Disfrutamos de la presentación de Dame tu sombra, el nuevo libro de Alejandro Rubio Sánchez, el segundo que publica tras Contra Mundum(III Premio Gavia Negra) editado por Haz Milagros con maquetación magistral de Germán Zamorano Fuentes (no es fácil que un solo jaiku sea capaz de llenar -elegantemente- una página de 22x14). La sala estaba a rebosar, pero -aunque con retraso- llegamos justo a tiempo para encontrar un par de sillas vacías y ver el show completo.
A Rubio Sánchez le acompañaba el escritor y editor Javier Puebla, y apoyándoles desde el público estaba Diego Sánchez-Bustamente: diplomático retirado y gran maestro en el arte del jaiku.
Entre los tres lograron crear un ambiente que nos atrevemos a calificar de emocionante.
Dame tu sombra está compuesto por 100 jaikus (101 en realidad, pero para comprender la magia de la anterior afirmación el único modo es tener el libro entre las manos), escritos entre Costa Rica, dónde se tomó asimismo la foto de portada, Asturias, la Sierra Madrileña y otros lugares.
Se habló del origen del título del libro: un magnolio que plantó el autor cuando apenas era un niño de dos años junto a su abuelo, del arte del jaiku y su métrica simple y protectora: cinco, siete, cinco.
Se habló también de la pasión por escribir, del papel de la poesía -arte que nadie practica por dinero, ni pensando en él-, de la bella aventura que es siempre publicar un libro, de maestros y caminos… y como es natural se leyeron muchos jaikus en voz alta. Desde el público alguien decía un número y Alejandro Rubio Sánchez, o su presentador, lo leía:
-¡100!
En la palmera
se mueve muy despacio
un perezoso.
El autor aún seguía firmando cuando abandonamos la sala donde se presentaba Dame tu sombra. La tarde del último jueves del mes de junio de 2024. Un día inolvidable para todos los presentes. Un momento “casi secreto” que nos hizo recordar aquellos conciertos de la movida madrileña, donde sólo estábamos unos pocos -muchos menos que en la presentación de Dame tu sombra- pero a los que luego, con el tiempo, parecía haber acudido la población entera de la ciudad de Madrid. Mad Madrid, como la llama nuestro batallador amigo Tigre Manjatan, que también estaba allí.