La calidad individual de sus jugadores y el excelente nivel como equipo, han llevado a Francia a lograr la segunda Copa del Mundo de su historia. Si embargo, el mundo ayer tarde respiraba hondo para apoyar desde el corazón a una Croacia que lo dio todo en el Mundial de Rusia 2018.
El mundo estuvo con Croacia durante unas horas porque los aficionados del deporte rey soñaban que, por una vez, los pequeños pudieran llegar a conseguir la copa del Mundo.
La crónica
Una nueva estrella para la ‘bleu’, a costa de una Croacia entregada hasta desfallecer y que no desistió de su esfuerzo a pesar de haber ido siempre por detrás en el marcador (4-2). Los ‘chicos de la guerra’ pueden sentirse orgullosos de lo que han hecho y lo que han demostrado, como un gran ejemplo de lucha y entrega para un país de poco más de cuatro millones de habitantes y 95.000 licencias de fútbol (España tiene casi diez veces más).
La final de Rusia 2018 entrará en la historia de los mundiales por la puerta grande. Es un ejemplo de lo que debe ser el fútbol, en un partido en el que no faltó prácticamente nada: entrega, calidad, goles, deportividad, afición… y, de nuevo, el VAR que ‘pitó’ un penalti, al menos, discutible.
Como guinda, el segundo título mundial que consigue Didier Deschamps con la ‘bleu’. El primero, como jugador de una mítica selección que logró el título en su casa en 1998 y, ahora, como seleccionador de Francia en Rusia 2018. Un lugar de honor en la historia de la Copa del Mundo, por méritos propios.
Croacia luchó desde el principio
La selección de Croacia fue la verdadera protagonista de la primera parte, en la que los balcánicos lucharon sin tregua y los franceses hicieron menos de lo justo, pero suficiente para llegar al descanso por delante del marcador que no reflejaba lo ocurrido sobre el terreno de juego.
Didier Deschamps entra en la historia al ganar un mundial como jugador y otro, veinte años después, como seleccionador francés
Croacia soportó el peso del juego, con un ataque sin tregua que llevaba peligro a la portería de Lloris de forma continua. Los números ‘cantan’ y señalan siete ocasiones de Croacia por una de Francia durante la primera mitad del encuentro. Eso sí, máxima rentabilidad para el equipo que dirige Didier Deschamps, con apenas un par de opciones en el saque de un córner y el lanzamiento de una falta.
Croacia lo hacía prácticamente todo, incluso marcar el primer gol del encuentro, que fue a parar al casillero francés. Pasado el primer cuarto de hora de juego, Antoine Griezman saca una falta inexistente presuntamente cometida sobre él y Mario Mandzukic peina lo suficiente como para despistar a su guardameta Danijel Subasic, que nada pudo hacer para evitar que el balón se colase en su portería (1-0).
Pero los chicos de la guerra demostraron de qué pasta están hechos y el gol en contra no les amedrentó lo más mínimo. Continuaron atacando y jugando igual que lo habían hecho desde el comienzo, mientras Francia apenas aparecía lo justo y casi no se dejaban ver jugadores como Griezman –sólo algún saque a balón parado– Mbappe, Umtiti o Giroud.
El empate llegó diez minutos después, cuando Perisic culminó de cabeza después de varios intentos delante de la portería de Lloris, tras el saque de una falta a cargo de Modric (1-1).
El VAR fue decisivo en una jugada que llegó unos minutos después, tras un córner que botó Griezmann, cuando el balón golpeó en la mano de Perisic. El árbitro no tuvo clara la decisión, porque la jugada era interpretable, pero se lavó las manos con el VAR y señaló el punto de penalti. Griezmann transformó con un gran lanzamiento que engañó a Subasic y colocó el balón al lado opuesto al que se tiró el portero croata (2-1).
Croacia presionó durante los últimos minutos previos al descanso y creó varias situaciones de peligro, no en vano tuvo más de sesenta por ciento de la posesión del balón y siete ocasiones claras, por una de Francia.
Aparece Francia
Francia dio un paso al frente tras el descanso. La selección gala había dejado la iniciativa a los croatas, consciente de su gran calidad y de que eran capaces de resolver a su favor la final, como así fue.
Griezman, Pogba y Mbappe aparecieron en escena, aunque Croacia continuaba al mismo nivel que en la primera mitad, pero los galos conseguían crear más ocasiones de peligro. Fruto de ellas llegó su tercer tanto, apenas al cuarto de hora de la reanudación. Pogba remató al fondo de las mallas, tras un rechace de un disparo suyo anterior, que vino tras una jugada con varias ocasiones en el área pequeña croata (3-1).
Los ‘chicos de la guerra’ tuvieron diez minutos de caída, en los que les faltaron ideas y empezó a hacerles mella el titánico esfuerzo realizado hasta entonces. Un nuevo tanto de Francia, poco más de cinco minutos después del anterior, parecía darles la puntilla y sacarles del todo del partido. Mbappe, tras un magnífico control al recibir en la frontal del área balcánica, lanzó el balón ajustado al poste derecho para marcar y acabar de hundir a Croacia (4-1).
Pero el portero Llorís cometío, cuatro minutos después, un grave error al tratar de controlar el balón delante de Mandzukic, lo que aprovechó el delantero croata para meter su pie y enviar al fondo de las mallas (4-2).
Croacia seguía viva y parecía resurgir de sus cenizas y creerse que podía conseguir la hazaña en los veinte minutos que restaban de partido. Un gol rápido podía meterles en el partido y darles la opción de llegar a la prórroga. Lo intentó con todas sus fuerzas, aunque ya eran pocas, muy pocas.
Fue sólo una ilusión. Volvió a imponerse la realidad de una selección francesa con jugadores de extraordinaria calidad y gran futuro, que volvieron a controlar la situación para llegar al final del partido en una explosión de alegría por volver, de nuevo y tras veinte años, al firmamento del fútbol mundial con el brillo de una estrella más.
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