"En el mundo solo hay tres mil personas que tengan más de mil millones de dólares". Nos lo dice a todos los espectadores te ocupamos hasta la última silla de la sala Bululú Francisco J de los Ríos, el creador y director de la sangrienta y divertida y muy dramática, es decir excelente, obra de teatro titulada Milagros.
Estamos asistiendo a la que va a ser la última representación de la obra en un teatro, al menos por el momento porque es de desear que vuelva en el plazo más breve posible y que se traduzca al máximo de idiomas.
El texto está lleno de hallazgos verbales, es una fiesta, un carnaval, como el autor utiliza la palabra "plástico". La puesta en escena y el ritmo son impecables. El juego con el color y las luces.
Milagros nos cuenta que la lucha de clases ganan siempre los mismos... Pero siempre puede quedar un huequito para la esperanza.
Los actores, Jennifer Baldoria y Alberto Úbeda, bordan sus papeles y derrocha tal cantidad de energía que el teatro se les queda pequeño. Pero para mí como espectador la pieza sobre la que se apoya toda la obra, haciendo contrapunto con todos los excesos de sus compañeros, es el trabajo de la actriz Susana Patier: todo contención, utilizando tan solo la expresión de su rostro, con un dominio absoluto de hasta el más pequeño parpadeo o fruncir de labios.
En suma: un autor interesantísimo, Francisco J de los Ríos, al que hay que seguir, y con un texto brillante, actores de grandísimo nivel -Baldorra,Úbeda, Patier- y la sensación, al salir del teatro, de que hemos tenido la fortuna de ver algo realmente grande, extraordinario.
Excelsior.
