Óscar Sánchez Vadillo regresa al panorama ensayístico con una obra profundamente personal y sorprendentemente lúcida: La Cofradía del Anillo, publicada recientemente por la revista cultural Hypérbole. Lejos de limitarse a la reflexión académica o al ensayo clásico, el autor madrileño compone un artefacto literario donde confluyen filosofía, narrativa y crítica cultural con una soltura que solo puede permitirse alguien que conoce bien los códigos... y decide romperlos con plena conciencia.
En esta obra —que el propio autor ha calificado como la que más lo representa en términos personales— Sánchez Vadillo reúne a un grupo selecto de autores que marcaron su formación intelectual y emocional: desde Aristóteles hasta Faulkner, desde Edgar Allan Poe hasta Alan Moore, pasando por James Joyce, Charles Dickens, J.R.R. Tolkien y otros. Esta "cofradía" de espíritus afines no responde tanto a una lógica histórica o temática como a una hermandad de pensamiento, de estilo y de actitud frente al misterio de la existencia y la potencia de la imaginación.
Más que ensayo: una declaración de principios
La Cofradía del Anillo no es un ensayo al uso. Tampoco es, exactamente, un ejercicio de erudición. Es, más bien, una suerte de diario espiritual, una cartografía emocional del pensamiento occidental a través de sus figuras más obsesivas. Sánchez Vadillo logra lo que pocos ensayistas contemporáneos consiguen: pensar con estilo, sentir con ideas.
El libro se construye como un conjunto de capítulos interconectados que alternan la reflexión filosófica con la crítica literaria, el análisis cultural con el comentario íntimo. El autor se permite libertades formales, ironías, digresiones, y juegos de espejo entre los distintos autores que componen la "cofradía", con un ritmo que a veces se aproxima al monólogo interior joyceano. Lo que para otro lector sería caótico o desordenado, aquí se convierte en una narrativa cerebral y afectiva al mismo tiempo.
Tolkien, Moore, Joyce: los anillos de poder y palabra
El título no es casual: La Cofradía del Anillo remite, de forma inmediata, al universo de Tolkien, autor que aparece en el libro como símbolo de una mitología moderna que aún no ha agotado su capacidad de fascinación. Pero también puede leerse como una metáfora del círculo de voces que acompañan a Sánchez Vadillo en su travesía personal.
Alan Moore, el célebre guionista de cómics, surge como otro de los vértices de esta cofradía. No tanto por su celebridad dentro de la cultura pop, sino por su capacidad de cuestionar los límites entre la realidad y la ficción, entre lo narrado y lo vivido. La magia, el mito, la política y la locura se entretejen en la lectura que el autor propone sobre Moore, en una sintonía que también se traslada a otros nombres del libro.
Joyce y Faulkner, maestros del lenguaje, del flujo de conciencia, del tiempo espiral, son revisitados no desde la distancia reverente del académico, sino desde la mirada de un lector que los ha vivido como se viven los amores juveniles: con intensidad, con vértigo, con una mezcla de asombro y dolor.
Un libro contra el mercado... y contra el olvido
Uno de los aspectos más destacados de La Cofradía del Anillo es su desmarque radical del mercado editorial. No hay aquí concesiones comerciales, ni simplificaciones temáticas, ni recetas de autoayuda cultural. Sánchez Vadillo escribe lo que desea, como desea, y cuando desea. El resultado es una obra que descoloca por su ambición y su libertad, y que precisamente por ello cobra especial valor en un contexto editorial cada vez más condicionado por algoritmos y rentabilidad.
En una reciente entrevista, el autor confesaba que este libro recoge muchas de sus "manías personales", algunas de ellas arraigadas desde la adolescencia. Y quizá ahí resida su mayor fortaleza: en ese componente nostálgico y pasional que impregna cada página, que transforma el ensayo en confesión, y la lectura en una experiencia de complicidad intelectual.
Una lectura imprescindible para tiempos inciertos
La Cofradía del Anillo es un libro inclasificable, pero profundamente necesario. En tiempos de polarización cultural, de pensamiento acelerado y lecturas superficiales, Sánchez Vadillo nos propone detenernos, mirar hacia atrás, y dialogar —con profundidad, con ironía, con afecto— con aquellos que siguen moldeando nuestro imaginario colectivo.
Más que una cofradía de autores, esta obra es una invitación a formar parte de una comunidad secreta de lectores atentos, críticos y apasionados. Una comunidad que entiende la literatura como un espacio sagrado donde aún pueden hacerse las grandes preguntas, aunque las respuestas sigan siendo, como siempre, elusivas.