La influencia del manga en la cultura actual

07 de Abril de 2024
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Me atrevo a decir que el manga es una revolución cultural tan profunda y trascendente como lo fue el pop en su momento. El mundo es distinto después de la aparición del manga; aunque el propio mundo no lo sepa, aunque no sea siquiera consciente de ello, aunque los grandes sabios occidentales, ahora ya ancianos o cuasi ancianos, hayan mirado hacia otro lado y no sepan quién es Toriyama y suban las manos clamando al cielo si alguien les dice que la saga de Death Note está al nivel de Dostoyevski (le aseguro al lector que lo está).

Es por todo lo anterior que la exposición sobre la historia del manga, THE ART OF MANGA, en el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid es ahora mismo lo más interesante, importante culturalmente, que está sucediendo no sólo en la Villa y Corte, sino en todo el país.

El manga es novísimo. Entró en nuestra cultura como “píldora de azúcar”, utilizando la vía que han empleado autores como Stevenson o Hergé; sí, me refiero al público infantil: el más abierto, receptivo, limpio y libre que ningún creador puede enfrentar. El manga, y más concretamente el anime, entró en las casas europeas a través de Heidi o Mazinger Z; inofensivo.

¿Inofensivo? Já.

Pero estamos hablando de los años setenta del pasado siglo XX. Antes no existía. En la exposición que puede verse en el Colegio de Abogados se rastrea su posible origen, pero en mi opinión no deja de ser anecdótico que hace quinientos años se hiciesen dibujos o murales que estén remotamente emparentados; aunque sea el equivalente al mono. Porque lo importante, lo grande, es el homo sapie. Lo importante es el manga.

Japón, de algún modo, jamás se rindió en su guerra contra los Estados Unidos. Ya no con armas bélicas, pero sí con la cultura. La gran y victoriosa guerra americana es la colonización cultural del mundo, que ha convertido a todo occidente en una suerte de feliz, o infeliz, colonia yanqui. El manga es la respuesta de Japón al imperio cultural yanqui. Y de hecho ha ganado, y sigue ganando, infinitas batallas no sólo en Europa sino también en los Estados Unidos.

El manga ha llegado a occidente para quedarse, porque ya hay al menos cuatro generaciones de niños, ahora adultos, que se han educado con un movimiento que va mucho más allá de animaciones y dibujos aparentemente simples, porque tras el manga está la música (fascinante) la estética, y sobre todo la filosofía. Una filosofía que no es la occidental, sino la oriental.

El manga ha transformado el mundo, lo seguirá transformando, y quien acuda a la excelente exposición en el Colegio de Arquitectos en el 63 de la calle Hortaleza entenderá que es exactamente como estamos diciendo.

Excelsior.

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