¿Habrá nacido otra estrella?

15 de Abril de 2025
Actualizado a las 22:13h
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¿Habrá nacido otra estrella

De sangre colombiana, nacida en España y teniéndose que ir a vivir a los pocos años de nacer con su madre a la casa de sus abuelos en el barrio del club donde actualmente juega, el EF Carabanchel. Distrito humilde, pero con un gran sentido de la identidad, una cárcel de gran reputación, un Manolito Gafotas que lejos de parecer pretencioso, logra eso entrañable en unas palabras que podrían evocar todo lo contrario al presumir que su barrio era el mejor barrio del mundo mundial, como ella, Daniela Castillo García, que entrando de lleno en un sistema aparentemente cerrado, la casa de sus abuelos, se haría con los elementos necesarios para salir adelante de una entidad cerrada que más allá de parecer un impedimento le otorgaría las cualidades óptimas para escapar de, una “cárcel” que por sus características también podríamos tachar una de gran reputación, pero que de alguna manera podríamos denominar mejor como una libertaria.

¿La estructura? O en este caso, la carcasa. La constitución física y una, a pesar de su constitución espigada, inaudita rudeza, de una niña que al golpearla casi parecería más bien que estas chocando con una roca. Y, ¿su celda? Una habitación con historia, una línea ancestral oculta, la de un sueño antiguo, como pueda suceder en la saga de “Gladiator”, donde esa idea de una Roma justa que dejó a medias Marcó Aurelio y que, pasando desde su sucesor espiritual, el general de su ejército que intentó derrocar, tras la muerte del emperador, a aquel en quien recayó su poder, en las manos de su codiciado hijo biológico Commodo, que tras una pelea en la que acabó con la vida de ambos llegó a manos de su nieto, Lucio, pues igual pero la humilde historia deportiva de su abuelo.

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La de un hombre que en su día fue un gran portero jugando en equipos como el Puerta Bonita y llegando hasta el Fuenlabrada, con una gran trayectoria que fue cortada por los designios de la vida, las lesiones y el formar una familia. Una idea como otra cualquiera pero que ya sea por valoraciones de terceros, sensaciones propias, se instaló en él como si fuera parte de su verdad, como si se tratara de una línea paralela en su imaginación que le hace creer que si hubiera hecho las cosas de otra manera hubiera llegado mucho más lejos.

Hablamos de una línea cortada que debió instalar de manera inconsciente en las celdas, habitaciones de sus dos hijos. Quien depositando su esperanza en ellos, de forma más intensa en su hijo mayor, el tío de Daniela, quien ganó dos campeonatos sucesivos con su equipo, en Alevines, con el San Viator, pero el siguiente año quedaron segundos, un año en el que el primero de cada comunidad autónoma jugaría el campeonato de España e igual ella, su hija menor, la madre, que, como si de un pasó más allá se tratara, que también en Alevines, sí que llegó a jugar ese campeonato, pero ambos, a partir de ahí fueron de mal en peor, ya nada. Hasta que años después, tras emanciparse su tío fue cuando, lo que podría ser segunda oportunidad para los tres, una tercera para la historia, entró en su habitación Daniela.

Dejó aquel espacio libre, para empezar un camino quizás menos condecorado a corto plazo y menos visible, cuando cautivado  por aquel contraste entre grandeza y dolor provocado por aquella línea cortada comenzó, haciendo acopio al otro plato de la balanza, el que es más propio de la rama de la figura femenina, la investigación de ese camino de lo interior que, también en su día empezó sin llegar de nuevo a gran cosa, su madre la abuela de Daniela, que dejó en su día su pueblo atrás, Navalcarnero, por ir a la gran  ciudad, Madrid, a estudiar las ciencias ocultas de la mente, la carrera psicología. Un espacio abstracto cuyo idioma se comprende a través el lenguaje de la metáfora, de ahí que, equiparando ese espacio liberado a una habitación de una prisión, nos encontraríamos, a su lado, la celda contigua, la habitación de su compañera de vida, la de su madre, quien colocando a su vez un plato interior en la rama de balanza de lo físico, el de lo interior físico, las habilidades físicas y que, sin tener a ciencia exacta la historia entera de sus antepasados, afirma que cree venir de familia de grandes deportistas, certeza que adquiere al experimentar en sus propias carnes con la gran velocidad que alcanzaba siendo capaz de dejar muy atrás al pelotón en una maratón aportándola así a la jugadora una gran resistencia y potencia física, además de mejorar con clases profesionales su técnica y cambiar su dieta actual por una de deportista de élite, añadiríamos ese otro plato dentro de lo no físico, el de lo exterior emocional, el sistema, quien ejerciendo también de Psicóloga sistémica, otra manera de aportar apoyo emocional, reestructura para ella su sistema familiar, el que en su día no supo actuar cuando se torcieron las cosas y que, aprovechando el estar tan dentro, puede regularlo, transformándolo poco a poco y convirtiendo a sus padres, los abuelos, en sus mejores fans.

