Ruta gráfica. El diseño del sonido de València es una exposición para el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) que busca radiografiar uno de los fenómenos sociológicos más arrolladores y menos conocidos del pasado siglo en nuestro país: la música que triunfó en los clubes y discotecas valencianos entre los años ochenta y noventa. Un movimiento que se bautizó como Ruta del bacalao. Se trata de una muestra que también se convertirá en libro, ya que después de casi dos años de investigación y recopilación de material, en marzo sale a la venta el volumen que han escrito y documentado Antonio J. Albertos y Moy Santana sobre la cartelería y el diseño de aquellos gloriosos años en los que Valencia se convirtió en la puerta de entrada de la música en España.
Nuria Enguita, directora del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), cree que “la ruta del bacalao, como tantas manifestaciones de los 80 y 90, ha tenido muy mala fama. Fue una propuesta muy radical en todos los sentidos”, informa Valencia Plaza.
El objetivo de Ruta gráficaes ofrecer un relato unificador sobre la evolución del diseño gráfico en torno a lo que popularmente se denominó Ruta del bacalao, y hacerlo transitando un recorrido que parte de la tradición valenciana del cómic y la ilustración, entronca con la llegada de la modernidad musical y estética a nuestro país en los años ochenta, y desemboca en las técnicas digitales que definieron la última etapa del fenómeno. Un itinerario cuya propuesta se expondrá a través de numerosas entrevistas personales realizadas a distintos agentes vinculados con el proceso de diseño (diseñadores/artistas, impresores y gestores culturales), junto a una selección de la cartelería y el merchandising paradigmáticos de la época.
Ruta Gráfica pretende ofrecer un discurso coherente sobre los inicios, el desarrollo y la conformación de una estética y un imaginario muy particulares nacidos en Valencia, al tiempo que reivindicar su notable valía artística y cultural.
A principios de los años 80 floreció en Valencia una subcultura que, en su viaje desde el más puro underground hasta su consolidación como fenómeno de masas, acabaría originando importantes reverberaciones a nivel nacional. Hablamos de eso que a pie de calle se conoció como bacalao.
“Más allá de la imagen pública negativa que contribuyó a crearse en torno a la escena de clubs valencianos (especialmente a partir de los 90), lo cierto es que la capital del Turia fue la pionera a nivel estatal en recoger las vanguardias y los movimientos punteros asociados a la posmodernidad. El libro Ruta gráfica busca cartografiar todo el diseño valenciano que se desarrolló durante estos años en la ciudad y sus alrededores”, explican fuentes de la editorial Barlin Libros.
Cuestiones sociopolíticas de amplia envergadura conformaron un estigma que, durante décadas, condicionaría todo lo relacionado con el movimiento de la Ruta del bacalao hasta el punto de invisibilizar, en muchos casos, la riqueza y exuberancia de las dinámicas artísticas que generó. Si bien forman parte del imaginario colectivo los aspectos musicales, el apartado gráfico del que se acompañó ha permanecido oculto en buena medida… hasta ahora.
Ruta gráfica. El diseño del sonido de València recupera todo este universo poniéndolo en contexto y dándole un valor hasta ahora descuidado. Fue la génesis espontánea de una estética particular que, espoleada por el torrente vital que supuso el fin de la dictadura, influyó decididamente sobre varias generaciones. Elisa Ayala, Paco Bascuñán, Quique Company, Sento Llobell, Ramón Marcos, Edu Marín, Pablo Mira, Paco Roca, Armando Silvestre… son solo algunos de los artistas que desfilan por estas páginas, responsables en buena medida de poner imagen a los anhelos de libertad de aquella noche eterna.