Cegados por la inteligencia

22 de Julio de 2020
Guardar
Epidemiocracia

Cita la antropóloga YayoHerrero al filósofo y sociólogo francés Edgar Morin en el prólogo alexcelente libro de Javier Padilla y Pedro GullónEpidemiocracia,recién y oportunamente editado por Capitán Swing: «la visión fragmentada yparcial de los distintos ámbitos del conocimiento generan una inteligenciaciega que destruye los conjuntos y las totalidades, aislando todos sus objetosde los ambientes». No puede ser una referencia más pertinente al tema que nosocupa, las pandemias, a la necesidad de ver lo que no queremos ver comosociedad, que los problemas no son hechos aislados a modo de maldición divina,susceptibles de ser tratados de una manera también aislada, tal y como uncirujano pudiera extirpar un tumor o un fontanero desatascar una tubería, sinoque hay que entenderlos como una entidad compleja con sus causas y susconsecuencias, unas causas diversas y no unívocas, que habría que prevenir paraevitar que aparezcan unos problemas, y unas consecuencias, también poliédricas,que sin duda aparecerán y habrá que tratar, más allá de las competencias delagente que trató de resolverlos.

Leo el libro mientras enAndalucía su gobierno modifica la legislación medioambiental durante lapandemia a escondidas de una opinión pública absolutamente noqueada por lapandemia, para facilitar la construcción en zonas costeras, o ignora elproblema del agua en la comunidad, declarando 17 obras hidráulicas de interésautonómico, en una región acostumbrada a las sequías y que dedica el 90% de susreservas hídricas a las actividades agrarias. Leo el libro mientras el gobiernocentral hace todo lo posible por que el turismo regrese a España y vuelva aconvertirse en uno de industrias con mayor responsabilidad en el cambioclimático.

Parece que no nos hemosenterado de nada, que la inteligencia no es solo ciega sino sorda. Tan ciega ytan sorda que resulta un insulto a la inteligencia calificarla como tal. De ahíla oportunidad, que no oportunismo, del libro de Javier Padilla, médico defamilia y miembro del Colectivo Silesia, y Pedro Gullón, epidemiólogo social ymédico especialista en medicina preventiva, que en el preámbulo de uno de suscapítulos nos advierten que «las epidemias no son fenómenos aleatorios sinhistoria natural ni causalidad, sino que hunden sus raíces en los sistemaspolíticos, las estructuras de las sociedades, las prácticas de la economía o elmedio ambiente». Es por eso que encontrar una vacuna para la covid-19,comprarle la producción de remdesivir a Gilead antes que se nos adelante Trumpy su corte, ¿o es cohorte?, de negacionistas⸻ suponiendo que este controvertidoantiviral, que tan poco aportó a la epidemia de sida, sirva en la de la covid-19 para algo más que para engordar las cotizaciones del laboratorio⸻ o que ladexametasona, las heparinas o el nuevo tratamiento farmacológico milagroso queesté por venir, no serán otra cosa que un parche que retrase el fatal desenlacea la que nuestra sociedad está abocada si no, y perdonen el símil taurino,agarre el verdadero toro de esta pandemia por los cuernos. Unos cuernos que noson los de la corona (del virus) sino los verdaderos motivos por los que hemosllegado hasta aquí y que pocos, por no decir ninguno de los opinadores de estepaís cita en sus artículos.

Por cierto, qué cuernoslos de esta pandemia, o los de cualquier pandemia. Porque si continuamoscreyendo como sociedad que la solución a la actual, o a cualquiera, esestrictamente biomédica, solo estaremos colaborando en acelerar la aparición dela siguiente. No, la respuesta a esta pandemia no es únicamente biomédica. Comodicen los autores, las pandemias son problemas más sociales que médicos, asíque es en lo social donde encontraremos la verdadera y única respuesta posible ahechos como los que estamos sufriendo y que, dicho sea de paso, vienensufriendo colectivos vulnerables por muy diferentes causas desde tiempos muylejanos.

Los autores, tras elexcelente y oportuno prólogo de Yayo Herrero, dividen la obra en cuatro partes:Sustrato, Contagio, Respuesta y Reconstrucción. Como ellos mismos aclaran, Epidemiocraciano es un libro sobre la pandemia por covid-19, sino escrito en medio de unapandemia, mirando a muchas epidemias y pensando en las que vendrán. Un librooportuno porque nos permite, al que lo desee y no mire para otro lado,reflexionar en el justo momento en el que más necesario es.

