Nunca había estado en el teatro Goya; al principio pensé, cuando recibí la invitación para ver el concierto basado en El fantasma de la ópera, que se hallaría en la calle del mismo nombre en el barrio de Salamanca, pero no.
El Goya está en la calle Sepúlveda, en un sitio muy interesante, junto al karting de Carlos Sainz, y es un teatro realmente magnífico. El personal que lo atiende y cuida me pareció una maravilla, la acústica espléndida, y las butacas comodísimas.
Me costó un poco llegar -confieso- porque nunca había estado por allí, pero el esfuerzo mereció sobradamente la pena.
El concierto protagonizado por Andrés Jiménez Ramírez, como barítono, y la soprano Juana Molinero, acompañados al piano por Esther Toledano, fue excelente, y el numeroso público, estaban vendidas todas las plazas que permite la situación de pandemia, aplaudía con todas sus ganas cada vez que se le daba ocasión.
Aunque sin duda lo más impresionante era la voz de Andrés Jiménez: sólida y acogedora, si se me permite calificar así un barítono.
Me sorprendió gratamente también el precio muy ajustado de las entradas: 15 €.
En suma una velada grata de la que tuve la fortuna de disfrutar gracias a la perseverancia de Maite Fernández, promotora musical y directora de la muy agradable microsala de teatro Mayco.
Repiten el 28 de mayo, con los mismos artistas y en el mismo teatro. No es ningún riesgo por mi parte recomendárselo a cualquiera. Así que -a cualquiera- se lo recomiendo.