Navegando de Toledo a Mad Madrid por el Mississippi

09 de Noviembre de 2024
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Navegando de Toledo a Mad Madrid por el Mississippi

Se está nublando. A pesar de que es noviembre hace calor en la casa, tengo cerrados todos los radiadores y abierta la ventana de mi dormitorio, que también utilizo como segundo despacho para montar video o escribir cosas que requieren una atmósfera de intimidad o convento.

Tenía pensado otro comienzo para este artículo, que iba redactando mentalmente ayer mientas escuchaba hablar a Federico de Arce y Antonio Curado en la librería Enclave de Libros, pero soy caprichoso y escribo sobre todo porque me gusta hacerlo, y he pensado que eso es algo que tengo en común con el autor de EL SEXO NO ES LA HERIDA DE DIOS. A Federico de Arce le gusta escribir, lo disfruta, se permite ser excesivo y verborreico. Federico de Arce es muy afortunado, porque tiene a Antonio Curado, que es su amigo y su lector entusiasta y su cómplice. Es afortunado también porque tiene un viejo Jaguar -deduje que con matrícula de las llamadas históricas- con el que pudo venir conduciendo desde Toledo hasta Mad Madrid, Madre Madrid para él (intuyo de nuevo). No hay mucha gente en la librería Enclave de Libros. Antonio Curado tiene una guitarra y pulsa las cuerdas para que la música acompañe el texto que Federico de Arce lee con entusiasmo.

-La Guardia Civil maneja actualmente 47 sexos distintos.

Lo escribo en número para que nadie pueda pensar que se ha confundido al leerlo. Todos, o eso creo, nos quedamos ¿en vilo, desconcertados, divertidos, sumidos en un pasmo inmenso? No sé. Supongo que yo podría escribirlo de 47 maneras distintas para armonizar con los sexos que los opositores a número de la Guardia Civil deben memorizar con precisión y esmero.

El sexo, según Federico de Arce, es Lou Reed, y es la mujer barbuda que a lo largo de nuestra historia aparece en infinidad de textos. Citan varias veces a Brígida del Rio, la barbuda de Peñaranda cuyo retrato ocupa mansamente un muy pequeño espacio en el Prado (no está expuesto).

El editor del libro, Benicio, me ha mandado el texto entero en pdf por correo pero yo prefiero no leerlo, apoyarme sólo en el eco torpe y necesariamente desdibujado de lo que sentí en la presentación del libro EL SEXO NO ES LA HERIDA DE DIOS en la librería Enclave de Libros, aunque quizá luego mire y corrija (o no, escribir es también -para mí- juego).

Amistad. Eso es lo que más recuerdo. Lo amigos, lo buenos amigos, incondicionales amigos, que son Federico de Arce y Antonio Curado. Toledo. Un lugar no tan brutal como Mad Madrid; y a la vez, cuando a quien vive allí le apetece verlo así, un privilegiado barrio periférico de Madre Madrid.

Ambos leen frases y versos en inglés sin preocuparse demasiado del acento. Y sucede que en un determinado momento me siento transportado en Nueva York, adonde he ido muchas veces y vivido largo tiempo. Es todo tan auténtico que trasciende al lugar y al momento.

Cultura.

“La cultura sirve para hacernos más felices” (dice Marzal, Carlos Marzal, aunque probablemente con otras palabras). Felices son Federico de Arce y Antonio Curado, y también Benicio, y todos los que estamos en la librería Enclave de Libros.

“Es extraña la amistad” es el título de uno de mis libros, el que más quiero. Lo rememoro mientras los miro: Dos amigos, dos creadores, viajando por el río de las autopistas como si viajaran por el Mississippi -así se llama la editorial de Antonio Benicio Huerga Fierro- hasta llegar a un pequeño escenario y compartir con cualquiera que quisiera escuchar su magia, alegría de vivir y talento.

 

Excelsior

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