Es domingo y llueve. Viento y frío. Estoy recién operado de una doble hernia inguinal y he vuelto a comenzar a conducir con el máximo cuidado y prudencia. ¿Y qué importa todo eso? Me está convocando Montxo Dixie, Ramón Portero Jiménez, uno de mis mejores amigos de todos los tiempos y el mejor amigo, sin duda, que ha tenido, y sigue teniendo, Tigre Manjatan. Su novia, su chica, su mujer, la maravillosa actriz Susana Patier Cortázar actúa en el teatro La Usina en la calle de Palos de la Frontera 4, Mad Madrid. Estará también, entre el público, el hijo de Susana, Javier Cobos, escritor en proceso de crecimiento y a quien también aprecio incondicionalmente. Así que no hay duda de que voy a ir.
Aparcar cerca parece imposible, pero yo confío; confío en mi amigo Montxo que ya no está en el mundo como estaba, con la carne y los huesos, pero sí su espíritu, su poder, su magia. Y, en efecto, logro aparcar a pocos metros del teatro. Gracias, cuerpo.
La obra se titula INDECENTE y es la adaptación -muy libre- realizada por el muy interesante director y dramaturgo Fernando Carballada de la obra firmada por Paola Vogel.
Me encanta la obra, disfruto muchísimo del espectáculo, de la puesta en escena, las actuaciones y la coreografía: Ya antes de que entre el público a ocupar sus butacas los actores están sobre el escenario: tirados, abandonados, como juguetes a los que un niño ha dejado caer para luego más tarde volver a seguir jugando con ellos. Y ese niño somos todos los espectadores. Nos sentamos, y los juguetes, los actores, se despiertan, y nos cuentan una historia de puritanismo y censura en la América que recibe a los emigrantes que huyen del nazismo; o eso parece, porque lo que en realidad nos cuentan es la historia de un grupo de actores y dramaturgos que tienen que abandonar su país y luchan para sobrevivir en la tierra de las oportunidades donde -según nos ha contado el cine- todos los milagros son posibles.
La coreografía, obra de la también actriz Lorena Vega, es una maravilla. Y todos los actores están impecables: Lorena Vega, Adriana Bonet, Xavi Soler (a quien habrá que seguir de cerca como escritor), Helia Rentero, Salvador Siguero, y muy especialmente para mí, porque los conozco y quiero y estoy orgulloso de ambos: Susana Patier y Luis Gilarranz (Luiki). Entre todos, prefiero no destacar a ninguno porque la representación en verdad es un “fuenteovejuna”, logran crear un ambiente, una atmósfera envolvente y verosímil, una -en suma- excelente obra de teatro.
Excelsior.