La escritora Helena Cosano desborda el teatro Muñoz Seca

24 de Marzo de 2016
Actualizado el 02 de julio de 2024
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Para Marisol NuñoLa primera vez que vi a Helena Cosano fue en una de las fiesta que El Mundo organiza con motivo de la feria anual del libro. Era muy simpática. Aún estaba trabajando como diplomática en el MAE (Ministerio de Asuntos Exteriores).La segunda vez fue cuando publicó una novela con Algaida, y yo pensé que era una primera novela, así que junté a Helena con Jon Lauko para dedicarles a ambos un artículo en Cambio16. Ella me llamó, me invitó a un café, y me pareció aún más simpática que la primera vez. Tenía además un cierto aire relajadamente intelectual, con grandes gafas y ropa ancha.Me sorprendió muchísimo cuando la vi en escena, presentando un libro en el Círculo de Bellas Artes, por primera vez. Lentillas, peluquería, maravillosamente vestida... Un pibón. No tengo nada en contra de los pibones, pero a favor mucho menos, que habría dicho Salvador Dalí. Pero como me caía muy simpática, ya he dicho, se lo perdoné.Luego he vuelto a verla muchas veces. Es una colega excelente, una amiga que no falla nunca, y una de las mejores conversadoras que conozco.Me hizo ilusión recibir su whatsapp.Portada-libro-Cosano-694x1024Presentaba su nueva novela, Teresa la mujer, confesiones de Teresa de Ávila a las puertas de la muerte, en el teatro Muñoz Seca. Ya había leído el libro, original y cuidado, la voz de Santa Teresa cercana y verosímil. Pero el lugar me pareció una exageración. Un teatro es un sitio demasiado grande. ¿Cómo va a llenarlo un escritor? ¿O al menos conseguir dar la sensación de que no está demasiado vacío? Tenía que ir. Se lo merecía. Se merecía mi presencia.¡Mi presencia y la de trescientos más! ¡Caray! No me lo podía creer. Aún faltaban cinco minutos para que comenzase el acto y no había ni una sola butaca libre en el patio de butacas. Tuve que subir al gallinero. Y me gustó la experiencia. Desde arriba se ve todo pequeño y en su conjunto.Me gustó ver a Helena escoltada por Inocencio Arias, Paloma Gómez-Borrero, un historiador, un psicoterapeuta, una mística que cantaba... y Cornejo en persona presentando el espectáculo.En suma: un éxito brutal. Ya ni siquiera me inquietó que estuviera tan guapa, tan pibón. Era lo adecuado en un teatro. La primera actriz debe brillar. Y ella lo era. La aplaudió cerradamente todo el público. Y yo también. (Artículo dictado por Javier Puebla, y mecanografiado por el escritor Ángel Arteaga Balaguer). 
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