Sabíamos que del desierto de Nevada los estadounidenses sacan platino. Su metrópolis, Las Vegas, es el ejemplo más ilustrativo. El aventurero español Antonio Armijo, en 1829, bautizó así a la ciudad más poblada del estado de Nevada. Allí encontró manantiales de agua cristalina en medio de la nada. Estos -desde 1900- fueron canalizados hasta ser hoy un frecuentado y popular destino turístico. Está plagado de megahoteles, áreas comerciales y muchos casinos, estos últimos legalizados en 1931. Las Vegas, desde entonces, tienen varios sobrenombres: La Capital del Entretenimiento, del Pecado o de Segundas Oportunidades.
Las leyendas en esta metrópolis fluyen. Desde que, en 1941, gracias a privilegios tributarios de Nevada se implantaron. Se repartieron los primeros macro hoteles-casino. El pionero –Flamingo- fue el que visibilizó el blanqueo de la mafia. Lo supervisaba el gangster Bugsy Siegel. Sicarios, matones, corruptos, chivatos, millonarios y oportunistas arribaron a una capital donde se queda lo que allí sucede. ¡Bienvenidos a Las Vegas! Así reza el cartel de una ciudad que repite es ‘fabulosa’ en su propaganda más conocida.
La leyenda oficiosa dice que los casinos y el dólar más turbio llegaron a Las Vegas como retorno. La real mafia siciliana, bien representada en suelo norteamericano, permitió el desembarco aliado en la isla transalpina en 1943. Fue el que conquistó la Italia de Mussolini al cosmos democrático. Hay, pues, una evidente razón causa-efecto sujeta a la cronología para entender el pasado y presente de Las Vegas. Pero fue desde 1959, cuando Fidel Castro derrocó la dictadura de Fulgencio Batista. La Cuba de casinos, marines puteros, actores, matones, chulos y jugadores de prestado se trasladó a Las Vegas, el esplendor de La Habana prerrevolucionaria con todos sus avíos. Se sumaban putas, conejitas, chaperos, borrachos, jugadores y más casinos. Las Vegas también se esparció entre sus escenarios musicales, conciertos, eventos deportivos, tiendas exclusivas, fiestas sin fin, derroches y la ludopatía más compulsiva.
Las Vegas de hoy es más que la del ayer, con sus sombras y luces. Muchos casinos se derribaron, se articuló en el Strip desde los 90 del pasado siglo un downtown donde la vida, el deporte, el saber, la tecnología, la sonrisa y el rigor maridan un antiguo desierto con una ‘city’ del siglo XXI.
Ahora, en 2024, ese imán de Nevada ubica congresos mundiales, ferias de la vanguardia tecnológica, médica, digital o es sede de eventos deportivos, musicales o del arte más refinado. Sus 295 kilómetros cuadrados congregan a casi un millón de habitantes, aunque el área metropolitana triplicaría tal cifra en la temporada alta. Las Vegas se resiste a dar algunas cifras que incomodan su relato oficial. Vaya, el que se quiere, sepamos.
Los números de Las Vegas siguen mareando, hoy por hoy. Atrae a casi 41 millones de visitantes al año. Llegan por su aeropuerto internacional desde todos los continentes y autopistas norteamericanas. El aeródromo se prevé ampliar porque no da abasto y está muy cerca del centro de la ciudad. Se alojan allí más 150.000 plazas hoteleras existentes, más que el mismo Nueva York. Las Vegas es el destino de convenciones más importante del mundo. Sus munícipes calculan para este 2024 los visitantes y eventos entrañarán ingresos de casi 100.000 millones de dólares.
Más cine, por favor
El más importante evento de la industria del cine independiente estadounidense, American Film Market (AFM), decidió por primera vez en su historia trasladar de Los Ángeles a Las Vegas su 45º edición. Como vemos, este imán de Nevada sigue funcionando. La Independent Film & Television Alliance (IFTA) y su junta directiva anunciaron inesperadamente para muchos que trasladará su sede al Palms Casino Resort, construido en 2001. Tuvo lugar el AFM de 2024 entre los pasados 5 y el 10 de noviembre.
