Buenas guitarras distorsionadas pero melódicas, coros épicos, una base rítmica contundente, balanceo punkarra con una cierta nostalgia, letras con una calculada ambigüedad que permitan la interpretación, aunque lo conocía fragmentariamente en su germinación: estreno el disco de Deseo Mara titulado Lágrimas, calentito aún el vinilo rojo y reciente su puesta de largo en la Sala Chatnoir de Badajoz...
El rock es rock, como en todo sólo la ignorancia puede llevarte a encerrarte en un estilo, una sola mirada; pero hay un lugar común, el sonido básico te fuerza a la resonancia de un garaje, de un local de ensayo pequeño y saturado lleno de ilusiones juveniles o no tanto, o sí, porque no sé qué hay en esa hermandad musical que retiene en la adolescencia estas ilusiones de quienes llevamos ya años queriendo peinar aunque fueran unas pocas canas. Los que gustamos de esta experiencia sabemos que el rock es una manera de mirar las cosas, no hace tanto fracasé con otro libro mío en el que intentaba describir sardónicamente el significado verdadero de lo “punk” para quienes fuimos insuflados por esa ola rebelde... creer que el rock es sólo pose o una instrumentación simplona es no entender su cometido y su indiferencia hacia las grandes construcciones teóricas, el rock es un tipo de mirada inocente, limpia, no contaminada por los intereses de la vida adulta... hay algo en ello de síndrome de Peter Pan, pero sin memeces.

Decía que el sonido de una sala de ensayo tiene muchos defectos, pero una buena producción puede ayudar a reproducir ese clima, eso sí, con calidad... y Lágrimas suena intenso y voluntariamente básico, sin alardes electrónicos, sin trucos de magia efectista, directo al pecho como podríamos sentirlo en el frontal de un escenario, esa fantasía de verdad que hace del directo algo irrepetible.
Frank Mara, o Frank Escuálido, o SonarQ... es un personaje bien conocido en la escena musical del Occidente andaluz, desde su taller de luthier donde repara y primorosamente fabrica (cualquier gran nombre de la música andaluza que piensen ha pasado por allí, y muchos tocan con sus instrumentos Black Wolf, construidos con mimo y capricho, “No están a la venta sólo por dinero...” asegura nuestro músico), digo que sus heterónimos no pueden esconder a alguien que sabe el rock desde todas sus intrigas y personajes desde hace décadas. Con una mirada crítica, siempre alerta, lo suyo no es sólo un grupo de rock sino una célula de rebelión frente al conformismo y la estupidez aceptada como salida a las dificultades o la opresión.

Frank ha oído mucha música y eso se nota; ay de los genios que creen descubrir en ellos mismos primores, porque una gran escritor es un gran lector (dice mi amiga poeta Rosaura Álvarez), un gran rockero es un gran consumidor de rock, y Frank lo es. Es un constructor de canciones perfectamente diseñadas en las que letras y “riffs” de guitarras eléctricas o golpes de bombo van de la mano, no siendo ni lo uno ni lo otro soporte de nada sino un conjunto bien configurado.

Sin desmerecer al resto, “Caída libre”, “El Despertar”, “Amanecer vacío”, “Atrapado” o especialmente “Shangri-La” son himnos que con una mínima promoción podrían de ser coreados por el público en cualquier festival americohispano, porque Deseo Mara parece exportable sin problema a nuestros colegas de lo latino, y estamos hablando nada menos que de la mitad del disco... es difícil encontrar algo así en un LP.
Tres veces he oído la decena de temas, para escribir esto y por gusto. Larga vida a Deseo Mara, que en un lugar y momento mejores sería un admirado grupo rodando por todos los escenarios.
https://www.discogs.com/es/release/33971379-Deseo-Mara-L%C3%A1grimas