Martí Gironell ha escrito una novela en que se entremezclan circunstancia histórica y la infancia de un niño huérfano que busca en los frailes del monasterio una familia. Es 1937 y los hijos de los mossos se refugian en el monasterio, en una época convulsa en que incluso los presidents se tomaron respiros del tenso ambiente de la guerra en este lugar emblemático.
Pero Gironell no ha hecho solo una novela histórica: revive la infancia de un niño que aprende a vivir entre conspiraciones y bandos que se traicionan en un contexto en que investigar el destino de su madre, que cometió un suicidio por desamor, se convierte en su principal misión junto a sus compañeros de aventuras, niños que aprenden a desenvolver su alegría en un entorno gris, esperando la llegada del asfixiante final de la guerra. El contraste entre el relato inocente y la salvaje circunstancia histórica es clave para comprender esta novela que pone a prueba las contradicciones internas del lector.