(Relampo escrito, o más exactamente dictado, inspirándome en mi amigo Tigre Manjatan, y también en mí mismo, en mi relación con todos mis vicios, y apoyándome en aquella bonita frase de Mark Twain: "Dejar de fumar es muy fácil, yo lo he hecho muchas veces". Mecanografiado por Ángel Arteaga Balaguer)
Llevaba largos años demorándolo, de hecho hasta lo había intentado más de una vez con éxitos parciales más o menos largos. Pero por fin había tomado una decisión definitiva. "Se acabó. A partir de hoy no vuelvo a beber".Y fue tal la felicidad y satisfacción que le invadió que se le dibujó una espontánea y enorme sonrisa en la cara."Qué bien. Qué buena decisión he tomado, y ya era hora".Su sonrisa se hizo aún más amplia. Ya no era simple felicidad; estaba eufórico, salvajemente bien. Era magnífico. Casi le daban ganas de aplaudirse a sí mismo.Tenía que celebrarlo. Celebrarlo del mejor modo que sabía. Servirse un último vaso de burbon. El de despedida. Humm, qué delicia inigualable era, para él, beber. Brindó su propia salud, y por su propia insalud.Doble alegría y celebración en una sola noche; primero por jurar el sí, y luego por besar el no.
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