“Mi literatura no se puede entender al margen de la obra de Vila-Matas”

13 de Junio de 2020
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IMG_20200126_140747 Abel García Roure

Barcelonesaresidiendo en Madrid desde hace unos años para enseñar a escribir a los futurosperiodistas en la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense,Raquel Taranilla (1981) ha llamado con fuerza a las puertas de lo que ellallama “planeta Cultura” sin ocultar su ironía con tintes de provocación. Con Noche y océano (Seix Barral) no sólo ha llevado alas vitrinas de su casa el Premio Biblioteca Breve 2020 sino que ante todo haconseguido que el mundo de las letras se rinda a un nuevo valor emergente conmucho que aportar. El lector quedará atrapado rápidamente por los múltiplesencantos de Bea, una protagonista compleja y absorbente, profesorauniversitaria que solapa dos precariedades en su vida: la intelectual y lalaboral. Fiel reflejo de un mundo, el universitario, clamando a gritos para quealguien le saque los colores. Y aquí llega otra docente universitaria, esta vezde carne y hueso, como es Raquel Taranilla para desmontar con una sobradacapacidad intelectual los cimientos de una institución que se tambalea ante laindiferencia circundante, aunque advierte que “la intención de la novela no esdenunciar el agotamiento de la misión de la universidad”. Su sentencia sobre lasituación actual de esta institución en España es demoledora: “Es bastantecarca y está esclerotizada”.

Ha entrado en el ‘planetaCultura’ como un huracán con la concesión del Premio Biblioteca Breveprecisamente ¿en el peor o en el mejor momento posible? Evidentemente merefiero al estado de alarma generado por la pandemia del coronavirus.

Esa es una pregunta que me han hecho un millón de veces durante la promoción de la novela, y a la que no sé cómo responder. Tengo un modo de ser muy estoico: acepto animosamente las cosas como vienen. Mi único propósito mientras escribía Noche y océano era terminar el texto, darle consistencia a la voz de la protagonista hasta el final. Ni soñaba entonces con integrarme en eso que en el libro llamo “Planeta Cultura” ni con ganar ningún premio, ni sueño ahora con coronar las listas de ventas. Naturalmente, me apetece siempre hablar de los temas que propone la novela, porque son cuestiones que me preocupan en un plano intelectual. Pero la mesa de novedades es un espacio que no me seduce particularmente. Es muy probable que diciendo esto solo deje ver mi bisoñez, mi amateurismo en esto de la literatura como industria. Pero me siento muy cómoda, de hecho, en el papel de diletante.  

“Me siento muy cómoda en el papel de diletante”

Usted misma definela lectura de Noche y océano como unahistoria “pesada como el plomo”, en absoluto “ligera”. ¿Puede detallar estadefinición para que desde la editorial no la llamen a capítulo?

La propuesta estética de Noche y océano pasa por convertir enliteratura una experiencia lectora común y cotidiana, que consiste en inflarsela cabeza de informaciones y datos, y opiniones e historias. A mí me gustadecir que la protagonista, Bea, es el fruto malsano de la sociedad de lainformación y el conocimiento, es alguien que maneja una cantidad ingente dereferencias y que, en ese proceso, va viendo amenazada su individualidad y, porsupuesto, su precaria situación en el mundo. Y, pese a todo, lo cierto es quela voz de Bea es divertida, es lúcida aunque esté algo perturbada, y es capazde hacerle compañía al lector, en un relato que tiene un fuerte componentefraternal y piadoso.

La protagonista desu novela, una profesora universitaria, es “desquiciada y excesiva”, según suspropias palabras. Usted también es profesora universitaria de escrituracreativa. ¿Ha querido en cierto modo retratar el estado en que se encuentraactualmente el mundo universitario?

En la protagonista de Noche y océano, la precariedad intelectual se solapa en parte con la precariedad laboral. Bea siente una profunda desilusión ante una trayectoria académica que ha resultado infeliz, en buena parte porque la institución universitaria suele ser un espacio frustrante y desangelado. En todo caso, la intención de la novela no es denunciar el agotamiento de la misión de la universidad, sino dar cuenta de las repercusiones epistemológicas de nuestra manera actual de relacionarnos con el saber y con los datos.

“La mesa de novedades es un espacio que no me seduce particularmente”

Por cierto, ¿cómo vehoy la universidad, usted que la vive desde dentro y le da incluso para unanovela?

Lamentablemente, no soy muy optimista respecto al futuro de launiversidad española, que es bastante carca y está esclerotizada. Es cierto queen toda facultad hay buenos profesores que hacen esfuerzos denodados, pero losproblemas importantes son estructurales. Provengo de una familia de origen muyhumilde. Para mis padres (como para mucha gente de su edad), enviar a sus hijosa la universidad era un objetivo de vida. Digamos que yo no tengo nada claroese deseo en relación con mi propia hija.

