El auge de este tipo de competiciones electrónicas propicia que, inexorablemente, acaben convirtiéndose en una disciplina olímpica de pleno derecho.
Los deportes electrónicos llevan casi dos décadas creciendo de manera brutal. Hasta el punto de que, a día de hoy, ya superan en audiencia a algunas disciplinas tradicionales. No es para menos: ya son casi 600 millones de espectadores anuales en todo el mundo. Y la cifra no deja de aumentar. El cambio generacional y el avance de la tecnología han propulsado este tipo de competiciones, hasta convertirlas en un espectáculo de masas; al menos, en algunos de sus videojuegos más conocidos.
Y es que los eSports son, precisamente, eso: competiciones entre equipos formados por expertos en un videojuego en concreto. Entre ellos, destacan títulos como League of Legends, Dota 2, CS:GO, Valorant, …. Cada uno de estos juegos tiene sus propias ligas y torneos, designando a ganadores que pueden conseguir premios millonarios y tienen patrocinadores de primer nivel. Al menos, en las competiciones internacionales, dado que, cada vez más, también hay otras de carácter regional o local.
La preocupación por el seguimiento de los Juegos Olímpicos
Tal vez resulta algo complejo entender, precisamente en estos días, que los JJOO estén perdiendo seguidores. Con la edición de París en pleno desarrollo, el bombardeo de noticias es constante y parece que nadie pueda ser ajeno a lo que está ocurriendo allí. Pero lo cierto es que, en los últimos años, este evento mundial ha perdido mucho fuelle a nivel de audiencia. Los intentos por recuperar la atención de tiempos pasados, añadiendo nuevas disciplinas más modernas, como el Skate, el Breakdance o la escalada, no han creado el efecto esperado.
En cambio, los eSports siguen ganado terreno en lo que se refiere a espectadores. Y el COI, que no es ajeno a la situación del deporte actual, lleva tiempo valorando tomar medidas drásticas. Sabe bien que sin audiencia no ha patrocinadores. Y eso podría afectar a la continuidad de la celebración de futuras ediciones. Parece que las nuevas generaciones no están tan interesadas por el resultado de una competición de remo, de lanzamiento de peso o de marcha. Bien, habrá excepciones, claro. Pero no tiene tanta repercusión en círculos que cada vez son más amplios y más influyentes en el mundo de las ventas.
Por el contrario, lo digital despierta mucho interés. Incluso es segmentos de edad más amplios. Las tendencias actuales también son catalizadoras de una preferencia por todo aquello que está disponible en el entorno web; especialmente, si se refiere al ocio. Ya sea para buscar tragaperras online gratis, disfrutar del contenido multimedia en streaming o el uso de las populares redes sociales, entre otros ejemplos.
El COI ha tomado una determinación
Con este panorama, la integración de los deportes electrónicos en el ámbito olímpico era cuestión de tiempo. Esta idea se barajaba desde hace menos de una década, pero cogió fuerza en 2022, cuando se decidió poner en marcha las Series Olímpicas de eSports para el año siguiente. Se trata de un conjunto de eventos (competiciones) de deportes virtuales que, pese a no coincidir con las ediciones de los demás certámenes, sí mantienen el sello de oficialidad del COI. Pero, ahora, se ha dado un paso aún más importante. En las pasadas semana se ha llegado a un acuerdo para crear los Olympic Esports Games.
Esta vez, se tratará de un evento 100% olímpico, aunque no coincidente con las ediciones habituales, y que tendrá estructura propia. Así lo ha decido el propio Comité en su 142º congreso. No habrá que esperar mucho para asistir al primero de estos acontecimientos, ya que se ha programado para el año que viene. Y su sede será Arabia Saudí. Se trata de una evolución que permite dos grandes avances.
Por un lado, la incorporación de los eSports al ámbito del olimpismo oficial; por otro, una aproximación a lo que muchos están esperando: que coincidan en el tiempo y el espacio ambos eventos: las competiciones clásicas y las digitales. No ha podido ser en París, pese a que algunos rumores apuntaban en esta dirección. Y, quizás, sea prematuro pensar que puedan estar presentes en Los Ángeles 2028. Pero lo que parece bastante claro que este camino ya no tiene vuelta atrás.