“La energía tiene que ver mucho con la emoción y la pasión que uno siente cuando Ama lo que hace. Nací en Asturias y eso imprime fuerza y carácter en una tierra luchadora y fuerte”. Es Cristina del Valle, una luchadora mujer, que aparte de haber pasado a formar parte de la historia de la música española, encuentra tiempo para luchar, otra vez luchar, por los derechos de las mujeres.
En la noche del 6 de mayo, Del Valle sube, otra vez, a un escenario, ahora en Sada, (A Coruña) junto con Alberto Comesaña, el otro creador de Amistades Peligrosas, par artístico de Cristina, y un referente, igualmente, de la historia musical española contemporánea. Y con ellos los grandes músicos que les acompañan, todos ellos muy integrados, concertados.
Cristina del Valle junto con los integrantes de Amistades, suben al escenario levantado en la plaza Imans Suárez Picallo, y comienzan a actuar arropados por el amable sonido de la Ría de Betanzos, que baña Sada, y por el entusiasmo de una multitud de personas, de todas las edades que cantan, gritan y bailan. Madres con hijas, algunas incluso con nietos y señores de pelo ya cano que cantan las canciones que cantaban en los 80 cuando eran “un poco más jóvenes”.
Abrió el concierto Fernandisco, con su selección de temas de aquella época dorada de la música POP y dió el tono preciso a los asistentes. Y, tras Amistades, actuaron Seguridad Social y La Guardia. Un auténtico festín. Hasta la meteorología echó una mano porque al mediodía, en Sada, llovía de tal forma que parecía que se iba a acabar el agua del cielo.
Con Cristina hablamos poco antes del concierto, en su camerino.
“El referente de mi vida, mi heroína y que marcó mi camino es mi madre, asturiana de pro. Ella me educó en la lucha por otro mundo posible, y me educó en la solidaridad con otras mujeres, no solo de este país, sino del mundo, que también sufrieron como ella y sus hijas, la violencia de género y que hizo que para mí la música sea un instrumento para cambiar el mundo, para poner voz a tantos seres sintientes que no la tienen”. Así expone Del Valle esa acertada fusión entre música y compromiso personal, vital, que ella ha convertido en su forma de vida.
En línea con lo anterior, incide: “No concibo la música sin un compromiso con la sociedad y eso siempre me ha traído muchos problemas que afronto con toda mi fortaleza y la dignidad en la que me educó mi madre, sobre todo en algo fundamental: no negociar jamás la dignidad. Cuando me subo a un escenario siento que es mi casa y siento a la gente como mi familia”.
“Por todo ello siento la tremenda responsabilidad de entregarme en cuerpo y alma, de formarme, estudiar, de prepararme para que cada día mi actuación sea mejor, emocione más a la gente y sientan que formo parte de sus vidas”.
Es Cristina del Valle, una excepcional mujer que no se conformó con ser solo una de las grandes de la música española. Quiso ir un paso adelante, y lo consiguió.