Conozco a una de las actrices, Susana Patier, y como es natural cuando aparece en el escenario primero sonrío y me siento contento de verla, pero inmediatamente, en poquísimos minutos, diría incluso que segundos, Susana desaparece y se convierte en el personaje que está interpretando y a partir de ese momento no vuelvo a verla nunca, a reconocerla nunca, hasta que acaba la obra y salen todos los actores a saludar y recibir el muy merecido aplauso.
Muy merecido aplauso porque la obra AGOSTO que se representa en el teatro La Usina, un sitio fascinante y perfecto para ver teatro, es magnífica, conmovedora, con gran ritmo y un muy alto nivel de interpretación.
La obra, original del dramaturgo americano Tracy Letts, que fue llevada al cine en 2013 con Meryl Streep, Julia Roberts y Ewan McGregor como principales protagonistas, es un drama en la estela de Tenesse Williams o Eugene O'Neill.
La adaptación de la misma realizada por Fernando Carballada Díaz, que también la dirige, consigue despertar la empatía en el espectador utilizando continuos fogonazos de humor negro que logran una y otra vez arrancarle la carcajada al público, hacer que se sienta cómplice y feliz.
Es una obra con siete actores en escena que fluye con sorprendente facilidad sostenida principalmente por las mujeres protagonistas: Lorena Vega, Elia rentero, Adriana Bonet y Susana Patier, y perfectamente acotada por sus compañeros de reparto: Íñigo Juarros, Salvador Siguero, y muy especialmente Luis Gilarranz, Luiki, que llevaba veinticinco años sin subirse a un escenario para hacer teatro pero que es conocido en los garitos de Mad Madrid por sus caracterizaciones como Vito Corleone; la primera vez que le vi haciendo de Padrino fue en el de cincuenta cumpleaños del genial Montxo Dixie, y desde ese momento lo dejé guardado en mi corazón y en mi memoria.
En suma: una experiencia interesante y muy agradable, amén de un descubrimiento porque hasta la fecha nunca había estado en la sala de teatro La Usina en la calle Palos de la Frontera 4; me encantan los teatros alternativos en los que luego con un poco de suerte puedes ir a tomarte una cerveza con los actores o el director, son pura vida y verdadera cultura. Y la Usina es de lo mejorcito que he visto.
Excelsior.
(Mecanografía: MDFM)