La resucito

09 de Septiembre de 2025
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La resucito. Mercedes Rabanal Paco Puebla

Es un lugar frío y aséptico, absolutamente anodino, como la sala de espera de un médico. Y en verdad es casi la sala de espera de la consulta de un médico. Solo que aquí esperamos para que nos hagan una prueba y no para ver a un galeno. Me van a hacer una prueba para averiguar si mi masa ósea mandibular admite implantes de titanio. Han dejado pasar al hombre que venía justo detrás de mí, pero no hay nadie más esperando y me lo tomo bien; no me impaciento. A los pocos minutos vuelve a la sala. Ya cuando ha entrado, apenas un minuto después de hacerlo yo, hemos entablado una breve conversación porque llevaba un libro de Carmen Mola entre las manos, y un 33% de la famosa e inexistente Carmen Mola es un buen amigo mío. Al hombre le toca esperar unos minutos de nuevo, hasta que comprueben que las imágenes han sido generadas correctamente. Ya sabe que soy escritor, siempre lo digo pues es mi principal orgullo y mayor consuelo, y justo antes de que se vaya le diré los títulos de dos de mis libros más populares: El sabor del último beso y El hombre que inventó en Madrid. Pero antes de llegar a ese punto, somos casi amigos, hablamos de cómo ha evolucionado la medicina, de que antiguamente la gente se quedaba sin dientes y la única opción era utilizar una dentadura postiza de complicado y nunca del todo satisfactorio manejo.

–Aunque lo de ahora es caro –apunta mi interlocutor.
–Benditos mis bienes, que remedian mis males, como diría mi madre –respondo.

Sonríe alborozado, mientras cabecea contento y asintiendo.
–No conocía ese refrán.

Es entonces cuando aprovecho el pequeño hueco que me acaban de regalar la vida, la circunstancia y el tiempo, para hacerlo. Lo imposible.
–Mi madre es muy refranera.

Y en ese «es» la resucito.
Inútilmente, la resucito.
Durante un instante, un parpadeo, mi madre vuelve, está, existe. La resucito.

Desordenadas ganas de llorar.

(Funeral por Mercedes Rabanal Taylor, mi madre, jueves 11 de septiembre a las 19:45 en la Iglesia del Espíritu Santo. C/ Serrano, 125. Madrid)

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