A esta convocatoria es difícil lograr acreditación de no ser parte de la industria audiovisual. Pero Diario16+ logró licencia para reseñar un evento único, original y que traslada la magia más prosaica y dineraria de Hollywood a un casino-resort-hotel que atesora proporciones gigantescas y monumentales a la vez. El Palms, de estilo neorretro, además de una megacasino, tiene 705 habitaciones, complejo de apartamentos de 30.000 metros cuadrados, clubs panorámicos, restaurantes (incluye un McDonald's y varias gastrodelicias), 18 cines, estudio de grabación y salas de convenciones de distintos tamaños. Algunas de sus suites tienen hasta cancha de baloncesto, pues uno de sus codueños posee dos equipos californianos de élite.
Es la primera vez que la AFM saca su mercado fuera de Los Ángeles, desde que comenzó su feria en 1981. Clay Epstein, presidente de IFTA y de la Film Mode Entertainment, indicó que ‘la fortaleza de AFM radica en su capacidad para crear comunidad y presentar una plataforma sofisticada para todas las actividades de nuestros participantes en una ubicación conveniente’. Las Vegas sería la sede del 2024 para este exclusivo colectivo internacional del mundo cinematográfico.
Las oportunidades fluyen
Los estadounidenses conjugan el verbo comprar y vender con fruición. Las elecciones del pasado 4 de noviembre llevaron de nuevo a Donald Trump a la Casa Blanca otra vez contra todo pronóstico ‘europeo’ y de la progresía más desinformada. Esa realidad no oculta el negocio del cine en los perfiles más alejados de Hollywood y Bollywood.
De un lado, los grandes estudios, productoras y plataformas californianos tienen planes propios para comercializar sus millonarias películas. De otro, el cine hindú tiene público propio en el país más poblado del mundo, con más millones de espectadores entre sus millones de expatriados. Hollywood y Bolywood, no obstante, se sabe que mandaron cronistas al AFM de Las Vegas. La información es poder.
No oímos en el evento que reseñamos nada, o muy poco, sobre el triunfo de Trump en las urnas norteamericanas. En parte porque el mundo del cine es más demócrata que republicano. Sucesivas ediciones de los Oscar así lo corroboran. En parte porque la procesión quizá irá por dentro. O porque hay luto oficioso ante los tentáculos influyentes de los millonarios que apoyaron la campaña del venidero presidente norteamericano. El próximo equipo de gobierno de Trump no tendrá el cine entre sus prioridades, sabiendo lo que votan sus más proclives profesionales.
Los expositores del AFM se reparten en un rascacielos. Las suites del Palms las ocupaban productoras, films comissions, distribuidores, técnicos y suministradores del cine. Los pasillos del megahotel estaban tan llenos de cientos de congresistas como las esperas para subir y bajar en los ascensores de dicho resort. El hotel se quedó pequeño ante la afluencia de congresistas con cita, contratos pendientes de firma y muchas ganas de hacer dinero con el audiovisual.
El contexto en el que se mueve el cine es de mucho dólar bien repartido. Encontrábamos financiadores, asesores legales y tributarios, informáticos, cineastas, guionistas, escritores y periodistas expertos en la magia cinematográficas. Las 14 salas de cine del Palms, más sus distintos escenarios, filtraban meticulosamente a la concurrencia. Las películas, trailers y teaser proyectados sólo podían verlos una selecta audiencia porque la prensa, por ejemplo, no tenía acceso a fotogramas no estrenados pendientes de comercializar, y sujetos a contrato.
Sucede justo lo contrario que en los festivales. Los periodistas y críticos cinematográficos tienen preferencia para asistir a las ‘premieres’, estrenos y demás presentaciones. Quieren quienes participan en el proceso creativo que se haga mucho ruido, spoilers y lo que haga falta para lograr el éxito en taquilla.
