Joyce es Joyce y no se admite discusión de ningún calibre, por la sencilla razón de que nadie en el mundo, salvo él, ha podido escribir Los muertos, relato incluido en Dublineses, y menos hacerlo cuando sólo tenía 25 años de edad. “Sus personajes se saludan, se quieren, se ignoran, se cruzan por la calle, se odian. Su obra, bien o mal coherente como pocas, es una especie de círculo”. Así contextualiza Diego Garrido a grandes rasgos la grandeza de James Joyce, el autor que, a los 140 años de su nacimiento, es a Italia lo que Dante o Cervantes a España. Y esta aserción irrefutable es así porque, más allá del Ulises, existe mucho Joyce que indagar y disfrutar aún, sobre todo aquél que discurrió en su primera juventud madurando historias que luego confluirían todas ellas en el gran tótem de la literatura universal del siglo XX. Sin ir más lejos, aquel Joyce de los cuentos y prosas breves, recogidas en esta soberbia edición de Páginas de Espuma traducida por el propio Garrido.
Ampliamente anotada, además de traducida y preparada por él, Cuentos y prosasbreves reúne por primera vez en español todas las creaciones cortas del autor dublinés, entre ellas sus cuarenta prosas juveniles recopiladas en Epifanías, una nueva traducción de Dublineses –sin la que no se puede entender, ni se debe, su obra maestra universal por antonomasia–, o su primer intento autobiográfico en Retrato del artista, obras que después tendría su eclosión en el Retrato del artista adolescente (1916).
Asegura Garrido que “el verdadero protagonista de los libros de Joyce no es, sin embargo, un hombre, ni siquiera un autor: es Dublín”. Sin la capital irlandesa en toda su dimensión se hace harto difícil poder engullir y entender el torrente literario de un escritor al que muchos dan por imposible sin ni siquiera haber intentado disfrutarlo un instante, o simplemente a sorbos, a ratos, como aconsejan muchos expertos en el dublinés. Por ello, esta edición de sus obras cortas realiza un encomiable esfuerzo por acercarnos una figura literaria sin parangón en las letras universales del último siglo.
Existe mucho Joyce que indagar, sobre todo aquél que discurrió madurando historias que luego confluirían en el gran tótem de la literatura universal del siglo XX
Por todo ello, además de Epifanías, Retrato del artista, Dublineses, Giacomo (James en italiano) Joyce y Finn’s Hotel, esta completísima edición de Diego Garrido para Páginas de Espuma se cierra en su último tramo con un despliegue digno de fuegos artificiales y aplausos: un extenso anexo con sus notas en Tres Cuadernos (París, Pola y Trieste), fragmentos de un borrador del Retrato del artista adolescente, unos cuentos infantiles que Joyce escribió sobre gatos, diablos y policías para su querido nieto Stephen y, por último, Diario de Dublín de Stalislaus Joyce, su odiado y queridísimo hermano mayor.
Y colo colofón, un amplio y sorprendente álbum fotográfico del autor, su familia y algunos manuscritos históricos. En definitiva, un libro que aúna en un sólo volumen todo aquel Joyce que ya germinaba brillantemente en el mundo de las letras mientras iba barruntando aquel genio del Ulises. Pero esta es ya otra historia…