Sorpresa en el mundo del fútbol mundial. Real Madrid y Fútbol Club Barcelona han cerrado una operación totalmente inesperada con el canje de dos de sus grandes estrellas: Karim Benzema y Antoine Griezmann. Ambos clubes necesitaban reforzarse de cara a la segunda parte de la temporada y este canje de jugadores satisface, en parte, las grandes necesidades que tienen dos plantillas que apenas se han reforzado este verano, dos grandes proyectos que ven cómo el Atlético de Madrid, que sí fichó en el mercado estival (y se nota), se les está escapando en la clasificación.
En el lado de los culés, la llegada del delantero francés cubrirá una de las grandes carencias del Barça: la delantera. La salida de Luis Suárez al Atlético de Madrid ha dejado vacío un espacio que el danés Martin Braithwaite no cubre. La no presencia de un delantero centro está provocando que el rendimiento de Lionel Messi se resienta y los números del argentino así lo confirman. Con la llegada de Benzema, Ronald Koeman podrá fijar un sistema 1-4-3-3, el que está en el ADN del Barça, el que quiere la afición y que se adapta mejor a la confección de la plantilla.
Por su parte, el Real Madrid ha apostado por Griezmann para potenciar una mayor verticalidad tanto detrás del punta como, si fuese necesario, desde la banda derecha. La estrategia de los merengues es clara: necesitan dar importancia a Luka Jovic, un delantero por el que se pagaron 60 millones de euros, en el que el cuerpo técnico ve potencial pero que necesita de un incentivo para sentirse importante en esta temporada en vistas de la llegada desde Francia de nuevos ocupantes para ese puesto en la próxima temporada.
Una operación sorpresa que busca principalmente el resurgir de elementos importantes de las dos plantillas y que es la demostración de que, cuando hay intereses compartidos, la rivalidad queda a un lado. Una operación que deja muchas incógnitas de cara al futuro. Una operación sorpresa que trasluce una palabra repetida: INOCENTE, INOCENTE.