Rosa Soria, mi vecina más querida y más cercana (vive en la puerta de al lado). La conozco desde que era niña.
Mucho tiempo después, cuando me convertí en El Cazador de Cuentos y escribía un relato diario, ella estaba en la lista de quienes lo recibían por correo electrónico nada más terminarlos. Eso sucedía hace ya más de veinte años: el correo electrónico, email, era la vanguardia de la evolución tecnológica. De entre todos los relatos hubo uno que a Rosa le gustó especialmente, el 246: UNA ENANA VESTIDA DE ROJO.
Me lo dijo en su momento y me lo ha repetido en múltiples ocasiones. Especialmente cuando volvió a encontrárselo en la mítica JAULA TARJETERO DE EL CAZADOR DE CUENTOS, suerte de libro-objeto que contenía -contiene, pues aún puede encontrarse en Wallapop y similares (aunque a precios astronómicos)- los cien relatos más cortos de El Año del Cazador: impresos en tarjetas de visita y en edición firmada y numerada.
Uno de los juegos, posibilidades, que ofrece el libro es que cualquier lector pueda marcar sus relatos favoritos y formar una colección con su nombre y pedirnos que la incorporaremos a futuras ediciones. La colección Rosa Soria ya posee entidad suficiente aunque no elija más relatos que el 246: UNA ENANA VESTIDA DE ROJO… El día 246. Aún quedaban más de cien de caza y trabajo.
Confieso que no recordaba cómo terminaba el cuento. Dejé el peso de la edición en manos de mi amiga y editora Susana Martínez Puentes. Yo no era capaz, me ponía a cambiarlo todo. No soy el mismo que los escribió. Ni tampoco es la misma la época. Han pasado cuatro lustros largos. En ese tiempo los relatos siempre se han mantenido vivos. Se han publicado en múltiples idiomas y en todo tipo de medios; hasta hay uno, Mamá, el 125, que se utiliza para enseñar español en Estados Unidos y Canadá. Y cambian. Todo el tiempo, todo el rato. Cazaba cuentos simplemente por el placer de descubrirlos, y luego atraparlos, enjaularlos con palabras y silencios, cortos y largos. No imaginaba que iban a lograr seguir vivos a lo largo de los años. Quizá, en este cuento protagonizado por una enana, algún día su vestido no será rojo, y ella mida dos metros de alto, ¿quién sabe?
El Año del Cazador. La mayor aventura de mi vida; que todavía no ha acabado, como prueba que ahora, más de veinte años después, mi vecina, Rosa Soria haya atravesado la pared de su salón para instalarse en el mío y leer para mí, y para cualquiera que quiera escucharlo, su relato favorito: UNA ENANA VESTIDA DE ROJO.
Como ya he dicho: no recordaba el final… Aunque eso también tiene su lógica ilógica. Agradeceré -tanto en en YouTube como en Diario16+, opiniones y comentarios.
Excelsior.