Respetad el Racismo!!!

Danny Boy-Rivera
03 de Noviembre de 2017
Actualizado el 18 de octubre de 2024
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DCF 1.0

Cuando, al empezar la crisis económica, leí a un periodista decir: “y cuidado, que con la pobreza y el descontento resucitarán los nacionalismos”, no me lo creí del todo. Siempre me niego a creer que el ser humano sea tan predecible, y este es el tipo de declaraciones a las que otorgo, como mínimo, las mismas dudas que a la predicción meteorológica. Me equivoqué… por desgracia. El autor dio en el clavo. Antes de nada, y sobre todo viendo cómo están los ánimos de caldeados, me gustaría dejar claro que lo que viene a continuación es una opinión personal. En la lucha por tener razón a menudo olvidamos que el conocimiento es tan vasto y ambiguo que sentir que estás completamente seguro de acertar con lo que piensas es el error más obvio de todos. Dicho esto, a diferencia de algunos, me he estado informando acerca del ideario nacionalista durante esta época oscura que nos ha tocado vivir en nuestro país. Resulta que, en todos los libros que han llegado a mi poder y sin excepción, dicho ideario venía acompañado de argumentaciones xenófobas, así que he deducido que ambos son, habitualmente, íntimos compañeros de viaje. Al fin y al cabo, no se puede explicar el Nacionalismo sin recurrir a un “unos” y “otros” separados por una línea, y ese razonamiento es xenófobo per sé. Prueba de ello es que los acontecimientos derivados de su auge desembocaron, irremediablemente, en dos bandos separados por un odio aparentemente irresoluble e irracional. Es lo que suele ocurrir cuando los sentimientos invaden un debate institucional que debería ser puramente racional. Y es que el nacionalismo se ha modernizado, pero el fondo sigue siendo el mismo… Ya no son racistas, son “ordenados”… y ya no se sienten “superiores”, ahora son “diferentes” (eso sí, los rasgos diferenciales son, por supuesto, grandes atributos como la humildad, el pacifismo, la tolerancia… que les separan de “los otros”, a los que otorgan atributos inferiores tratados con una sutil condescendencia). A mí no me engañan. Jamás ha habido en la Historia un movimiento nacionalista basado en un sentimiento de “inferioridad”. Nunca escuché un discurso nacionalista del tipo “somos un pueblo que supone una carga para el Estado así que preferimos separarnos para no suponer un obstáculo al progreso del conjunto”. Que conste que sería original, eso sí… Dicho esto, he de pedir perdón, puesto que al ver que era el racismo el que se escondía tras la máscara de unos y otros (y hablo tanto de esteladas como de aguiluchos) me fue difícil no perder las formas para intentar avisar de lo peligroso de estos planteamientos en la sociedad actual. Consecuentemente, en las redes sociales acabé arrastrado a esa rueda del odio que sólo beneficia precisamente a aquellos que buscan una confrontación racial. Y así, de repente ya no era “anti-nacionalista”, era “anti-catalán”… porque así es como un xenófobo traduce lo que escucha a su lenguaje binario. Me pedían respeto, que es lo que merece cualquier planteamiento político, pero me resultaba difícil dar ese paso cuando se trata de un fenómeno como es el nacionalismo. Respetarlo??? En el siglo XXI??? Qué es lo próximo (me preguntaba)??? Debería USA negociar con el Ku Klux Klan un referéndum pactado para que los afroamericanos pierdan algún derecho porque igual las leyes actuales son demasiado "NO RACISTAS" para la realidad social de Alabama??? Un matiz: que esto no salga de aquí… mejor no dar ideas a Trump… Merecen respeto las ideologías xenófobas? Hay que dar un paso hacia atrás en el pensamiento occidental para negociar "el qué?" con esta gente??? Hemos caído en su trampa al preguntarnos "qué querrá esa gente?". Quienes? Los "catalanes"? Y quienes son “los catalanes”??? Intentar precisar eso nos llevaría de nuevo al racismo y la xenofobia, dado que los habitantes de Catalunya son de muchos sitios distintos. Yo les llamaría “habitantes de una región llamada Catalunya”, pero hablar de una supuesta raza o pueblo con un volksgeist propio, cuando nos hemos mezclado todos me parece un poco absurdo. Si dejamos el racismo a un lado, el análisis de la situación se simplifica y sería el siguiente: pueden los habitantes (son eso: personas y punto) de una región votar para separar esa región del conjunto del Estado sin consultar al resto de habitantes del mismo? La respuesta parece obvia: No, la consulta tendría que ser para ambas partes. Una primera consulta a los habitantes de todo el territorio estatal para preguntarles en un referéndum: "Os parece bien que este territorio sea DIVISIBLE?", dado que el marco legal actual lo tiene por indivisible y, si eso cambia, tendría que llevar el respaldo de todos. Si saliera el "Sí", entonces ya iríamos a un segundo referéndum, en este caso para esa región en concreto (en este caso Catalunya) donde, antes de nada, tendrán que admitir que si nuestro territorio es divisible.... el de ellos también, o vamos a recurrir otra vez a la xenofobia y concluir que ellos son una raza pura y nosotros no?. Entonces, al ser divisible, se votaría por distritos/municipios (como en Canadá) y al año siguiente por barrios, casas... y es que ya lo decía Kant: “un planteamiento absurdo sólo lleva a conclusiones absurdas”. En todo este debate, el único punto que se ha tocado de forma racional y que creo que es la clave es la Educación. No creo que haya que “españolizar” a los habitantes de Catalunya. Cambiar un nacionalismo por otro me parece una auténtica estupidez. Creo que deberíamos plantearnos TODOS en este país, y para por primera vez ser referentes de algo en Europa, el desterrar este ideario de todos los libros de texto del estado. Estoy seguro de que podemos empezar a pensar en este Estado como la realidad en la que se ha convertido: una entidad plurinacional de gentes unidas por valores completamente alejados de un discurso racial. Sólo así (creo) habrá paz. Yo vivo en Madrid pero soy de Galicia. Sé hablar gallego, me encanta la cultura y tradiciones de mi tierra, me he empapado de libros sobre su Historia,… la gastronomía ni os cuento!! Sigo emocionándome cada vez que vuelvo a Galicia. Es cruzar los Ancares y me caen las lágrimas al recordar todo lo que he vivido allí con mi familia y amigos. Gracias a Dios, la espesa niebla que siempre me acompaña en ese trozo del camino impide que los demás puedan verme, lloriqueando como un niño. No me tratéis, nacionalistas, como si yo no tuviera sentimientos por mi tierra. Lo único que me diferencia de vosotros es que no utilizo dichos sentimientos como excusa para distanciarme del resto. Eso y que entiendo que bajo esa capa de tradiciones, idiomas, bailes regionales, fiestas gastronómicas, etc etc… hay algo mucho más importante: personas. Y nadie me quitará la idea de que en el fondo, si todas esas arbitrariedades las colocas a un lado, somos todos iguales. Hemos heredado de anteriores generaciones miles de fronteras. Líneas de injusticia que separan los derechos de los seres humanos en función de si han nacido a un lado u otro de las mismas. Nuestra misión debería ser luchar por derrumbarlas… y en ningún caso por levantar una nueva. Nunca estuve tan convencido. Dejad de pelearos, hermanos. Todos somos 1.

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