Me Gusta

Me encantan las redes sociales, estoy totalmente enganchado a ellas. Me muero por un “megusta”, un “fav” o un “retuit”. No pagaría por ello porque pierde la gracia. Comprar seguidores tampoco es lo mío, es como comprar sexo, tampoco.

Dejar a la peña que con su libre albedrío te siga y te retuitee o dé a “megusta” es lo más de esta nueva sociedad de sociedades que es la red.De pequeño nunca tuve un “megusta”. Las cosas que hacías bien eran tu obligación y las cosas que hacías mal eran tu fracaso. No había megustas. Las cosas pasaban sin más.Salías a la calle con un chándal nuevo pero nadie te daba un “megusta”. Alguien por envidia intentaba manchártelo ese mismo día, como cuando “te estrenaban” las zapatillas pisándotelas, y tú tenías que hacer como que no te importaba, como que eras un tipo duro. El tipo duro de las zapatillas pisadas.Sin embargo, ahora en las redes, subes una foto, da igual la que sea y nadie la pisa, siempre hay alguien dispuesto a dar un megusta. O pones una frase así medio tontuela como “Buenos días” o “A por todas!” o frases más crípticas como “Todo lo que tengo es mi misma condición de ser” y los megustas te desbordan. Me gusta, me gusta, me gusta, me gusta... A veces incluso algún comentario del tipo “muy bueno” o “grande!” o “crack!”. Bueno, “grande” o “crack” es el nombre comodín que recibimos muchos cómicos, aunque no lo merezcamos. Está ya tan gastado como las zapatillas después de varios “estrenos”.Pero los megustas siguen intactos. Los retuits también. Y son maravillosos. Poder tener una notificación de alguien que ha pulsado ese maravilloso botón de RT a una cosa tuya, un ripio, un chiste, una reflexión. Tu señora creación adorada por otros seres. ¡Jo! ¡Me flipa! ¡Me desata! Imagínate ya que te retuitea alguien que tiene mogollón de seguidores y envía a su mundo de tuiteros, que están deseando propagar, una cosa tuya. Eso es el summum de la recompensa. Dios está en esos retuits, no hay duda.A veces la gente que te da un megusta lo hace simplemente porque apoya todo lo que hagas, por fan, por amistad, por admiración, por cariño. A veces ese megusta se está dando a algo que has puesto con una intención velada, con una ironía, como metáfora de algo que pocos pueden entender, porque requiere una información que no poseen. Pero da igual, también megustean.En Facebook llevamos un tiempo donde los megusta ahora pueden ser más emociones, como los muñequitos de “Inside Out” (“Del revés”). Al lado del “Me Gusta” te sale el “Me Encanta”. Luego están el “Me Divierte”, “Me Asombra”, “Me Entristece” y “Me Enfada” el último, para que nos cueste más. Y entonces pasas el dedito digital por el “Me Gusta” y a veces se te escapa al “Me Encanta” y ya lo dejas estar, porque vamos a mil y no reparamos ni rectificamos las cosas.

El “Me Encanta” coloca tu publicación en un nivel de narcisismo extremo. Porque que alguien que incluso ni te conoce dé a “Me Encanta” está a dos “Me Gusta” y tres “Me Divierte” de hacerte el amor, aunque sea telefónico. Aunque sea a base de notificaciones múltiples y sus correspondientes vibraciones.De pequeño nunca tuve un “Me Encanta”. De mayor sí, pero toda la construcción de la recompensa emocional ya estaba hecha, así que me lo tomé con más filosofía que alegría. Hasta que llegaron las redes y mi reconstrucción del sistema se puso en marcha. Ahora soy feliz. Me levanto por las mañanas pensando en cuantos megustas tendré y aún más en cuántos tendré con las nuevas publicaciones que ponga: “Feliz Viernes”, “Gracias por este finde”, “Mañana voy a Logroño”, “Os comparto un artículo de Diario16”. ¡Joder! ¡Cómo me gusta!