Un ejemplo de lo que se mueve en eventos como el AFM es captar rodajes. Vimos expositores de estudios, islas, países, ciudades y estados de los cinco continentes. Todos compiten, ofertando privilegios y exenciones fiscales, más apoyo institucional, facilidades y permisos oficiales.
La lucha por atraer parte del proceso del film no tiene ganadores ni perdedores, atesora competencia sana donde cada cual sabe que un rodaje equivale a millones, hoteles llenos, caterings con cientos/miles de comidas, gastos varios, proyección del destino, recurso turístico y la huella que deja, repetimos, la magia del cine. Hay escenarios que recorren miles de visitantes años después de los rodajes. Y los encontramos en muchos rincones del mundo.
La España que tachó del mundo Gerald Brenan en The Spanish Labyrinth (1943) tras el desastre colonial de 1898 y la guerra fratricida estuvo viva en el AFM. El ICEX (Instituto de Comercio Exterior) tenía stand con el que atrapaba rodajes en cualquier esquina patria con variables de retornos fiscales, subvenciones, apoyo institucional. Por los pasillos y comedores del Palms vimos y hablamos con productoras (Filmax, Mediacrest y Lantia Films, entre otras), cineastas, guionistas y expertos del cine.
La Inteligencia Artificial (IA) tuvo hueco en los paneles del AFM. Análisis de películas conclusas o proyectos audiovisuales determinan audiencias potenciales, tendencias, perfiles emocionales, de sexo o edad de quienes verán la producción fílmica. De la IA Creativa (IAC) nadie quería ni nombrarla. Es el demonio más visible de guionistas y escritores centrados en el cine y teleseries. La IAC ya generó una persistente huelga durante 2023 en Hollywood: paralizó rodajes, aplazó estrenos y conmocionó a quienes escriben para el Séptimo Arte. Se ven en las colas del desempleo con razón.
El Palms, de estilo neorretro, además de una megacasino, tiene 705 habitaciones, complejo de apartamentos de 30.000 metros cuadrados, clubs panorámicos, restaurantes
Quienes ansían plasmar un proyecto audiovisual tienen agenda, citas y hueco en el AFM. Toda una mañana de su jornada final se dedicó a exponer ante un jurado neutral los ilusionados ‘pitch’ (proyectos, resumidos, de película) verbales. Cada participante añadió palabras a proyectos que tenían quienes los validarán ante la industria, y el negocio por qué no decirlo, del cine.
La variante más independiente que engloba la IFTA tiene ojos y oídos para quienes empiezan a zambullirse en el infinito y escalonado proceso de hacer una película desde el primer peldaño. La otra parte de la ilusión es convencer a quien crea en el proyecto.
Las temáticas de expertos y debates en el AFM fueron desarrollar historias locales al mundo, encontrar financiación, la irrupción del cine latino, LGTBI+, las bandas sonoras, producir cintas con fondo social, financiarse sin perder la independencia o saltar ventanas comerciales desde lo inédito. Entre la concurrencia de entendidos las tendencias cinematográficas más bienvenidas e influyentes son de terror, true crime, animación y fantasía.
La crítica más veterana no salió decepcionada del AFM. Veía colas y esperas en pasillo para abordar ascensores de rascacielos para cualquier acto. La seguridad interna del AFM era implacable. Visualizaba y confirmaba credenciales ante la avalancha de asistentes. El evento llenó el Palms de huéspedes, más otros megacasino-hoteles cercanos (Río y Gold Coast), apartamentos y villas cercanas. La masa humana repartió casi 3.000 asistentes en un congreso que repartió millones, ilusiones y ganas de estrenar el nuevo de AFM del 2025. Los Angeles, y Hollywood, lo esperan.
La otra cara de Las Vegas
Este enviado especial ha viajado numerosas veces a los EEUU. La presente crónica es muy singular, nada que ver con previos desplazamientos. Las Vegas añade letra propia. Llegar el día electoral que llevó a Trump a la poltrona de Washington por mayoría de votos electorales sobre Kamala Harris invitó a preguntar a residentes en los EEUU. Nadie creía en Harris: relevó a Joe Biden demasiado tarde y carecía de recursos ante sus adeptos. Además, no supo encarnar y dramatizar de la anti-política que Trump maneja con verbo ensayado.
