Darío Angel Lobato nació en Junín, Buenos Aires. Es autor de “El cielo que no te ofrecen” 1992; “Granadas que se hacen rosas” 1996 (Premio Edición de la obra Eduardo Carroll ); “Judas y los parecidos” 1999; “La cáscara del huevo” 2001; “Judas el hombre” 2004; “El patio de Juana” 2006 ; “De cara a la piedra 2009; “Huapalcalco secreto de asombro” 2013; “La jerarquía del punto” 2017; “Huapalcalco la otra mirada” 2018; “La caricia del Mistral” 2019; Integra los “Tomos de Poesía Argentina Contemporánea”; El Honorable Consejo Deliberante de Junín lo declara Personalidad Destacada del Arte y Cultura en mérito a su Trayectoria en noviembre de 2018.
La poesía del maestro Darío Lobato, está escrita: desde los rituales antiguos de la palabra. El autor, disecciona de manera hermosa cada línea que escribe, mientras nos deja a los lectores; imágenes convulsas que se alzan, sobre parajes paralelos y ausencias que claramente, nos harán retornar a los rigurosos retratos de la memoria. El poeta se asume y reconoce que, es necesario encontrar en la palabra escrita; epifanías que nos lleven a un plano estético, mucho más fundamentado. Entonces, el escritor, nos invita a leer este hermoso poema:
1/
/No es pecado pintar la luna detrás de los retratos
Este comienzo de ausencias propone una postura marginal entre dos hierbas/
Donde el espíritu dista hasta perder la memoria/
En la fruta mordida el pecado no pierde su significado/ ni el matiz/
A medida que se repite su contenido hamletiano/
Y que por amor a esa luna o por la caricia del Mistral se rehace a si mismo/
Del poemario “La caricia del Mistral”
En toda manifestación artística, es necesaria, la búsqueda constante y el reencuentro del artista, con lo que un día perdió. Dicha búsqueda, puede llevarnos a veces, a metamorfosis difusas que nos harán reconfigurar, el camino hacia un algo que hemos y nos ha esperado. La lectura continúa, y el poeta, desde la intimidad de su obra, nos dice:
2/
“La búsqueda en Huapalcalco consiste en embriagarse con el instinto
Y esperar que en cada piedra se descruce un pequeño milagro”
En esa región de flores y cantos
Donde una mirada vale diez vidas
Siempre hay pájaros que van
Y poetas que regresan
Una región de batallas incompletas
Un desnudo indescifrable
Casi un teorema
Y aún cuando las ánimas resbalan
Sobre los acantilados
O se hamacan entre los nopales
Desoyendo la voz de la madera
/los huesos prefieren la tierra.
Del poemario “Huapalcalco la otra mirada”
Parafraseando al filósofo español Miguel de Unamuno, que ya nos decía, desde sus robustas ideas filosóficas: “que la palabra, es a lo que volveremos, porque de ahí venimos y, es donde tenemos que llegar.” El autor, entiende con claridad; que su voz y su palabra, ya tomaron una ruta, y el destino ha sido, los profundos embrollos de la memoria y la hondura de la reflexión en el día a día. Para finalizar, el poeta nos dice:
3/
Se habían extraviado casi todas las palabras
En la pequeña mesa de madera
Esa abismal rebeldía que me arroja
A la turba del poema
Cómo el orfebre que fraguó la luna
O el poeta que meditó con los dioses
Sobreviviendo con una sola palabra
Del poemario “la jerarquía del punto”