En la primera parte dellibro, Sustrato, los autores lanzan una mirada a las epidemias desde lasestructuras de las sociedades, algo esencial para prepararnos ante las quevendrán. Padilla y Gullón contribuyen a romper con el clásico binomioenfermedades transmisibles/no transmisibles, algo que consideran una burla atoda perspectiva social de la salud, y admiten que «las intervencionesmédicas y sanitarias no son más que un paliativo que debe ir acompañado de unareorganización social “radical” basada en la democracia, la educación y elbienestar». Si cualquier enfermedad tiene un fuerte componente social, enel caso de las epidemias, aún más. Y si aceptamos romper con la asimilación delconcepto enfermedad transmisible a la mediada por un microorganismo, de lo que deberíamosestar hablando en este momento es que actualmente coexisten en el mundo muchasotras pandemias: diabetes, hipertensión, obesidad, depresión… Incluso unapandemia farmacológica, derivada de la medicalización de la sociedad y de lafalta de respuesta adecuada a los medicamentos por parte de las personas quelos utilizan.

En Contagio, los autores entierranun mito que nos ha recorrido durante esta última pandemia, ese que defendíanalgunos sin ganas ni capacidad de análisis, que afirmaban que el coronavirus noatendía a diferencias en clases sociales. Como en tantas otras pandemias, lasenfermedades son clasistas y se ceban mucho más con los colectivos másvulnerables, con los que viven en los márgenes de una sociedad hechas paraindividuos BBVA (burgueses, blancos, varones y adultos), de ahí que no podamoshablar de salud pública sin prestar especial atención a esos márgenes, porque sideseamos apostar por el derecho a la salud de toda una sociedad, tendremos quehacer frente a las desigualdades. lo que choca de manera frontal contra lamercantilización de los cuidados que tanta mortandad ha provocado entrenuestros mayores y que nunca podría tener un sentido social. Frente a lamercantilización, hay que trabajar por la socialización de los cuidados. Cuántocamino les queda por recorrer a ciertas ideologías a las que se les llena laboca con la palabra patria, y sus diferentes nombres propios, antes de llegar adefender con coherencia la única forma decente de patriotismo, la que suponedefender y proteger a todos y cada uno de sus compatriotas, que no sonúnicamente aquellos con los que se tratan.

La tercera parte dellibro, Respuesta, se centra en el funcionamiento de los sistemas de salud, que,a decir de Padilla y de Gullón, no pueden olvidar que no son elementos decuración y cuidado, sino de justicia social. Como es ya cuestión transversal alo largo de la obra, los autores, más allá de realizar una evaluación sobre lascapacidades de nuestro sistema sanitario, insisten en las diferentes facetasque debe albergar una respuesta adecuada a la pandemia, entre las que elfortalecimiento de la Atención Primaria, el sostenimiento de los colectivos másvulnerables y la humanización de las urbes, constituyen aspectos claves.Aplanar la curva social, con la equidad como principio, debe ser la respuesta alas epidemias.

La última parte del librose dedica a la Reconstrucción, puesto que, como afirman los autores, «lasepidemias no acaban cuando terminan, sino que entonces comienza una fase tanimportante como la respuesta a la etapa inicial». La respiración, lopróximo, el arraigo y el ocio son los cuatro términos que adoptan para diseñar unnuevo futuro, siempre poniendo la vida en el centro.

Padilla y Gullóndefienden la creación de un Sistema Nacional Sociosanitario, integrando losocial y lo sanitario. Un derecho a respirar, a respirar aire limpio perotambién a no llegar asfixiados a fin de mes; un derecho a vivir en las ciudadesde los 15 minutos, como el proyecto de la alcaldía París, en las que algúndía se extingan la zonificación entre los centros habitacionales y loslaborales minimizando los largos y contaminantes desplazamientos; un derecho alarraigo, para favorecer que nos avecindemos y que desarrollemos una pertenenciaactiva en nuestro entorno; y un derecho al ocio, que rompa con laestratificación social de ese bien llamado tiempo libre y que tan pocos gozanen nuestras sociedades.

Epidemiocraciaes un libro que hay que leer y, sobre todo, que hay que poner en práctica.Desgraciadamente habrá muchos que no querrán hacerlo, porque ni desean ver niescuchar lo que en realidad está sucediendo, porque en su ceguera lo vean como algode ilusos, de idealistas retóricos, como si no fuera de una ingenuidad malévolapensar que el mundo podrá continuar siendo lo que era, como si hubiera sido unaArcadia feliz para alguien que no fueran los miembros de la sociedad BBVA. No,aquí no hay nada ilusorio ni idealista. Ilusorio sería, es, continuar como siesta epidemia fuera la primera, y que muerto el perro se acabara la rabia. Y aquívuelvo al principio, y me ayudo de la cita a Keynes a la que aluden JavierPadilla y Pedro Gullón: «Si es lo inesperado lo que creemos que vendrá,entonces es lo imposible a lo que debemos aspirar para prepararnos frente aello». Amén.

Epidemiocracia (Capitán Swing, 2020) |Javier Padilla, Pedro Gullón| Prólogo de Yayo Herrero|232 páginas|17,00 euros|

Lo + leído