Qué gracia me hacen los nuevos viejos cuando censuran las letras de las canciones, especialmente las del”reggaeton”; la única censura graciosa es la de calidad y ésa no la pasaríamos casi ninguno. Vale, son cutres, simples, superficiales, pero no hacen daño si lo que se fomenta es el análisis; por el hecho de que yo diga “¡Cómete un truño!” nadie habría de comérselo y si lo hiciere, algo habría de estar fallando previamente. No se lo coman. «Bobby Brown goes down» es una canción de Frank Zappa de finales de los 70, compuesta como una balada de los 50 con sus coros “duduá” y todo, llegó a ser un éxito como “canción bonita”... leí ayer la letra traducida a un grupo de adolescentes, que reía incrédulo con las barbaridades no precisamente correctas que decía y se preguntaba cómo era posible que antes, allá en la antigüedad del siglo XX, estas cosas ocurrieran.
Sobre la música de Zappa hasta yo he escrito varias veces, pero se acaban de publicar sus letras en la editorial Libros del Kultrum de Barcelona en una edición espectacular: tomazo gigante, hermoso y bien editado, a cargo del mayor especialista hispano en nuestro bigotudo Zappa, Manuel De la Fuente, y con un prólogo de nuestro admirado, amado y siempre sabio-loco Julián Hernández, de Siniestro Total, y esto merece difusión.
Nos contemplan 600 páginas a dos columnas con la Obra lírica completa de Zappa, para los fanáticos una obligación, para los aficionados el regalo perfecto en nuestra eterna Navidad; lo interesante es que De la Fuente repasa diacrónicamente la discografía del músico publicada en vida (y lo preparado por él post-mortem), disco a disco incluyendo comentarios sobre el contexto de sus apariciones, detalles sobre los conceptos, la política, la lengua e incluso la pronunciación de la jerga usada en esa obra (veáse la larga nota introductoria al álbum-oratorio Thing-Fish), además de un completísimo índice alfabético con los títulos de las canciones y los datos de las mismas.
Manuel De la Fuente no es único traductor, divulgador y apologista de la obra de Zappa en España, pero es quien aporta el toque académico que nos garantiza la seguridad del debate con datos y consolida la presencia del de Baltimore entre los estudiosos de la música del siglo XX. Su enfoque, en éste y en todos sus libros anteriores totalmente recomendables, no, necesarios para entender a nuestro artista, es socio-político y cultural: la dimensión ideológica de Zappa es un hito imprescindible para entender su obra musical y el significado de la misma en su contexto.
Zappa, estrambótico, “freak”, discordante, raro, contracultural, y sin embargo conservador, no da la imagen... Se nos hace raro esto porque en nuestro país no existe el liberalismo sino un tradicionalismo cutre, sin más teoría económica que el “tolavidadediós”. En USA existe un anarquismo liberal, libertario que, penosamente, ha sido fagocitado por la basura tramposa de Trump, pero que supone una dimensión política desconocida aquí: antirreligiosa, antiestatal, antitradicionalista, antifamiliar, antirreaccionaria, anti... es decir, una derecha radical que en España sería juzgada por hippie (perdonen esta parodia, pero es para que se entienda). Y ahí hay que situar a Zappa, el progre trasnochado español que se vea reflejado en él se equivoca, Zappa es un transgresor ideológico con las cosas muy claras respecto del capital y las empresas, eso sí: pero jamás condicionado por nada que no sea un concepto crítico, analítico, basado en datos y conclusiones, nunca verdades.
Todo este aparato teórico hace de esta edición una herramienta imprescindible para quien quiera comprender los imbricados entresijos de las letras de Zappa, desde su crítica desbastadora al “flower power” de los 60; su vitriólica mirada sobre la homosexualidad y el feminismo a la vez que hace un bombardeo sistemático del conservadurismo antigay y el machismo, esto es: boda con nadie, risa sobre todos; los ataques furibundos a Nixon o a la policía represiva y violenta en las manifestaciones; la alerta premonitoria (ay si levantara la cabeza) sobre el poder de los telepredicadores; el auge de la religiosidad más banal en los USA y la evolución del Partido Republicano hacia posiciones ultras más propias de un totalitarismo que del modelo ilustrado auténtico, que sirvió como base a la fundación de los Estado Unidos y su Constitución...
Digo premonitorio, Zappa, dada su capacidad de análisis radical, previó las bases de lo que hoy se ha consolidado como realidad social: intolerancia, fanatismo, intervencionismo económico para engrosar bolsillos concretos, violencia gratuita y deshumanizada, expansionismo degradante para las otras culturas, racismo, sexismo, clasismo, consumismo atroz, hipocresía controladora al tiempo que corrupta, las críticas de Zappa son una descripción de la barbarie ultra actual y podrían ser un retrato atroz de Trump, cuando todavía ni siquiera existía como personaje. Esto es lo que encontrarán en las letras de sus canciones.
Y dolerá esto a la izquierda, porque ser de derechas no es gañanía automática aunque ahora nos lo pongan fácil de decir dado su desprestigio voluntario en busca del poder por el poder; el liberalismo bien manejado no es que sea la alternativa al anticapitalismo sino que es la versión pragmática del comportamiento humano que nos ha dado de comer amortiguada por Marx. A Zappa no se le hubiera pasado por alto que Hitler ha sido y será uno de los peores criminales de la Historia pero tampoco que Stalin y Mao se ventilaron a 75 millones de paisanos en su gestión “igualitaria”; encontramos en sus letras alusiones ridiculizando a los nazis pero, lejos de los ideales progresistas europeos, jamás un apoyo a las políticas comunistas o socialistas, sólo hay que recordar la anécdota, cito de memoria, del concierto en la Alemania de 1968 en el que Zappa se negó a dar cancha a unos estudiantes revolucionarios y le valió ser calificado como fascista; no podemos negar que Zappa fue un norteamericano de pro y que representaba ese espíritu de la libertad de mercado bañada de racionalismo ilustrado que en Europa derivó en la simplificación extrema de la derecha o la izquierda, su Majestad escoja.
Las notas de Manuel De la Fuente nos sumergen oportunamente en este mundo en el que el músico se presentaba a la Presidencia del Gobierno, y quizá esta sea la ventaja a la sola traducción que disfrutamos en webs (imposible no nombrar el trabajo histórico de Román García Albertos y su página “El Tercer Poder”, antes bilingüe y ahora, por problemas de Derechos de Autor, sólo en español) y otros libros y traducciones, esta edición preparada por De la Fuente tiene las letras originales recopiladas con las correspondientes traslaciones literales a nuestro idioma, pero perfectamente escritas en un español que reproduce fielmente el espíritu de aquéllas y manteniendo el valor literario que pueda tener una letra, porque no siempre, o casi nunca, una letra es Literatura, aunque haya quien va de poeta.
Tenemos que felicitarnos por esta publicación que es un hito en la bibliografía Zappiana y del rock en la Americohispania, como la llamaba JRJ.