluto, reclamó sin tapujos su derecho a la libertad. “El hecho de que Crisóstomo la amara no la obliga a ella ni un ápice a devolverle su voluntad”, detalla Freire.

Pero la figura femenina por excelencia es sin duda Dulcinea, aquel ideal de mujer para Don Quijote. En su gran amor están simbolizadas todas las aspiraciones más elevadas del hombre de la triste figura, que culmina todos sus anhelos para llegar a ser el caballero ideal que pretende con sus desventuras. “Dulcinea ha surgido precisamente para completar todo aquello que Don Quijote no encuentra en el mundo: la belleza, la pureza, la entrega… un ideal más alto que él”, detalla Freire, quien resalta que Cervantes tuvo especial preocupación por resaltar la rebeldía femenina en la obra cervantina, sobre todo en los enlaces matrimoniales como ejemplo de las imposiciones sociales de la época. “Muchos matrimonios secretos tenían que ver con la rebeldía de las mujeres, que no querían someterse a los matrimonios concertados por sus padres”, explica Freire, quien también destaca la extrema sensibilidad con que mira las mujeres un hombre de la talla de Don Quijote, anteponiendo el poder de la figura femenina ante el ninguneo al que estaban sometidas en aquella sociedad machista y patriarcal. “Don Quijote les da una dignidad que ellas mismas no se permiten. Solo él ve por debajo de lo que el resto observa”, explica Freire. Un claro ejemplo de esto es el personaje de Maritornes, con una humanidad que van más allá de su condición aparente.

Entrega de obsequios
Antonio Pulido, junto al alcalde de Castro del Río, hicieron la entrega de unos obsequios a la escrtiora Espido Freire y al novelista Andrés Trapiello.

En la sesión de la tarde del sábado 9, la catedrática de Lengua Española, Lingüística y Teoría de la Literatura de la Universidad de Sevilla, Lola Pons, habló en su intervención sobre ‘Lo que Cervantes dice que se dice: la lengua de Don Quijote’. Esta “lengua de Cervantes” a la que se refiere Pons es sobre todo un puente que une tanto épocas como culturas a través de una lengua común como es el español. “Los sefardíes hablaban de la lengua de Cervantes antes de que él existiera, mostrando la poderosa capacidad de este autor para convertirse en símbolo”, detalló Pons, quien ensalzó la riqueza lingüística de Cervantes y de su obra en general, que también fue el artífice de rescatar palabras entonces ya defenestradas de su uso común, como por ejemplo “talante”. Gracias al padre del Quijote hoy hacemos gala con honra de ese “talante” que tanto nos falta a todos los niveles.

Pons también subrayó que Cervantes fue el artífice de realidades que fueron mucho más allá de la pura ficción narrativa. Claro ejemplo de ello es Barataria, una mítica ínsula convertida en topónimo real en lugares como Trinidad y Tobago y Luisiana. “Cervantes inventó un nombre para burlarse y, siglos después, ese nombre aparece en el mapa”. Curiosidades de la vida gracias a Cervantes una vez más.

Por último, el ex político y ex vicepresidente del Gobierno de España Alfonso Guerra ofreció también un profundo análisis de la obra cumbre de Cervantes, alternando rigor y pasión cervantina a raudales, además de un exhaustivo conocimiento de aquella época que rodeó a la creación del caballero andante. Guerra se centró especialmente en un pasaje del Quijote que le atrae especialmente: el discurso de Marcela en defensa de su libertad. El ex político lo encumbra claramente como “el alegato más perfecto jamás escrito sobre la emancipación de la mujer”. Cervantes fue un adelantado a su tiempo en muchos aspectos, y este fue uno de ellos, según Guerra: “En el siglo XVI, hizo que una mujer pronunciara palabras que todavía resuenan en nuestra lucha por la igualdad”, subraya.

Para finalizar estas intensas y exitosas Jornadas Cervantinas organizadas por la Fundación Cajasol, los actores Juan Echanove y Lucía Quintana leyeron de forma dramatizada textos de Cervantes.

El presidente de la Fundación Cajasol y el alcalde de Castro del Río hicieron entrega a todos y cada uno de los participantes de unas plumas cervantinas en agradecimiento por su contribución a este homenaje a uno de los mayores genios de la literatura universal. Un encuentro exitoso que tendrá continuidad en próximos años, según lo avanzado por el propio Antonio Pulido.

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