MECA Mediterráneo Centro Artístico en colaboración con la Universidad de Almería, presenta 3 grandes exposiciones de fotografía que bajo el título general SENDA, y donde nos van a ofrecer una recopilación de obras de una selección de artistas que cuentan con un amplio recorrido profesional de ámbito nacional e internacional y que bajo la dirección técnica de Rosa Muñoz Bustamante y Fernando Barrionuevo se presentarán las exposiciones: Senda natural, de Mar Garrido; Senda de Heroínas y Nadies, de Francisco Uceda; y la exposición Senda del Viajero, muestra colectiva donde participa Domingo Campillo, María Caro, Oihana Cordero, Iván Izquierdo, Marisa Mancilla y Francisco Sánchez Montalbán; las exposiciones estarán comisariadas por los artistas plásticos Pedro Osakar y Asunción Lozano que nos introducirán en una nueva era de transformación global que afecta directamente a las producciones artísticas y a sus percepciones de la realidad.
Para esta ocasión, hemos charlado con Asunción y Pedro, a faldas del Mediterráneo, donde nos ha adentro al universo Senda y nos advierten de la belleza a la que hemos sido convidados.
¿El consumo desmesurado de información favorece las experiencias del espectador?
El consumo desmesurado de imágenes referidas a todo tipo de parcelas de lo real favorece un tipo de experiencias perceptivo-visuales que se resuelven anticipadamente a cualquier enfrentamiento directo con el mundo. La facilidad de acceder a lo externo se ha multiplicado, y en ello, el descubrimiento de lo diferente, de lo otro, es ya una tarea extraordinariamente rara. Nos adentramos en experiencias de todo tipo por medio de informaciones de segunda mano, y por lo tanto todo se nos muestra extrañamente asequible.
¿Creéis que el público ha perdido la capacidad de asombro, la capacidad de sorpresa?
El factor sorpresa ha perdido intensidad, poseemos un conocimiento previo al viaje y lo extraño o peligroso ya no es tal. Estamos muy acostumbrados a la experiencia del reconocimiento con la sensación de que ya no nos quedan nuevos lugares que conocer. Cualquier enfrentamiento a lo desconocido ha sido previamente estructurado, clasificado, acotado, definido, y estudiado según unos parámetros que la cultura de la civilización colonizadora previamente ha determinado. La disponibilidad total "de lo otro" nos lleva a una seguridad hace unos siglos innombrable.
¿La fotografía debe buscar más allá de lo que observamos?
En este contexto previsible y controlado, la mirada fotográfica busca lo esquivo, las escenas desplazadas, las situaciones desestabilizadas para confrontar y poner a prueba la idea de un movimiento establecido que necesita ampliar las gamas y especificar los matices. Las sendas representadas se situarían en un estado de constante repetición si no tuviéramos en cuenta la transgresión de los límites geográficos y la diferencia que denotan. Ni así sucederían las constantes idas y vueltas que se repiten día a día, lo cotidiano de alejarnos y acercarnos de lo nuestro a lo externo más habitual. No es así, por la capacidad del ojo de interceptar nuevos tonos y nuevos énfasis, nuevos giros, nuevas verdades que al fin producen sensación y efecto de movimiento, de sucesión, de un estado a otro, efecto lógico del carácter transitorio del viaje.
¿La fotografía se ha circunscrito sólo a lo estético?
La fotografía ha pasado a ser una operación que no se remite necesariamente a problemas estéticos y pasa también a ser una forma de interrogar la realidad y un potente dispositivo a nuestra disposición para descubrir el mundo. Siendo éste uno de los puntales sobre los que se sustenta el arte del siglo XX, los viajes contribuyen en definitiva a renovar la mirada sobre el arte y lo artístico y el juicio sobre la producción artística se concentrará en la capacidad de ésta para plantear problemas del conocimiento.
¿La cámara fotográfica nos enfrenta a nosotros mismos?
El dispositivo de la cámara fotográfica actúa como un registro que nos enfrenta a conceptos propios de la creación artística como: conciencia de pertenencia a un lugar, identidad y diferencia, emplazamiento y desplazamiento, frontera, límite, mirada, memoria.
Ese proceso de transformación que supone el concepto de viaje, ¿no existiría si no hubiese confrontación contra el propio yo?
