Cuando a un entrenador se le ocurren ideas geniales, malo. El fútbol es de los jugadores, dirigidos bajo un estilo que se acomode a lo que esos jugadores pueden dar, pero es de ellos. Si no quieren jugar porque ese día no les apetece, si no tienen calidad suficiente, si no se conocen, si no tienen capacidad física, si no tienen la mente en el fútbol o están quemados, si el paso de la edad es inexorable, ya les pueden poner la mejor disposición táctica, sobre el papel, que eso no va a funcionar nunca. Sí puede pasar que un entrenador pueda modificar, para bien o, casi siempre, para mal, un partido, una serie de partidos, por una decisión técnica.
Carlo Ancelotti descubrió que pegando un cerrojazo y lanzando balonazos al Mahatma del fútbol ganaba partidos. Cerrojazo no, los que saben dicen que es el arte de bloque bajo. Su acierto ha sido colocar a algunos verdaderos troncos a defender y a dos o tres con calidad a ver qué pasa. De momento los resultados dicen que han pasado cosas buenas, pero eso podría cambiar. Su acierto jugar respecto a los jugadores que tiene.
Pep Guardiola, quien parece que ha inventado el fútbol, se ha adaptado en muchas ocasiones a los jugadores que tenía, bajo una idea de defender con el balón y agobiar en la presión al rival. Cientos de millones se ha gastado en tener los jugadores apropiados para jugar a eso. Con otros jugadores no lo podría haber hecho. Habría que ver qué haría bajo otros condicionamientos económicos.
Luis Aragonés era el maestro del contragolpe como idea, pero acabó inventando el tiki-taka porque se adaptó a los jugadores que tenía a su disposición en un momento dado. Con su idea no lograba el éxito en ese momento, sí en otros cuando tenía jugadores para ello o tomaba otro camino debido a la ausencia de ciertos perfiles. Por eso fue tan grande.
El problema llega cuando a los entrenadores les da por inventar o insistir en ciertas ideas que se demuestran erróneas porque el tipo de jugadores que tienes no encajan ahí. Algo que le está pasando al Cholo Simeone. El cholismo era luchar mordiendo en cada balón y esperar a que los buenos cazasen alguna. 4-4-2 para poder juntar líneas y no dejar demasiados espacios al rival. Lo hacía así porque tenía jugadores para eso. Ahora se ha empeñado en el 5-3-2, o 3-2-3-2 porque piensa que tiene los jugadores para jugar a eso y no a otra cosa. ¿Realmente tiene jugadores para eso?
Si tiene que reconvertir a dos extremos en interiores o carrileros, no consiguiendo sus mejores prestaciones, igual debería pensar alternativas. Si juega con tres centrales pero no tienes los jugadores necesarios, por calidad o edad, igual debería pensar en otra cosa. Si tiene que hacer cinco cambios que son recambios porque ha deslabazado al equipo, igual debería pensar más antes de cambiar jugadores. Si hay jugadores que no están física o mentalmente, igual debería establecer otras jerarquías. No puede pedir una plantilla amplia y seguir tropezando con la misma pierda. Debería pensar qué jugadores tiene y qué combinación de ellos le puede llevar a ganar. Devolver el fútbol a los jugadores y no encerrarlos en sistemas/ideas locas.