28 de Octubre de 2021
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oxidación degradación

Asistimos, como en otras épocas, a una situación en la que los valores morales, éticos, e incluso estéticos de la población, especialmente la más joven, han perdido el norte y se ven influenciados por cantantes que entonan monótonas melodías, con una filosofía de sexo sin más transcendencia, y utilización de unos por otros, de una manera que al final lleva a la soledad y al desaliento.

El alcoholismo y la drogadicción están más extendidos que nunca, y tanto se ha acostumbrado esta sociedad a la satisfacción inmediata y urgente, al consumo de banalidades y simplezas, que está generando un problema grave. Ya que de las creencias y los valores se pasa a los actos, y éstos no son ni van a ser muy buenos por ese camino.

Siempre sucede lo que conviene, pero este es un meandro del camino, que lleva tan solo al áspero y frio egoísmo, y a la búsqueda de satisfacciones cada vez más peligrosas y destructivas.

Probablemente, los que siguen esas sendas, lo hacen por inconsciencia, y tratando de llenar unos huecos psicológicos que los medios de producción de “ídolos”, a base de bajar el nivel para que lo entendiera todo el mundo, han llegado a alimentar lo más bajo del ser humano.

Tampoco se ha fomentado el buscar la sabiduría de los clásicos, que tienen mucho que aportar siempre, sino una vida en que se cambia el sentido por la sensación. Y ésta ha de ser continuamente estimulada y cada vez más, para que produzca el tan anhelado aturdimiento, y evasión de la cárcel mental en la que cada uno está metido.

Los adultos tienen más defensa, ya que son más maduros, y se supone que más conscientes, pero hay muchos jóvenes, algunos de ellos casi niños, que corean las canciones de reguetón, como si rezaran y se están empapando de esa forma de ver la vida, ausente de ilusiones y de propósitos, descarnada y áspera, que parece que no espera nada de ella, ni nada quiere hacer.

Hay videos, sobre este género musical que tienen millones de reproducciones. Son peligrosas semillas para mentes en formación que puede que no tengan el suficiente criterio.

No sabemos hacia donde va a ir la civilización, pero es evidente que hay que invertir más, tanto dinero como esfuerzo, en formar a la juventud en los valores positivos que hagan su vida algo fructífero y de entidad, que les lleve a la sabiduría y al amor, a la realización de si mismos tomando como base el servicio a la sociedad.

Esta claro que no todo puede ser transcendencia y productividad (interior y exterior), pero tampoco puede basarse la vida en la satisfacción de lo primario. El ser humano ha de mirar hacia arriba, y los que dan contenidos, ofrecer elementos formativos y que alimenten el alma y la mente, no que embrutezcan y lleven a la degeneración. No hay que tener un corazón de plástico si se puede evitar, ni una mente de corcho.

La mujer ha pasado de ser musa, y representante de la sublime belleza, a ser algo que se utiliza y no se le ofrece otra cosa que su satisfacción sensorial, e incluso hay letras y contenidos de sentido inverso en que es al hombre al que se le maneja.

Es obvio que somos seres que tienen una parte vinculada a la tierra, pero si no aspiramos a la nobleza y no la promovemos…¿qué será de nosotros?.

La vida no es un parque de atracciones cómo se han creído algunos. Se puede y se debe disfrutar, pero si no nos construimos a nosotros mismos primero, y le damos un profundo sentido, trabajando por cosas que merezcan la pena, las sensaciones de vacío a nivel individual y la desestructuración de la sociedad no se harán esperar.

Necesitamos saber donde está lo realmente bueno, y si no se conoce hay que investigar, existen muchos medios actualmente, al alcance de casi todo el mundo para hacerlo. La luz debe vencer a la oscuridad.

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