Su protagonista, laprofesora de sociología del turismo Bea Silva, desmitifica el conocimiento. ¿Porqué? ¿Por simple resignación o por todo lo contrario, por rebeldía ante unsistema indolente?

Porque ha llegado a un callejón sin salida y se da cuenta de queoperar en el paradigma en el que ella se formó es vano. En realidad, la novelaes la constatación furiosa de esa vía muerta y la posible apertura de una víanueva, que pasa necesariamente por trascenderse a una misma. Nochey océano es una novela de personajes fuera de su tiempo, que se inventanuna forma personal para escapar de aquello que les abate. Así lo hacen Murnau(que se pasa la vida huyendo y creándose escenarios nuevos) y Lukács (que da unsalto de fe revolucionario); tal vez el suicidio de Arnold Kreikamp pueda serleído, en el fondo, como una huida poco imaginativa.

¿Cree que elinvestigador universitario pierde demasiado el tiempo estudiando cosas “absurdas”?¿Por qué no tiene una visión más optimista y piensa que es un servidor públicoque ofrece sus estudios para mejorar la sociedad?

Yo me dedico a las humanidades, y hay una reflexión que, salvoexcepciones puntuales, vamos postergando sine die acerca de losprocedimientos que estamos empleando en nuestras investigaciones y el sentidode nuestra participación en la sociedad. Poner ese tema encima de la mesasignifica no orillar el papel que quiere cumplir la universidad en relación conla producción de verdades y también en relación con el mercado de trabajo. Lacrítica más radical que hay en Noche y océano acerca de eso que podríamosllamar —de un modo bastante detestable— “intelectualidad” tiene que ver con suelevada autoestima, con ese orgullo con que se considera resistencia frente ala espectacularización del mundo, al margen del consumismo y la moda.

El otro protagonistade su novela, el cineasta Quirós, vive obsesionado con Murnau, hasta el puntode poder estar implicado en el robo de su cráneo. ¿No cree que si no hay pasión,obsesión, entre los investigadores universitarios, no hay nada?

Lo fundamental de la relación de Quirós y Bea tiene que ver conque solo en su unión —el uno, proporcionando los materiales, y la otra, organizándolos—pueden sacar adelante el relato que tienen entre manos. Es gracias a esasimbiosis peculiar como acaba poniéndose en pie y teniendo plena fuerzacreativa esa pasión inicial, que es importante pero, desde luego, no lo estodo.

Antes de entrar eneso que ha dado en llamar el ‘planeta Cultura’ su currículo literario comenzó conun libro sobre su experiencia con el cáncer. Cuando escribía Noche y océano, lo afrontaba ¿con miedo o más bienrespeto a ese planeta tan sui géneris?

Considero que no hay una distancia insalvable entre mi trabajoprevio y Noche y océano. Tanto en mi libroanterior (Mi cuerpo también) como en el último, laliteratura y mi bagaje intelectual se ponen al servicio de la búsqueda delconocimiento. Yo no escribí un libro sobre el cáncer en la sangre que padecí,sino un libro sobre cómo la administración clínica contó el relato de mienfermedad. Con Noche y océano he seguido explorando unmétodo propio para hacer frente a cierto escollo epistemológico que habíadificultado mi trabajo intelectual. Nunca he escrito calibrando mi posición enPlaneta Cultura, que es en todo caso marginal. Lo cierto es que solo mepreocupan los textos que escribo. Soy perezosa para pensar mi identidad enrelación con el campo literario.

¿Ha podido yacontactar con Enrique Vila-Matas después de la presentación de Noche y océano, que según usted misma nació “de larespuesta a Aire de Dylan”, una novela delautor barcelonés de 2012?

Claro que le he escrito después. La historia de la literatura esuna cadena de propuestas y respuestas, y mi literatura no se puede entender almargen de la obra de Vila-Matas. Él es quien abrió la puerta a los temas que másme han interesado en literatura, y a formas y recursos que aún me interrogan.

Y después de estaentrada torrencial en el “planeta Cultura”, ¿ahora qué? ¿más universidad o másliteratura?

No entiendo la universidad y la literatura como dedicacionesexcluyentes. En realidad, son parte de un recorrido muy polivalente. En midisciplina, la filología-lingüística, hace tiempo que se emprendió un caminohacia la “cientificación” —si se me permite el término—, y la literatura empezóa ser despreciada como medio de estudio del idioma, la cultura y el discurso.En mi recorrido peculiar, he llevado a cabo el proceso inverso: uso laliteratura como herramienta de pensamiento y como espacio en el que pensar mitiempo (en concreto, las prácticas discursivas que nos definen).

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