El emplazamiento como concepto que afecta al arte contemporáneo tiene que ver con la experiencia artística de cada autor y creador y por lo tanto también del lugar desde donde se observa la realidad y desde donde se genera una proyección personal. En este proceso se favorece una noción de identidad. El viaje formula un desplazamiento que posibilita al hombre al pensar lo propio, en facilitar un re-descubrimiento, un re-definirse un re-conocimiento. Siempre tenemos la necesidad de reconocernos en otro, la imposibilidad de establecer la diferencia resultaría contraproducente, nos negaría la posibilidad de conocimiento. Una cultura, como señala Hölderlin, solo alcanza la plenitud, si es capaz de ponerse en "contradicción", de extrañarse con su propia identidad, para fecundarse con su ajenidad.
¿Podemos entender el viaje como una relectura de lo global?
El viaje amplía la experiencia y la modifica por su cuestionamiento. Como experiencia para el arte es fundamental ya que presupone una distancia y un mirar desde fuera, lo propio, además de reconquistar nuevos espacios para la reflexión. Viaje que produce como consecuencias efectos de reivindicación de lo propio, relectura de lo global, ampliación de las “maneras” y "modos” que nos son inherentes. El viaje se nos presenta como una forma de confrontar antagonismos tales como "civilización" y "barbarie”. Nos sitúa ante miedos ancestrales que vienen desde los antiguos griegos oponiendo su cosmos al caos exterior. Según Jean Hot, cualquier enfrentamiento a lo desconocido ha sido previamente estructurado, clasificado, acotado, definido, y estudiado según unos parámetros que la cultura de la civilización previamente determinado. La disponibilidad total "de lo otro” nos lleva a una seguridad hace unos siglos innombrable. La solución: Preponderancia por lo esquivo, por las direcciones desplazadas, por las situaciones desestabilizadas, transgredir en definitiva todo viaje establecido, ampliar las gamas y especificar los matices, bien puede ser el deber del artista viajero. Se trata más bien de comprobar cómo estas obras de arte, historias de ruptura, son a su vez, un itinerario de redescubrimiento, reconquista, y redefinición de la propia identidad”, Pedro Osakar y Asunción Lozano, dicunt.
PHotoESPAÑA nació en junio de 1998 con la convicción de ser un Festival de Fotografía realizado desde la sociedad. Impulsado por Fundación Contemporánea y organizado por La Fábrica, PHotoESPAÑA hace que España se conviertan cada año en un punto de referencia para el mundo de la Fotografía.
En los 24 años de vida del Festival se han presentado más de 1.300 exposiciones (entre individuales y colectivas) para mostrar el trabajo de más de 3.000 artistas nacionales e internacionales como Helena Almeida, Bernd y Hilla Becher, Bae Bien-U, Karl Blossfeldt, Edward Burtynsky, Javier Campano, Ana Casas Broda, Francesc Català-Roca, Tony Catany, Matías Costa, Mario Cravo Neto, Gabriel Cualladó, Ricky Dávila, Philip-Lorca diCorcia, Rineke Dijkstra, William Eggleston, Olafur Eliasson, Elliot Erwitt, Joan Fontcuberta, William Henry Fox Talbot, Robert Frank, Alberto García-Alix, Daniel García Andujar, Cristina García Rodero, Pablo Genovés, Nan Goldin, Pierre Gonnord, Luis González Palma, Paul Graham, Andreas Gursky, Cristobal Hara, Kimsooja, Josef Koudelka, Sol LeWitt, Chema Madoz, Man Ray, Sally Mann, Ramón Masats, Oriol Maspons, Susan Meiselas, Enrique Metinides, Helmut Newton, José Ortiz Echague, Max Pam, Martin Parr, Irving Penn, Humberto Rivas, Sebastião Salgado, August Sander, Antonio Saura, Andrés Serrano, Stephen Shore, Malick Sidibé, Hiroshi Sugimoto, Wolfgang Tillmans, Miguel Trillo, Joel-Peter Witkin o Francesca Woodman.
El Festival ha tenido siempre una visión internacional, dirigiendo su mirada a grandes regiones artísticas, como Europa, Norteamérica, Latinoamérica, Extremo Oriente, etc. Sin embargo, la fotografía española siempre ha tenido un papel relevante en PHotoESPAÑA, cuya intención es presentar las últimas propuestas artísticas, siendo la retroalimentación, el dialogo interdisciplinar, la diversidad y la pluralidad los ejes que sustentan el Festival.