La realidad es que Las Vegas está plagada de mexicanos y latinos que corroboraron el apoyo a Trump contra todo pronóstico. Asiáticos de los EEUU y foráneos, jugadores irredentos, congresistas y turistas llenan casinos y hoteles. En los últimos cobran tasas por día desorbitadas sobre la pauta europea, que no sobrepasa los 15 euros/día. Las tasas estatales en Las Vegas las cobran tiendas y restaurantes según les pille por lo que puede colegirse de las facturas que emiten. Tal dato no gusta al turista que no va a despilfarrar su dinero en casinos, outlets, tiendas o restaurantes y espectáculos. Debe añadir el consumidor, cualquier tasa, siempre sobre los precios marcados. El mismo consumidor no sabe cuándo vendrá este sablazo que añade precio a lo que ven sus ojos de debe pagar.
Hablemos más de precios. Las Vegas es una capital cara, lejana al bolsillo medio. Llegar allí ya cuesta mucho; la competencia de aerolíneas no rebaja los billetes. Los hoteles no aceptan huéspedes por menos de 150 dólares al día, mas tasas de casi 45 dólares por jornada. Un desayuno normal no cuesta menos de 30/40 dólares, un almuerzo o cena nunca baja de los 60/100 dólares por persona sin contemplar el alcohol. Este merece un aparte: 12/15 dólares cualquier cerveza o copa de vino. Un cóctel cotiza de 20 dólares para arriba y no hablemos de los tres dígitos que cuesta una botella de vino Premium, champagne, etc.
Quienes no fuman tienen en los casinos de Las Vegas humo para respirar a mansalva. A la compulsión del juego se suma la fruición del tabaco. En los casinos ni hay relojes, para perder la noción del tiempo y del día o la noche, ni sillas o sofás. Quien quiere sentarse debe jugar, comer o beber a precio de platino.
Alojarse en cualquier hotel de casino exige contratar a un detective porque esconden la recepción. Los casinos-hotel invitan a jugar antes de descansar o ducharse. Clínicas para remediar la ludopatía imaginen lo lejos que están de Las Vegas. Sencillamente, no las hay y publicidad la hay de casi todo. En el neón y música que atrae al juego no se informa los riesgos y peligros que entraña cuando se practica de forma compulsiva.
Otro dato: si se juega más allá de la partida de prueba el alcohol es gratis. No es difícil encontrar la razón de tan generosa invitación. La sobriedad es más reflexiva que el estado de embriaguez. La ‘ciudad que calla todo lo que allí pasa’ sabe entonces del por qué tiene ese lema turístico que imanta al visitante. Algo llamativo es que ya no hay timbas de póker, ni limusinas que recojan y regresen al jugador en el aeropuerto gratis.
Por último, sobre esa cara que raramente muestra Las Vegas al personal, reseñar lo que aloja sin descontextualizarse con los EEUU. Este cronista vio a muchos pobres, sin techo (homeless), precios muy elevados e inalcanzables de pisos y casas, la cesta básica de la compra tan cara como hoteles, comidas y bebidas, más personas en posición fetal huidas de la vida por culpa del Fentanilo. Están en la calle, protagonizando una película que no se rodará. El señor Trump tiene retos que confiamos solvente el próximo presidente de los EEUU, no el imputado y procesado en numerosos casos penales y civiles. La desigualdad, la inflación y aminorar la carga tributaria suman a los desafíos que verbalizó para ganar su retorno al poder.
La ‘segunda oportunidad’ que dicen regala la metrópolis del juego es cierta para regresar, caso de los jugadores, de quienes celebran a lo grande lo que sea, o bien quieran desprenderse del dinero que les sobra. Nadie refiere haber ganado en Las Vegas, sí haber jugado alguna partida, probado suerte en la ruleta o ante una máquina con muchos colores que vacía los bolsillos. La visita de quien suscribe la generó el cine, la magia del celuloide. Nunca defrauda, como Las Vegas.