Hoy Óscar está emocionado. Lleva muchos díassin poder salir a la calle, viendo desde la ventana las calles vacías, y suspapás le han dicho que ya van a poder salir a dar un paseo. ¡Qué ilusión!
Se ha levantado por la mañana, lleno deenergía. Ha elegido su ropa más bonita, se ha mirado al espejo, se ha peinadomuy bien, y ha ido a despertar a sus papás.
- ¡Papá, mamá, nos vamos a la calle!
Como sólo puede salir uno de los dos conÓscar, han decidido sortearlo a cara o cruz, y le ha tocado... ¡A papá!
Han desayunado, y rápidamente han salido a lacalle. Óscar, al pisar el suelo de fuera, ha mirado al cielo, ha observado lolimpio y azul que está, y por un momento ha respirado profundo, valorando esagran sensación de libertad.
Ha mirado a su papá, que va con mascarilla,como él, y se ha imaginado que son dos superhéroes que vienen del espacio, avisitar la Tierra.
Su papá, le ha dicho que no pueden tocar nada,por lo tanto, Óscar ha decidido que, a estos dos superhéroes, tocar cosas dehumanos los puede transformar en ranas peludas, ¡osea que no puede arriesgarsea fallar! ¡Qué aventura tan divertida van a vivir hoy!
Han empezado a caminar, y de repente la acerade la calle ha empezado a moverse, como si fuese un castillo hinchable, por elque cuesta caminar. ¡Oh no! ¡Tienen que aguantar el equilibrio, no se puedencaer o tocar las paredes, no quieren ser ranas! El suelo se mueve y se mueve,arriba y abajo. Eleva a Óscar hacia las nubes, y después lo sumerge como sientrase en cuevas mágicas llenas de lucecitas de colores. Papá pone una cara desusto muy graciosa, y Óscar no puede dejar de reír. ¡Las calles de la Tierrason difíciles para ellos! En su planeta, Mercurio, esas cosas no pasan.
De repente, el suelo se queda quieto, como si no pasase nada extraño. Óscar respira aliviado, y mira a papá, que le sonríe dulcemente. Siguen caminando, cuando una de esas nubes que antes veía, baja directa hacia ellos, coge a Óscar y a papá como si fuese una alfombra mágica, y los eleva al cielo rápidamente. La velocidad es alta, y el viento hace que Óscar deba cerrar sus ojos, notando cómo su pelo se mueve y su camiseta se le pega al cuerpo. Óscar se siente como en una montaña rusa, y no puede evitar sentirse feliz.
Entonces, la nube frena en seco, y se quedaquieta, en el cielo, con ellos sobre ella. Papá está impresionado, mira a Óscarcon cara de no poder creerse lo que pasa. Óscar ríe, y mira hacia abajo. Oh...Qué maravilla... Óscar puede ver su ciudad desde arriba. Es algo increíble.Puede ver su casa, el colegio, el parque al que siempre iban, y pronto podránvolver a ir... Ve la casa de su abuela, a la que echa tanto de menos, ve muchascosas... Hay poca gente en la calle, son como puntitos, como hormiguitas quepasean de un lado a otro. No se oye nada. Óscar se relaja, y se imagina quetodo vuelve a la normalidad en esas calles. Los coches, el ruido, la gentecorriendo... Tiene ganas de ver a sus amigos, pero realmente, esa paz, tampocoestá tan mal. Entonces, deja volar su imaginación, y construye una ciudad dondela gente no tiene siempre tanta prisa como antes, donde los coches no se pitanunos a otros, y no hay tantos, donde los vecinos se paran a saludar a sus otrosvecinos, donde los chicos y chicas ayudan con las bolsas a las personasancianas... Se imagina los suelos y parques siempre limpios, a los perrospaseando felices con sus cariñosos dueños. Mira hacia el parque, vacío, y seimagina a los niños ahí saltando, riendo, con muchas mamás y papás junto aellos, jugando como nunca.
Óscar está sumido en sus dulces pensamientos,cuando de repente, la nube baja y los vuelve a dejar de nuevo en la calle.
Mira a papá, y aunque lleva la mascarilla desuperhéroe, está claro que también sonríe. ¿Sobre qué habrá pensado él en lanube?
Es primavera, y se nota. Los árboles estánverdes, y ve flores por todos lados. Junto a una gran fuente, se percata quehay una rosa enorme, gigante, como si fuese el sofá de casa. Se acerca, y semete entre sus pétalos. El perfume es intenso, y son suaves como terciopelo.Empieza a nadar entre ellos, como si de un río de agua roja se tratase. Aguacaliente. Bucea entre las hojas y el polen, mueve sus brazos y piernasintensamente. Una sonriente abeja amarilla lo saluda, mientras una mariquita sebebe el polen como si fuese el zumo más bueno que jamás hubiese probado. Óscarse acerca, y bebe con ella. ¡Qué delicia! Es el sabor más dulce que ha probadonunca. Con la mano, se despide de la mariquita, y sigue nadando, hasta llegar auna roca naranja. Se sienta, y entre las aguas puede ver un banco de peces demil colores, que juegan entre ellos.
Al darse cuenta que papá no ha entrado con éla la rosa, decide salir para explicarle lo que ese mundo fantástico esconde.Papá le promete que, al día siguiente, cuando paseen juntos, entrarán los dos.
Vuelven a casa, mamá espera y ha de saber lomaravillosas que se han vuelto las calles de su ciudad. La acera los lleva,arriba y abajo, hasta llegar a su puerta.
Entran a casa, y Óscar grita entusiasmado:
- ¡Mamá, mamá, nuestra ciudad esmágica, tienes que salir conmigo a estrenarla!
Mamá abraza fuerte a su emocionado Óscar que,aún no lo sabe, pero jamás volverá a ver el mundo como antes, y de mayor seráun gran escritor de novelas fantásticas, basadas en sus aventuras callejerasmás intensas.