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Y, luego está el otro plato, el interior, interior, de la balanza, el de lo puramente emocional, que tras las mil y una formas que ha cobrado su investigación en este campo, finalmente empezó a plasmarse en un libro, un manuscrito que lleva escribiendo desde hace casi más de 15 años y que sin saberlo, le llevaría a escribir este artículo, lo que sería justo su capítulo actual de su obra, una forma muy casual de, pasando por todo lo que había pasado, rebuscando todo lo que había rebuscado, retorciéndose la cabeza para hallar la manera de explicarlo, pasar además por todo lo escrito en su obra, incluso por las palabras de este mismo escrito y llegar hasta aquí, digamos, no juntos, compartir, al caer de lleno en la otra mitad de su plato, en su habitación en distinto momento, Daniela, y aunque ella por el sistema abarcase la balanza completa, poder decir así ambos, ella y su tío, que están compartiendo un mismo, atemporal, hueco, y de momento, un sueño.

Hasta que, como si aquel escollo familiar brotase de repente y darle la oportunidad a su tío de plantear al editor de esta sección el hacer este artículo, ella sería convocada para entrenar con las mejores jugadoras de la comunidad en la selección Madrid para la preparación para jugar el campeonato de España. Y aunque fuese para el entrenamiento número 11, el último, y no se llegasen a conocer los datos exactos del porqué tan tarde, fue finalmente seleccionada, siendo una jugadora de un club de barrio humilde, dentro de las 14 de 18 que formaban el primer elenco junto a jugadoras de los grandes clubs, del Atlético de Madrid e incluso del Real Madrid.

A punto de cumplir sus 12 años, jugando con el dorsal 12, en la sub 12, el día 12 de abril jugando en cuartos de final contra la contra la Selección de Extremadura, en lo que hasta ahora habían sido quiero y no puedo, empezando en el banquillo todos los encuentros y devolviendo la esperanza a todos, revolucionó un partido en el que iban perdiendo uno a cero, propiciando la primera jugada que empató el marcador, dando al palo en un tiro que podría haberlas puesto por delante y dando un pase a la que daría la asistencia para el segundo gol y así ganarse el paso y con ello la titularidad en la semifinal y final.

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Porque, perdieran o ganaran el campeonato, visto como un final, volvería a ser, sí un paso más en la historia de aquella familia, pero solo eso, en cambio, pero si por el contrario lo encuadramos como un comienzo, como, al igual que el propio campeonato, una serie de partidos que forman un propio camino en el que va a más, una repetición año tras año, en el que cada año es un paso más, pero dentro del camino de la grandeza de grandezas, entonces también, junto a una familia que ya reparada lo quedaría definitivamente, a un club que gracias a ella ha hecho historia teniendo a la primera jugadora seleccionada, lo sería aún más siendo reseleccionada e incluso, a lo mejor, con una mayor profundidad alcanzada y mayor visibilidad de la obra de su tío, puede que se convierta en esa estrella, y aunque no lo podamos aún afirmar a ciencia exacta, ya a día de hoy podríamos decir sin pretensiones, incluso al leer estas palabras que le dan un mayor sentido al hecho de que haya conseguido lo más grande que puede alcanzar, en condiciones humildes, una jugadora de esta edad, que, al igual que Manolito Gafotas, es la mejor jugadora del mundo mundial y además corear: ¡CAMPEONES! ¡CAMPEONES! ¡OEOEOEEEEEEEE!

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