Desorientalizar lo oriental

01 de Septiembre de 2020
Guardar
Agueznay_r_r

Siguiendo la senda del inabarcable Juan Goytisolo, “en estos tiempos en que los medios de comunicación nos inundan y se ven inundados por imágenes y esterotipos que se refieren al Islam y a los musulmanes”, la muestra “Desorientalismos” nos devuelve el reflejo de unas geografías colonizadas militar y culturalmente que tratan de encontrar una orientación más allá de la visión de los clichés culturales impuestos. Buscando que hay de verdad en este reflejo de sí mismas que proyecta el mundo occidental en su propio imaginario cultural.

Tratando de aferrarse en mitad de la confusión a Orientalismos de Edward W. Said, rompiendo prejuicios y fronteras políticas, el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) ha prorrogado hasta el 25 de octubre de 2020 la exposición colectiva Desorientalismos, en la que podemos encontrar obras de Amina Agueznay, Kamrooz Aram, Ariella Aïsha Azoulay, Aslı Çavuşoğlu, Gülsün Karamustafa, Jumana Manna, Asunción Molinos Gordo y Teresa Solar, comisariada por Juan Antonio Álvarez Reyes. Una muestra que forma parte de una interesante trayectoria de este centro en acercar la producción artística actual del Norte de África y Oriente Próximo, considerando Andalucía, y en este caso Sevilla, un punto clave de intersección cultural entre dos mundos que parecen haberse dado la espalda.

“Desorientalismos” en el Centro de Andaluz de Arte Contemporáneo.

Como escribió el maestro Sánchez Ferlosio, “Vendrán más años malos y nos harán más ciegos; vendrán más años ciegos y nos harán más malos”, y el Islam y los musulmanes se han convertido en el enemigo preferido del subconsciente occidental, que siempre anda buscando un rival para Rocky. En Desorientalismos, encontraremos diálogo y encadenamiento de imágenes visuales, conexiones ancestrales, huellas de caminos comunes, territorios fronterizos donde reconocernos como culturas que comparten. Un anciano palestino toca una lata en un vídeo rescatado de Ariella Aïsha Azoulay, un sonido lejano en el tiempo y en el espacio que cruza mares y desiertos para reunirse en la memoria del espectador con los sonidos de Aliste. En la soledad de este antiguo monasterio, retumban las voces de los montajes de Azoulay y calan profundas, mientras interrogan sobre el sentido atrapar la cultura en vitrinas.

Red, de Aslı Çavuşoğlu.

Un gran tapiz de crochet cuelga de mitad de la sala. Lana natural, seda sabra, sqali y acero inoxidable. Encarnar lo visible, actual lo invisible (dos actos), lleva por título esta pieza de la marroquí Amina Agueznay que combina ensamblajes modernos con tejidos tradicionales. Pieza que ha de verse al anverso y al reverso. Carga de profundidad de pasado, presente y futuro. “Puntadas subversivas”, como conceptualizó Rozsika Parker, que evocan desde los gorros tejidos de las Pussy Riot al knitting art, conectándose con las raíces profundas de las tradiciones ancestrales. Resistencia cultural en cada puntada. Ser humano sobreviviente. Cultura resiliente. A su alrededor, como fragmentos de un meteorito cultural que explotó, pequeñas piezas de cincuenta por cincuenta, antigua medida “Draa x Draa” conocida como codo. Pequeñas piezas de expresión contemporánea tejidas a la manera y formato tradicional. Cargas de profundidad simbólica.

Arabesco (detalle), de Kamrooz Aram.

Tinta de cochinilla armenia y pigmento rojo turco sobre papeles desgastados y cuadernos hechos a mano. Así reza la cartela de la obra Red de la turca Aslı Çavuşoğlu como si fuera un poema o el nombre de un plato en mitad de este menú degustación. Rojo turco dominante, mientras el armenio va evaporándose. Evolución del color, evolución histórica. Especies en peligro de extinción por la industrialización y por el colonialismo cultural.

Rompiendo la frase de Marx que Edward W. Said como prefacio a Orientalismo, voces que tratan de representarse a sí mismas, dejando de ser representadas por ojos ajenos. Buscar la herencia entre los restos del incendio cultural contemporáneo para desorientalizar lo oriental recobrando una mirada propia frente a “la intención producida por el colonialismo (...) de orientalizar lo oriental”, dijo Said. Oriente es una carrera, le respondió Benjamin Disraeli.

Lo + leído