La siempre cuestionada Real Federación Española de Fútbol (RFEF), inmersa a lo largo de su historia en incontables casos de dudosa legalidad y en actuaciones clientelares y de nula transparencia en su gestión, será profundamente reformada de arriba abajo y de abajo arriba gracias a la impresionante presión ejercida por las jugadoras de la selección femenina de fútbol, que como una piña han actuado unidas hasta el final después de años de agravios y desavenencias nunca atendidas por parte de una institución, la federación de fútbol, que tiene actualmente a su ya ex presidente, Luis Rubiales, investigado por la Audiencia Nacional por los presuntos delitos de agresión sexual y coacciones contra Jenni Hermoso, jugadora de la selección que el pasado agosto se proclamó campeona del mundo en Sídney.
De forma agónica sólo dos días antes del trascendental encuentro de Nations League contra Suecia que da el pasaporte para las olimpíadas de París 2024, las jugadoras de la selección femenina de fútbol, la federación y el presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), Víctor Francos, como mediador, han logrado un acuerdo histórico bien entrada la madrugada de este miércoles, por el que la cúpula de la entidad que rige el destino del fútbol en España será profundamente reformada y se atenderán las demandas que siempre han reivindicado las jugadoras, incluso antes de lograr este verano el Campeonato del Mundo de Australia y Nueva Zelanda.
El acuerdo conlleva la destitución inmediata de varios altos cargos de la federación y el seguimiento del acuerdo en una comisión mixta tripartita
De este modo, el Gobierno, que ha actuado de mediador entre jugadoras y federación, se compromete a promover con carácter inmediato los profundos cambios estructurales que demandan las actuales campeonas del mundo. Esto implica que el secretario general de la RFEF, Andreu Camps, será destituido de forma inmediata y también encaran la puerta de salida el director de integridad de la federación, Emilio García Caba, y el director de marketing, Rubén Rivera.
La creación de una comisión mixta tripartita, que contará con representantes del CSD, de la federación y una representación de las propias jugadoras será la figura clave que se encargue de supervisar el cumplimiento de lo acordado, con el objetivo de que las futbolistas puedan asegurarse que todos los acuerdos alcanzados en la reunión se lleven a cabo sin dilación.
Mientras, dos jugadoras convocadas para el partido del viernes, Mapi León y Patri Guijarro, dos de las ’15 rebeldes’ iniciales, han decidido abandonar la concentración en el complejo Oliva Golf de Valencia de forma voluntaria después de obtener el compromiso de no ser sancionadas por parte de la federación de fútbol. El resto de jugadoras seleccionadas por Montse Tomé, 21 en total, han decidido disputar el decisivo partido frente a Suecia después del compromiso del Gobierno. Disputarán su primera sesión de entrenamiento este miércoles por la tarde, apenas 48 horas antes del partido que disputarán en Gotemburgo.
La selección masculina, ajena a todo
Este histórico triunfo reivindicativo de las jugadoras de la selección española de fútbol se ha producido sin la más mínima aportación de apoyo por parte de sus compañeros de la selección masculina, que desde un primer momento se desentendieron del problema como si a ellos no le afectara también, después de que ambos seleccionadores, Jorge Vilda en el equipo femenino y Luis de la Fuente en el masculino, aplaudieran reiteradamente la bochornosa intervención del ya ex presidente de la federación de fútbol, Luis Rubiales. Vilda fue destituido por el presidente interino Pedro Rocha, gracias a la presión de las jugadoras. De la Fuente se mantiene en el cargo tras pedir disculpas por los aplausos a Rubiales, algo que también hizo Vilda con resultado bien diferente por su parte.
Ninguno de los jugadores de la selección masculina ha mostrado públicamente su apoyo al proceso judicial emprendido por Jenni Hermoso ni tampoco a las reivindicaciones de sus compañeras del combinado nacional. Sólo el bético Borja Iglesias renunció públicamente a seguir vistiendo la camiseta nacional hasta que no se efectuasen los cambios profundos y estructurales demandados por las futbolistas.