¿Qué podría decir yo de la última novela de mi colega, y casi amigo, Gonzalo Montenegro? La novela con la que me derrotó -ay- en la última edición del Premio X (nada menos que el X).
Debo empezar reconociendo que es cierto que durante la ceremonia de entrega del trofeo, con forma de balón cuadrado, tiré la servilleta al suelo; aunque no fue por rabia, sino simplemente porque lo exigía el guión.
El FRACASO DE MI ÉXITO, firmada por el seudónimo más habitual de Gonzalo Montenegro, Gervasio Posadas, abre con dos citas deslumbrantes (Lampedusa y Cocteau) y tiene un primer capítulo de quitarse el sombrero (o la bufanda, en mi caso y en este momento rosa, y concreto).
El libro nos habla de los sinsabores, a pesar de las compensaciones económicas, que tiene el oficio de negro. De negro literario. Algo que conoce muy bien Gonzalo Montenegro, y no únicamente por las dos últimas sílabas de su apellido.
Montenegro hace un dibujo socarrón y preciso, muy divertido, del actual panorama literario por el que desfilamos muchos autores, incluyendo a este genio, que juega a bailar con la posteridad, aplicando la vieja máxima de que "ya me leerán después de muerto".
El negro Montenegro acepta escribir una autobiografía de un futbolista de gran éxito cuyo nombre no se me ha quedado, pero tampoco tiene importancia porque no es ninguno de los que realmente pegan patadas al balón en los actuales tiempos. Y a partir de ahí el libro se convierte en una novela de enredo, con poemas de Instagram, una hija adolescente y rebelde pero en el fondo buena, y la aparición de un negro que le hace de negro al propio Montenegro.
Anécdota que nos hace recordar aquella de Dumas, cuando se le murió el mejor de sus negros, Auguste, y a los pocos días, cuando el autor de El Conde de Montecristo estaba desesperado por completo, en una noche de tormenta llamó a su puerta un desconocido. Borracho, y con aspecto de estar a punto de perder el juicio, Dumas abrió la puerta, y al preguntarle al hombre que tenía enfrente, quién era y qué quería, este le respondió:
-Señor Dumas, soy el negro de su negro.
ENTRE NEGROS ANTE EL JUEGO, podría haber sido un título alternativo para esta excelente y divertida novela, que por supuesto recomiendo, escrita por el gran Gonzalo Montenegro (y algún oscuro colaborador más) y firmada por su seudónimo más querido y de más éxito.
Por todos los escritores que aparecen en este libro, por los reales y por los ficticios, alzo mi copa.
¡Brindo por los dos grandes impostores: por el fracaso y el éxito!
Excelsior
